¿Podrá el Papa Francisco evangelizar a la Iglesia?
En la vida de la Iglesia, tal como se viene desarrollando desde tiempo inmemorial, se observan muchos influjos paganos y feudales, alejados del pensamiento bíblico y cristiano. Lo que ha hecho que se difunda en ella una espiritualidad trascendental muy alajada de la sociedad. Puede decirse que la cúpula de la Iglesia, cardenales y obispos, forman un ghetto inaccesible.
La espiritualidad cristiana, evangélica y liberadora que sigue a Jesús, asumiendo su causa, no es posible viviendo alejados del clamor del pueblo. Nos tiene citados en la sociedad, al lado de sus víctimas: los trabajadores en paro, las familias sin hogar, los que no tienen acceso a la salud y a la educación... Desde estos materiales el Dios que se reveló en Jesús nos llama a todos a la construcción de una Humanidad nueva. Ninguno podemos abdicar de nuestra colaboración porque la labor es inmensa. Todo el mundo necesita de ser liberado de algo, aunque muchos digan que no necesitan ser liberados de nada ni siquiera de la culpa de lo que han hecho mal.
Particularmente, Santidad, la jerarquía de la Iglesia no puede dejar al margen en su misión evangélica una denuncia audaz y profética de los males que está produciendo en el mundo la economía neoliberal. El Concilio Vaticano II, en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, ha dejado claro que "el hombre/mujer es el autor, el centro y el fin de toda actividad económica" (GS 63).
Esta es la referencia más decisiva de la moral cristiana en relación con la economía. El valor del hombre/mujer constituye el origen y el objetivo de todo compromiso social del cristiano. El Papa Juan XXIII lo ha subrayado de una manera expresa en su encíclica Mater et Magistra: "El principio capital, sin duda alguna, de esta doctrina,
afirma que el hombre y la mujer son fundamento, causa y
fin de todas las actividades sociales: el hombre,
en cuanto es sociable por naturaleza y ha sido elevado a un orden sobrenatural.
De este trascendental principio, que afirma y defiende
la sagrada dignidad de la persona, la Iglesia, con la
colaboración de sacerdotes y seglares competentes, ha
deducido en el último siglo(XX) una luminosa doctrina social para ordenar las mutuas relaciones humanas de acuerdo con los criterios generales, que responden tanto a las exigencias de la naturaleza y de las distintas condiciones de la convivencia humana como al carácter específico de la época actual, criterios que por esto pueden ser aceptados por todos(MM 219-220).
El valor de la persona como horizonte referencial de la realidad económica ha sido expresado múltiples veces por el magisterio social de la Iglesia y constituye uno de los puntos más claros de la visión ética cristiana en relación con la economía(Pío XI, QA 17; Pablo VI PP, 34; GS, 64).
Se dice que el nuevo Papa ha elegido el nombre de Francisco por su devoción al santo de los pobres, San Francisco de Asís. Y para que la Iglesia vuelva a su pobreza evangélica. El que fuera cardenal de Buenos Aires (Argentina) es un hombre sencillo que viajaba en metro y autobús para moverse en Buenos Aires y hacía mucho por los pobres.
Cardenales de Roma
Cardenales de Roma,
Hermanos todavía
¿qué somos
si no somos
Pascua viva?
¿Qué celebramos
si no celebramos
toda la sangre en cada misa?
¡Ay de las Curias
sin romerías!
No me quites la sangre de los mártires,
del cáliz que alimenta mi osadía.
Si les priváis del Testimonio
¿qué les queda a los pobres de América Latina?
Roma, la misma Roma
¿qué sería
si callase en sus piedras la hermana sangre antigua?.
P. Casaldáliga
----Soy Rigoberta Menchú, y quiero pedirles ayuda para hacer justicia, la justicia necesaria para la dignidad de cada persona y de cada pueblo del planeta. Con ese objetivo trabajamos en la Fundación Rigoberta Menchú Tum. Por eso quiero contarles el caso de las familias del valle de Polochic.
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