Mujer fuerte 2. María: Liberadora, heroína, antagonista y marginada

La segunda mujer fuerte del camarín de Guadalupe es María/Myriam, una figura clave en la historia de la Biblia hebrea. En ella han confluido diversas tradiciones que provienen de orígenes distintos para construir esta "imagen" única de mujer en la Biblia y en la historia de la antigüedad, una mujer que apenas ha sido valorada en tiempo posterior por los judíos y cristianos, por lo que tiene de autonomía, de autoridad propia, de protesta... Para recuperar a la Madre de Jesús, resulta necesario recuperar a esta María, que le da su nombre, y que en Guadalupe aparece como su predecesora y compañera:

1. María no es madre, sino hermana mayor, una mujer fuerte y liberadora; ella contribuye a la “salvación” de Moisés en las aguas del Nilo. Sin ella es imposible la historia de los hombres.

2. María es claramente la mujer animadora, la heroína de Israel, la que entona con Moisés (antes que Moisés) el canto de la liberación de los hebreos cuando pasan el mar Rojo. Sólo una mujer puede guiar de verdad a los hombres en el camino de la libertad.

3. Ella aparece después, al lado de Aarón, como antagonista y opositora de Moisés, protestando en contra de su exclusivismo (de su autoridad única); ella aparece oponiéndose así, como profetisa, a la dictadura masculina de Moisés (diciendo que también Dios le ha hablado).

4. Ella es finalmente la mujer marginada, tanto en la Biblia como en la historia posterior (en la tradición cristiana). Este final de su historia es tristísimo... La Biblia masculina la presenta como "leprosa" por haberse opuesto al liderazgo de mujer... Pero esa misma Biblia conserva su recuerdo con honor y venera su sepulcro.


Es bueno que ella aparezca en el Camarín de Guadalupe como antecesora y testigo de María, la Madre de Jesús. Es bueno que aparezca como figura y signo en el camino de liberación de las mujeres. Sigo ofreciendo el texto base de mi libro sobre las Mujeres de la Biblia Judía.

1. LA HERMANA MAYOR, QUE SALVA A MOISÉS

La historia de fondo es conocida. El faraón ordena que arrojen a los niños hebreos al Nilo, para que allí mueran, de manera que el río de la vida se convierte en tumba de muerte. Las dictaduras tienen miedo de los hombres (varones), porque les parece que ellos pueden rebelarse y así quieren matarles. Pero surgen unas mujeres al servicio de la vida, entre ellas la hermana de Moisés:

Entonces el faraón dijo a todo su pueblo: «Echad al Nilo a todo niño que nazca, pero a toda niña conservadle la vida». Pues bien, un hombre de la tribu de Leví tomó por esposa a una mujer levita. Su mujer concibió y dio a luz un niño; y al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. No pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de juncos y la recubrió con asfalto y brea. Colocó en ella al niño y lo puso entre los juncos a la orilla del Nilo. Su hermana se mantuvo a distancia para ver lo que pasaba.
Entonces la hija del faraón descendió al Nilo para bañarse. Y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del Nilo, ella vio la cesta entre los juncos y envió a una sierva suya para que la tomase. Cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: “Éste es un niño de los hebreos”.
Entonces la hermana del niño preguntó a la hija del faraón: «¿Quieres que llame a una nodriza de las hebreas para que te críe al niño?». La hija del faraón respondió: «Vete». La muchacha fue y llamó a la madre del niño. Y la hija del faraón le dijo: «Llévate a este niño y críamelo. Yo te lo pagaré». La mujer tomó al niño y lo crió. Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija del faraón. Él vino a ser para ella su hijo, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué (Ex 1, 22−2, 10).


Ésta es la historia novelada del nacimiento e infancia de Moisés, protegido por unas mujeres, la madre, la hermana, la hija del faraón:

La madre hebrea aparece como defensora de la vida. Primero se arriesgó a mantener vivo y oculto al niño, en contra de la ley del Faraón. Después le puso en manos de Dios (en el río) y le recibió de nuevo para criarle y entregarle después a la hija del Faraón. Así cumplió la primera norma humana, que es la maternidad al servicio de la vida. Más aún, llegado el momento del conflicto, prefirió “dar” al niño (ponerlo en manos de la hija del Faraón) antes que conservarlo retenerlo junto a sí con el riesgo de que le mataran.

La hija del Faraón pertenece al mundo de los dominadores, pero, en cuanto mujer, ella se apiada del niño abandonado y lo acoge como propio, mostrando así que el sistema de Egipto no está totalmente corrompido: en la misma casa del Faraón, entre sus hijos, se encuentra esta mujer que, por encima de la ley del padre, responde a los principios de la vida. En un primer momento ella parece una mujer de lujo y corte, rodeada de doncellas, ocupada en baños, a la vera del gran río. Pero, en un momento dado, ella descubre algo más grande: el niño amenazado por las aguas de la muerte.

La hermana es la primera "guía" de Moisés: ella vigila su cesta en las aguas, para ser luego mediar entre las dos madres (la hebrea y la egipcia). La tradición la identifica con María, que será hermana/compañera de Aarón, la primera profetisa de la libertad (cf. Ex 15, 20-21; Num 12, 1-15). Ella, con las otras dos mujeres, se encuentra en el principio de la liberación israelita. Externamente, aparece como niña que juega en torno al río, como joven ingenua que no sabe lo que hace. Sin embargo, el texto muestra que ella sabe y actúa como intermediaria entre las dos madres de Moisés: la israelita y la egipcia (la hija del Faraón).Ésta es la figura más perfecta de la "mujer hermana", que sabe mantenerse en el lugar del riesgo y así arriesga hasta su vida por la vida del hermano.

Conforme a la tragedia griega, Antígona, la hermana, debe rechazar las normas de su padre (o tío) gobernante, para así cumplir las leyes más profundas del amor fraterno y de la sangre, sepultando a su hermano muerto, a pesar de los dictados del monarca. Antígona y la hermana de Moisés representan el contraste que muchas veces surge entre el orden "natural' (divino) de la piedad fraterna y el orden político, impuesto por los hombres.


2. COMPAÑERA DE MOISÉS, HEROÍNA DE ISRAEL.

Estamos en el momento más solemne del Éxodo: los hebreos han cruzado a salvo las aguas del Mar Rojo, descubriendo así la mano magnífica de Dios. Desde el otro lado del mar, «Moisés y los israelitas» entonaron este canto:

Cantaré a Yahvé, Sublime es su victoria,
caballos y jinetes ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es Yahvé, él fue mi salvación.
Él es mi Dios, yo lo alabaré,
el Dios de mi padre, yo lo ensalzaré.
Yahvé es un guerrero, Yahvé es su nombre.
Los carros y tropa del faraón los lanzó al mar
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes… (cf. Ex 15, 1-17).


Conforme a la introducción actual del texto, los que cantan ese himno son Moisés y los israelitas (Ex 15, 1), que aclaman juntos la grandeza de su Dios. En ese sentido, se suele hablar del canto de Moisés, que habría expuesto aquí un compendio de la historia israelita. Pero, dicho eso, debemos añadir que éste es un canto femenino, de fuerte colorido materno, como indica el hecho de que al fin se diga que fue María, profetisa, la que tomó un pandero y entonó el canto y lo repitió con otras mujeres, en danza agradecida:


Entonces María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les dirigía diciendo: "¡Cantad a Yahvé, pues se ha enaltecido grandemente! ¡Caballos y jinetes ha arrojado al mar!" (Ex 15, 20-21).


Por eso, en principio, más que de Moisés, éste es un canto de María, que aparece como profetisa, hermana de Aarón, compartiendo con él una autoridad que la tradición posterior atribuye sólo a Moisés, y canta la gloria de Dios y la liberación del pueblo.

Ella, una mujer, es la que sabe proclamar las grandezas de Dios, siendo iniciadora de una liturgia de liberación, que se expresa con panderos y danzas, una liturgia de mujeres que le sigan y cantan y bailan. Estamos ante la más honda liturgia de Israel, centrada en un canto que es básicamente de mujeres gozosas, liberadas, que entonan la alabanza de Dios, proclamando y bailando su himno. Ciertamente, Moisés y los restantes israelitas pueden y deben asumir ese canto (Ex 15, 1), pero han de hacerlo siguiendo a la profetisa María y a las mujeres, que llevan el ritmo y repiten el estribillo.

María es aquí hermana de Aarón (no de Moisés), como indicando que la profecía (propia de ella) y el sacerdocio (que es de Aarón) han de estar unidos. Sólo en un momento posterior la tradición ha puesto esta canto en labios de Moisés (cf. Ex 15, 1), a quien presenta como mediador de la obra de Dios y representante de todo el pueblo. Pero en principio el himno ha sido de María, la primera profetisa y “teóloga” de la acción liberadora de Dios, que acompañada por otras mujeres, cantó la grandeza de Dios que “ha arrojado al mar caballos y jinetes”, es decir, a los egipcios (Ex 15, 1).

Como intérprete privilegiado de la obra de Dios, María dirige la liturgia y fiesta de aquellos que celebran el triunfo del Dios guerrero (Ex 15, 3), al que presenta, al mismo tiempo, con rasgos de madre: Dios hace que surjan (=nazcan, sean) los antes oprimidos, saliendo del horno de opresión de Egipto.

Ella, la hermana del sacerdote (su parentesco con Moisés, queda velado) entona inicia y dirige la liturgia de Dios, con un protagonismo que la tradición posterior ha ignorado o velado. Éste es el himno de una mujer que sabe que Dios destruye a los poderes del ejército más grande de este mundo (Egipto), sin necesidad de soldados ni de guerra. En el comienzo de la historia del Israel liberado encontramos la liturgia de una mujer (¡hermana de Aarón!), profetisa y cantora, que dirige la alabanza del pueblo.


3. ANTAGONISTA DE MOISÉS

Esta misma María aparece de nuevo unida con Aarón en el momento clave de la historia israelita, allí donde se recuerda, desde la perspectiva del redactor final de la Biblia, las tentaciones del pueblo que, de diversas maneras, se eleva contra el liderazgo de Moisés (cf. Núm. 10-20). María aparece así como antagonista y perdedora frente a Moisés, como profetisa y como mujer; pero es evidente que ella ha representado algo muy importante y positivo en esa historia:

María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer cusita que él había tomado por esposa. Así decían: «¿Es que Yahvé no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?» Y Yahvé lo oyó. Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra.
De improviso, Yahvé dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro» Y salieron los tres. Bajó Yahvé en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos. Dijo Yahvé: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, yo me manifiesto a él en visión, y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés… Boca a boca hablo con él, abiertamente y sin enigmas él contempla la imagen de Yahvé. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo Moisés?». Y se encendió la ira de Yahvé contra ellos.
Cuando Yahvé se marchó, y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su madre, con la carne medio consumida». Moisés clamó a Yahvé diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor»…María quedó siete días excluida del campamento. Pero el pueblo no partió hasta que ella se reintegró. Después el pueblo partió de Jaserot y acamparon en el desierto de Parán (Núm 12, 1-16).


Además de criticarle “por su mujer cusita” (porque no cumple la ley que exige casarse con una mujer israelita), María y Aarón, formando un mismo frente, se oponen también a Moisés por su exclusivismo, porque quiere actuar como único representante de Dios:

«¿Ha hablado el Señor sólo con Moisés?
¿No nos ha hablado también a nosotros?».


Contra Moisés, que es la Ley, representada en concreto por el Pentateuco (como única autoridad real del judaísmo posterior), se elevan por tanto las otras dos grandes instancias sagradas de Israel: la “profecía”, representada por María, y el sacerdocio, representado por Aarón.

-- Éste es quizá el momento más claro en que, dentro de la Biblia, una mujer (María) se eleva y protesta contra el dominio absoluto de un hombre, Moisés, que ha terminado siendo el triunfador. Significativamente, ella aparece de nuevo vinculada con Aarón, el sacerdote (como en Ex 15, 20).

Ciertamente, este pasaje se sitúa en el contexto de las disputas sobre los matrimonios mixtos (Moisés ha tomado como esposa a una cusita), de manera que, desde el punto de vista de la tradición posterior, ratificada por Esdras-Nehemías, María y Aarón tendrían razón al criticar a Moisés. Pero en un fondo late un problema aún más importante, relacionado con la autoridad de María, pues de ella trata el conjunto del relato, y también con las disputas entre Moisés y Aarón (la Ley y el Sacerdocio), tema bien documentado en otros pasajes del Pentateuco, empezando por el texto del Becerro de Oro (Ex 32) y terminando en la “rebelión” de Córaj, Datán y Abirón, que protestaron contra el liderazgo-sacerdocio de Moisés y Aarón y fueron aniquilados por el fuego y tragados por la tierra (Num 16-17).


-- Éste es el único lugar donde (en la tradición actual de la Biblia Judía) hay una mujer que protesta contra el liderazgo exclusivista de Moisés, diciendo que también ella ha escuchado la palabra del Señor. De esa manera, la misma María que en Ex 15 aparecía cantando un himno asumido después por Moisés, se enfrenta aquí con él.

No parece que haya en el fondo una disputa sacerdotal, una pretensión de autoridad sacral, como la de Aarón, el sacerdote (y la de otros sacerdotes), enfrentados otras veces con Moisés. Estamos más bien ante una disputa profética, vinculada a la condición de María como mujer, que quiere tener una palabra frente a Moisés (o con Moisés), a quien ella (con Aarón) acusa de no cumplir una norma de la misma Ley que él representa (se ha casado con la cusita).

4. MARÍA MARGINADA, LA MUJER LEPROSA

La reacción del Dios de la Biblia frente a Aarón y su hermana resulta sorprendente, pero marca con toda precisión la diferencia judía entre el hombre y la mujer, según la tradición final de la Biblia Judía (que se ha impuesto como Biblia de Moisés, no de María).

Moisés aparece como triunfador, avalado por el mismo Dios, que habla a su favor desde la Nube, diciendo que él (Moisés) es el único que ha “visto” a Dios cara a cara y ha hablado con él boca a boca. Éste es el “dogma” del judaísmo canónico posterior, que se funda en la revelación principal (casi exclusiva) de Dios a Moisés.

Aarón conserva su autoridad, como sacerdote, aunque tiene que estar sometido a Moisés (cumplir su ley). Por eso él no recibe ningún castigo, a pesar de haber murmurado lo mismo que María; más aún, él sigue conservando su capacidad de intercesión sacerdotal y la ejerce a favor de su hermana (pidiendo a Moisés por ella). Mara cumplir su función, un sacerdote no puede quedar impuro, a pesar de haber “pecado” lo mismo que María.

María es la perdedora: queda leprosa y por un tiempo debe estar quedar fuera del campamente. El texto parece destacar así la mayor capacidad de impureza de la mujer, que tiene que quedar excluida de la comunidad por siete días (que aluden, probablemente a los siete días de exclusión de la mujer en la menstruación, según Lev 15, 19). Por su misma condición femenina, que se expresa en su “lepra”, la mujer queda inhabilitada para ejercer funciones en la línea de la Ley de Moisés.

Desde este fondo se entiende la ambivalencia de María y de las mujeres de la Biblia Hebrea.
-- Por un lado, ellas son compañeras de Moisés (cantoras de libertad).
-- Por otro lado, ellas no pueden elevarse y obtener una autoridad especial frente a Moisés o con Moisés, por su misma condición de mujeres, por más que puedan decir y digan (con Aarón) que Dios también les ha hablado.

Aquí no se niega que Dios haya hablado a María, pero se pone de relieve el valor “inferior” de esa palabra, que no puede competir con la de Moisés, que así aparece como único mediador oficial de Dios para los israelitas.

Entendido así, este pasaje resulta significativo, pues parece fundar la “inferioridad” de María en su mayor riesgo de impureza. Al final del camino, aunque aparezca y actúe como profetisa, ella no puede competir con Moisés, ni siquiera con Aarón (que ruega a Moisés por ella: ¡para que pueda ser liberada de su impureza a lo siete días!). Ciertamente, es un pasaje ambiguo, pero sigue resultando muy significativo, pues conserva la palabra de protesta de una mujer (hermana de Aarón) en contra del exclusivismo de Moisés. Además, el “castigo” de María es muy pequeño (¡un simple riesgo de impureza!), frente al Córaj, Datán y Abirón, que son aniquilado.

CONCLUSIÓN. UN SEPULCRO VENERADO

Hay además otro elemento muy significativo en la historia de María:

«Toda la congregación de los hijos de Israel llegó al desierto de Zin, en el mes primero, y el pueblo acampó en Cadés. Allí murió María, y allí fue sepultada» (Num 20, 1).


Esta sepultura de María, que debemos vincular a la de otras mujeres (Sará, Raquel, Débora la nodriza de Rebeca), puede servirnos para trazar uno de los hitos fundamentales de la sacralidad femenina de la tierra, marcada por los cuerpos de las mujeres allí enterradas, pero, sobre todo, para poner de relieve la misma autoridad de María.

-- De Aarón se dice que murió en el monte Hor, pero no se recuerda su sepulcro (Num 33, 38);

-- de Moisés se dice que murió y fue sepultado en la tierra de Moab, pero que nadie conoce el lugar de su sepultura (cf. Dt 4, 5-6).

-- En contra de eso, el sepulcro de María, la primera gran profetisa y cantora de Israel, era recordado (y venerado) en el oasis de Cadés, en el camino de entrada en la tierra prometida.

Bibliografía

María es una de las personas más importantes de la Biblia, como iré indicando, y como muestra la biografía sobre el tema:

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