La misa es Eucaristía, acción de gracias

La palabra griega “ευχαριστια” (Eucaristia) está compuesta por el prefijo “eu” que podemos traducirlo como “bien, bueno, agradable” (por ejemplo, el término Eutanasia: “tanatos” es muerte de ahí “tanatorio” el lugar de los muertos… y “eu” es buena. Por lo que se traduce como la buena muerte o muerte dulce) y el sustantivo “Xarij” que significa “gracia, encanto”. Ambos términos los traducimos hoy como “acción de gracias”.

¿Por qué usamos este término para referinos a la acción litúrgica que es memorial de la pasión y resurrección del Señor? El nº 1328 del Catecismo nos enseña: “Las palabras eucharistein (Lc 22,19; 1 Co 11,24) y eulogein (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman —sobre todo durante la comida— las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.” Si vamos a los relatos de la Última Cena vemos cómo Jesús mismo da gracias al Padre: “Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomad y comed, esto es mi Cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: ‘Bebed todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.” Por este motivo la Iglesia que originalmente se refería a la misa con la expresión “la fracción del pan” acabó utilizando la palabra “Eucaristía” para enfatizar que la esencia de dicha celebración es dar gracias a Dios por el don de su Hijo Jesucristo desde muy pronto, así por ejemplo, hay un testimonio de un escrito de S Ignacio, obispo de Antioquía del año 107 que instaba a su comunidad de Filadelfia: "Tened cuidado, entonces, de tener sólo una Eucaristía. Pues sólo hay una Carne de nuestro Señor Jesucristo, y un cáliz para mostrar en adelante la unidad de su Sangre; un único altar, como hay un solo obispo junto con los sacerdotes y diáconos, mis consiervos".

Hablar de Eucaristía es por tanto hablar de “Acción de gracias”. Y esto define lo que significa esencialmente la celebración de la santa misa: la Iglesia, que es el cuerpo, se une a su cabeza, que es Cristo, formando lo que llamamos “el Cuerpo místico” para dar gracias a Dios. ¿Recordáis que en el último escrito hablábamos que la Eucaristía es mucho más que un banquete o una fiesta y que la forma esencial es la oración? Pues entendiendo mejor el término eucaristía comprenderemos más claramente que a la misa no vamos a mirarnos unos a otros ni a un espectáculo que más o menos nos entretenga o divierta sino a dar gracias a Dios en primer lugar por su Hijo, Jesucristo y posteriormente por la Iglesia y por tantas bendiciones que nos regala cada día.

Hecha esta breve explicación nos ayudará a comprender mejor la dinámica, el “tempo” (que dicen los músicos) de la celebración eucarística. Comprenderemos la importancia central que tiene la Plegaria Eucarística dentro de la celebración. Entenderemos mejor que durante esa oración de acción de gracias (Plegaria Eucarística) el sacerdote en comunión con toda la asamblea se dirige al Padre y el pueblo de Dios congregado no está de oyente y mucho menos de espectador. El pueblo permanece durante toda la Plegaria Eucarística en una actitud orante. Esto es participación activa. No necesariamente se trata de hacer muchas cosas, de intervenir continuamente sino de poner en sintonía los corazones orantes para elevar nuestra acción de gracias a Dios Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. De aquí la importancia de que el sacerdote también comprenda que la Plegaria Eucarística no va dirigida a la asamblea sino a Dios Padre. El sacerdote se sabe voz de la comunidad para dirigirse al Padre actuando “in persona Christi” porque actúa en la persona de Cristo Cabeza asociándose a la Iglesia peregrina, la Iglesia purgante y la Iglesia triunfante, es decir la Iglesia cuerpo de Cristo. Así lo expresa el Concilio en el documento sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium en el número 7: “En esta obra tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa culto al Padre Eterno.

En los artículos sucesivos trataremos de desglosar ese “tempo celebrativo” comprendiendo un poco mejor cómo podemos estructurar la celebración y qué significa cada parte.

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