Teología de I. Ellacuría



Capítulo IV

Carácter histórico-social de la salvación


I. La historia humana y su dinámica salvífica

Muy pronto, desde que comenzó sus estudios filosóficos al lado de Zubiri, Ignacio Ellacuría comprendió que la historia que viven los hombres es historia de salvación. Como ha escrito Gómez Caffarena, el jesuita vasco y salvadoreño, receloso ante los rodeos trascendentales de la Modernidad, que tantas veces se pierden en construcciones idealistas, supo elegir en Xavier Zubiri el guía de un método enraizado en la realidad. Método que propició su acercamiento a las ciencias modernas, de cuya influencia se beneficiaría también la teología de la liberación.

Ese enfoque de la reflexión le facilitó el acercamiento correcto a la conflictiva situación social e histórica de América Latina y explica su interés por muchos aspectos del análisis marxiano de la realidad. Pero en él la razón realista estuvo siempre al servicio del corazón cristiano, haciendo posible esa difícil simbiosis entre razón y corazón al estilo de Jesús de Nazarth.

Según Ellacuría, la teología de la liberación quiere demostrar que el evangelio es fuerza salvífica e histórica a la vez, asimismo considera una exigencia intrínseca del cristianismo llegar a ser una fuerza histórica, no por el rodeo de la cristiandad, sino como encarnación en la realidad histórica de los hombres. Esto se explica, porque el evangelio se lee siempre situadamente, es decir, desde un lugar, pero éste no será el adecuado, si no es preferentemente, el mundo de los oprimidos.

Lo que explica a la vez que la comprensión y la práctica de la fe cristiana se vea afectada en Ellacuría por el problema de la historicidad de la salvación; en efecto, él considera que este es un problema sin resolver lo mismo en el primer mundo que en el tercero y que preocupa al Magisterio y disciplina de la Iglesia. Por eso vuelve sobre el tema repetidamente.

Con toda rotundidad dice que los que hacen de la salvación un asunto privado de cada uno con Dios, convierten la fe en un individualismo elitista, que nada tiene que ver con la fe cristiana. Son los repetidores del viejo esquema de que para alcanzar la perfección hay que liberar el alma del cuerpo.El carácter histórico y social de la salvación y de la fe cristiana no admite esta estrechez interiorizante e individualista, afirma sin vacilar Ellacuría fiel a su profesor de Escrituras Alonso Diaz.

La fe, escribe este escriturista, es un compromiso y respuesta a Dios de construir el mundo y el hombre nuevo de acuerdo con el plan divino. Pero esto sólo es posible, "si uno asume la historia humana como suya, como su asunto, como su esperanza o su tragedia. No es posible, si uno se desentiende de la historia y de los que sufren, pensando que lo importante es resolver el caso individual y salvar el alma. El individualismo de la salvación es la negación misma de la fe en Jsucristo".

Pero ¿qué se entiende por historicidad de la salvación? Para dar respuesta a esta pregunta, Ellacuría distingue entre los que se preguntan por el carácter histórico de los hechos salvíficos y los que se preguntan por el carácter salvífico de los hechos históricos: a los primeros les preocupa, sobre todo, fundamentar históricamente, es decir, constatar objetivamente los hechos fundamentales de la fe, desde la resurrección de Jesucristo y sus milagros hasta los acontecimientos salvíficos del Antiguo Testamento.

A los que se preguntan por el carácter salvífico de los hechos históricos, les interesa, primordialmente, saber qué hechos históricos son salvadores o reportan salvación y cuales no, es decir, qué hechos del hombre hacen presente a Dios y su salvación.

Él (lo mismo Metz) se decanta por la segunda perspectiva, si bien ninguna de las dos es excluyente; la segunda ciertamente presupone la primera. Con esto la teología de la liberación quiere retomar y repensar el problema de la relación entre salvación cristiana, que se considera la misión de la Iglesia y de los cristianos en cuanto tales, y la liberación histórica que incumbe a los Estados, clases sociales y ciudadanos.

Ahora bien, no se trata de revivir el problema por mero prurito intelectual, sino que se pretenden dos cosas fundamentales para la teología y la liberación de los pueblos: primera, hacer luz en una cuestión que se considera importante para la comprensión de la fe y la eficacia de la praxis cristiana, especialmente en el Tercer Mundo y, particularmente, en América Latina.

Segunda, responder a los que se oponen a la teología de la liberación, que quiere repensar la revelación y vida de la Iglesia en función de la salvación-liberación de los pobres, a la vez que se propone renovar el pensamiento, la espiritualidad y pastoral cristinos. Ellacuría lo mismo que Metz, Gustavo Gutierrez y en general la teología política y la de la liberación, entienden la salvación en las condiciones históricas y políticas que viven los hombres; por eso en la reflexión teológica, como acto segundo que es, se proponen pensar la fe en la acción liberadora.

Es cierto que la liberación que viene de Cristo va más allá de la liberación histórica y política, pero se transmite y se realiza en hechos históricos y políticos liberadores, que actúan como mediación de la salvación.

Bibliografía
J. Gómez Caffarena 'Unas pinceladas como semblanza',en
AA.VV. Pasión por la libertad. Homenaje a Ignacio Ellacuría (Estella 1994)13-16.
I. Ellacuría, 'La fuerza histórica del evangelio', en RLT
1990, 5-8; J. Alonso Díaz, Fascículos bíblicos 35 (PPC) 24
I. Ellacuría,'Historicidad de la salvación cristiana, en Mysterium liberationis I, 323-324; G.Gutierrez, 'Praxis de liberación y fe cristiana', en R, Gibellini, La nueva frontera de la teología,
(Salamanca 1997) 31-35
-www.porunmundomasjusto.com


---Virtudes públicas o laicas
en José Ortega y Gasset
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