Nuestra espiritualidad (P. Casaldáliga)

Las actitudes de Jesús
(Cont.)
El obispo Pedro Casaldáliga resumía la existencia de Jesús en siete actitudes fundamentales y luego, decía: el Espiritu y nuestra esperitualidad írán redondeando su rostro en nuestro rostroa, su Vida en nuestra vida. Vimos las tres primeras: 1ª Encarnación, 2ª Fidelidad en el servicio y 3ª Comunión/Comunicación.(Puede verse el domingo anterior).
4ª Libertad de pobre o pobreza de libre: Las dos actitudes son "convertibles": ¡nadie es libre si no es pobre, nadie es pobre si no es libre!
"Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reposar la cabeza" (Lc 9, 58). "Jesús, hombre libre" es el título de un libro de Christiand Duquoc.
Jesús nació pobre, de una familia trabajadora pobre, vivió como pobre y entre los pobres y se situó siempre en la perspectiva de los pobres y en sintonía (verdaderamente revolucionaria) con los intereses vitales de los pobres.
Fue libre ante la ley civil y religiosa, ante el poder, ante la familia y los discípulos, ante el propio pueblo, ante la muerte. "Nadie me quita la vida, yo la doy (Jo 10, 18), Subvertió libremente el "orden social y religioso establecido".
5ª Novedad: Irreductible, utópica, trascendente y escatológica, pero diaria también; que valoriza "lo que sale de dentro" de un corazón nuevo, y no lo que brota de la imposición o de la rutina. "Vosotros oísteis lo que fue dicho...pero yo os digo" (Mt 5).
"Nadie jamás habló como ese hombre" (Jo 7, 46), ponderaban incluso los guardias de templo. Las personas quedaban admiradas con sus enseñanzas, porque Jesús hablaba con autoridad (Lc 4, 37), y no como los rutineros legalistas maestros de Israel.
Jesús propone un orden de valores que subvierte el viejo orden, un nuevo tipo de relaciones humanas y un nuevo y un nuevo tipo de relaciones humano-divinas.
A partir de él la humanidad puede verse "diferente" y puede verse "diferente" el propio Dios. En él y por él se ofrece, como don y como propuesta, "un nuevo cielo y una nueva tierra" (Ap 21, 5).
Danos tu paz
Danos, Señor, aquella paz extraña
que brota en plena lucha
como una flor de fuego,
que rompe en plena noche
como un canto escondido;
que llega en plena muerte
como el beso esperado.
Danos la paz de los que andan siempre,
desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.
Aquella paz del pobre
que ya ha vencido el miedo.
Aquella paz del libre
que se afferra a la vida.
La paz que se comparte en igualdad
como el agua y la Hostia.
Aquella paz del Reino que está llegando,
inviable y cierto.
Danos la Paz, la otra Paz, la tuya.
Tú que eres nuestra Paz.