La Navidad del árbol. Ecología y poesía, desde Chile (Iñaki Ceberio)


Felicitación navideña con árbol
El trabajo que ahora sigue no es para leerlo de paso, en un momento, sino para saborearlo con tiempo, como un regalo de la vida... La Navidd es Belén, es niño, es familia... pero también es árbol, es bosque, es naturaleza. Iñaki de Ceberio y Claudia Rodríguez nos lo ayudan a entender. Por eso he querido ofrecer tu texto para aquellos que tengan tiempo y quieran recordar en la Navidad los árboles de Chile (y de todos los lugares del mundo), la vida de los bosques, el misterio de Dios que se expresa en la naturaleza.
Iñaki defendió hace un año su tesis sobre San Juan de la Cruz en la Universidad del País Vasco (en Donostia). Allí le conocí, allí tratamos de los temas de la vida y del misterio, de Juan de la Cruz y de la Naturaleza. Hoy tengo el placer de presentar este texto que me envía con Claudia y mandarlo a mis amigos del blog, como felicitación de Navidd.
Una lectura ecocrítica de la poesía mapuche contemporánea del sur de Chile.
Dr. Iñaki Ceberio de León (Investigador posdoctoral del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Austral de Chile (UACH) gracias a una beca del Gobierno Vasco)
Dra. Claudia Rodríguez (Docente del Instituto de Lingüística y Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile y Directora académica del programa de Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea).
El punto de partida de esta comunicación es la poesía mapuche cuya lectura la realizamos desde la ecocrítica, para reflexionar sobre la concepción de la naturaleza. Antes de abordar el análisis ecocrítico querríamos empezar con un poema de María Isabel Lara Millapán a modo de epígrafe para que esos versos resuenen a lo largo de esta lectura (en las hojas que circulan el nº 1):
Kintu
He salido a caminar por las montañas
y preguntado al viento
si guarda su voz entre los árboles,
entenderé cuando florezcan sus raíces
y no se marchiten los sueños,
cuando se unan nuestras palabras
y no nos distancie la tarde.
Hemos de retornar entonces con nuestros cantos,
cuando salga el sol,
hemos de permitir germinar el bosque
y anidar en la tierra nuestro espíritu,
para volver a vivir cerca de los ríos
hablar con las aves
palpar las hojas que sanan el dolor del tiempo
cuando queremos ser nosotros mismos.
1. LA ECOCRÍTICA:
Como movimiento académico, surgió en Estados Unidos cuando confluyeron los estudios relacionados con el medio ambiente y la literatura. El término “ecocrítica” lo encontramos por primera vez en el artículo de William Rueckert “literatura and Ecology: An Experiment in Ecocriticism” (1978), pero fue a finales de los años ochenta y principios de los noventa cuando se institucionalizó como movimiento crítico literario y fue tema central de congresos y libros. A grandes rasgos, la ecocrítica estudia cómo la cultura humana se relaciona con la naturaleza, y cómo está representada (Glotfelty 1996). Dadas las características de estudio, la metodología es multidisciplinar, donde se combinan diferentes disciplinas como la filosofía, la antropología, el feminismo, el psicoanálisis, la ecología y las propiamente literarias. La postura crítica responde al cuestionamiento de la cultura occidental de carácter antropocéntrico que coloca al ser humano por encima de la naturaleza y que está poniendo en peligro las diversas manifestaciones de la vida. A nuestro modo de ver, la raíz del problema reside en el materialismo, dualismo, y mecanización de la naturaleza, tal como lo ha expuesto el filósofo Arne Naess representante de la Deep Ecology (Naess 1984, 1989).
Uno de los objetivos de la ecocrítica consiste en aportar elementos de reflexión que conduzcan a la dilucidación de los problemas que atañen al ser humano en su relación con otros seres y otras culturas. De esta manera, la ecocrítica pretende mostrar, desde la literatura, las vinculaciones del ser humano con la naturaleza, desde una visión romántica hasta una visión más comprometida, como el activismo ecológico, presente en algunos poetas mapuches. De ahí el interés que muestra la poesía mapuche que aporta una serie de categorías acordes a una visión ecocéntrica, y de profundo respeto hacia la naturaleza.
2. CULTURA Y POESÍA MAPUCHE
Los mapuches constituyen el pueblo originario más significativo de Chile, no sólo en términos numéricos (son más de un millón), y de extensión geográfica (que abarca principalmente las regiones de la VIII a la X), sino porque han sabido marcar presencia - diferencias y convergencias- con la sociedad chilena. Esta presencia se traduce en luchas por sus derechos: de autonomía, de territorio, de recuperación de la lengua mapudungun como lengua materna; pero también de participación y toma de decisiones políticas, por una ley indígena, por su incorporación a los sistemas culturales de la sociedad chilena, etc. Esta tensión permanente entre lo intra y lo intercultural no es más que el reflejo de los procesos propios de toda cultura que debe convivir con otras culturas y que le conducen a un dinamismo por lo demás, natural.
No se puede, por ello mismo, simplificar ni reducir la cultura mapuche a una serie de rasgos “inmanentes”, particulares de sociedades “primitivas”. Por el contrario, el pueblo mapuche no constituye un conjunto homogéneo, sino diverso, complejo, híbrido; que se traduce en tensiones entre lo intra y lo intercultural como: las tensiones entre la lengua mapuche y la castellana; entre lo rural y lo urbano; entre la identidad mapuche y la chilena.
El pueblo mapuche se siente consustancial con la tierra, como podemos apreciar en el mismo nombre “mapuche” cuya etimología corresponde con mapu tierra y che gente. No es de extrañar que la naturaleza sea uno de los elementos más característicos de la cultura mapuche, una relación de dependencia y de profundo respeto. El poeta, al igual que su pueblo, se siente no sólo parte de la naturaleza sino actor, agente y mediador, pues posee la palabra sagrada capaz de descifrar los cantos, los sonidos, los susurros y los silbidos de la tierra. El siguiente poema de Elicura Chihuailaf (2006:11) da cuenta de esta relación:
Sentado en las rodillas de mi abuela
oí las primeras historias de árboles
y piedras que dialogan entre sí
con los animales y con la gente
Nada más, me decía, hay que
aprender a interpretar sus signos
y a percibir sus sonidos
que suelen esconderse en el viento.
El mismo poeta en un metatexto suyo vincula a la “palabra” como un elemento más de la naturaleza:
“La palabra surge y retorna a la Naturaleza, y al Universo infinito, desde donde nos alegra y nos consuela. Cuando la Palabra cree (imagina) interrogarse no es sino el Universo que la interroga para sacudirla, para desempolvarla, para intentar devolverle su brillo original” (2006:30).
También se vincula con los cuatro elementos naturales: aire, tierra, fuego y sobre todo con el agua, símbolo de la vida y de la muerte, y relacionado con el azul (kallfu), el color más representativo de esta cultura, como dice el poeta “del azul venimos y al azul vamos”.
Proponemos un eje central de vinculación con la naturaleza constituido por dos tipos de manifestaciones discursivas propias de su cultura: el ül (canto) y el nütram (conversación, es decir el diálogo que establece el mapuche con la naturaleza y elementos naturales entre sí). Por otra parte otro eje es la tematización de elementos naturales, con los cuales el sujeto poético establece una identificación. Ejemplo de ello lo encontramos en las referencias a la tierra (mapu), y a los espíritus de la naturaleza (ngen).
3. MANIFESTACIONES DISCURSIVAS:
Al referirnos a las manifestaciones discursivas estamos dando cuenta de los modos de comunicación verbal que el mapuche establece, particularmente a través de la palabra, preferentemente oral: tanto cantada como contada.
Este énfasis entre la palabra y la naturaleza lo podemos apreciar a través del siguiente Metatexto de Elicura Chihuailaf (2006:20):
“Somos apenas una pequeña parte del Universo, una parte más de la Naturaleza – la Tierra – de la cual aprehendemos nuestra Palabra. Una parte más con todo lo esencial que ello implica en la reciprocidad. Por eso, nos dicen, debemos tomar de la Tierra sólo lo necesario para vivir”.
En palabras de la poeta María Lara Millapán, la lengua de cada pueblo es la que mejor se ajusta a sus propias necesidades ya que está adaptada al medio y a la propia cultura . En este sentido, la lengua mapudungun, como indica su etimología, es la lengua de la tierra, con la cual el pueblo mapuche establece una relación dialógica con la naturaleza, en plena horizontalidad, sin jerarquías ontológicas.
Desde esta horizontalidad, la palabra no es privativa del ser humano, sino que la naturaleza también posee voz. Un ejemplo de ello es el poema de la misma poeta (Rodríguez 2007)
El susurro de los árboles
Tiene el mensaje de las aves,
La luna llena, tiene su pensamiento,
El amanecer tus ruegos
En la llovizna, y el aire
Tu voz que canta a orillas del río.
La poeta revela por medio de las diferentes manifestaciones de la naturaleza cualidades y acciones propias del ser humano como el pensamiento y el canto; pero no como un recurso retórico (prosopopéyico), sino como características propias de la naturaleza dada la visión ecocéntrica del pueblo mapuche. La naturaleza no es un mero objeto, sino que es un ser que nos engloba y nos trasciende.
Primera manifestación discursiva : El canto.
El mapuche asocia el canto con la naturaleza, con el amor a la tierra, porque es a través de él que agradece y solicita. De esta manera, la poesía mapuche conserva elementos característicos de la oralidad, como es el canto donde la palabra poética se transforma en uno de los elementos de la naturaleza: viento y aliento. En esta línea destacamos a la poeta Faumelisa Manquepillán, en que algunas de sus canciones están acompañadas con el kultrún, instrumento sagrado que a su vez refleja la cosmovisión mapuche (microcosmos simbólico). Cabe señalar, que la poeta cuando recita, escenifica un ritual generando un ambiente difícil de describir, pero que impacta en el espectador. Este podría ser un buen ejemplo de la limitación de la escritura frente a la oralidad, que al transcribir las canciones sin los elementos no verbales, gestuales ni rituales, se pierde gran parte del sentido. De ahí que les invitamos a la muestra audiovisual que complementa a esta ponencia. (que se proyectará hoy a la una de la tarde).
Segunda manifestación discursiva:El nütram (conversación).
Encontramos dentro de la tradición etnoliteraria (Carrasco 1993) el nütram, poemas que reproducen un esquema dialógico y una comunicación que posee el don de comunicarse con y a través de la naturaleza. La palabra procedente de la tierra es el elemento mediador, también asumida por el poeta, entre el pueblo y la naturaleza.
Así en el poema de Leonel Lienlaf “Palabras dichas” (1989) canta el poeta:
“Es otra tu palabra”/ me habló el copihue,/ me habló la tierra./Casi lloré.
Como podemos observar, los elementos naturales: el copihue, la tierra y el chucao están personificados, tienen la cualidad humana del habla, el privilegio de la palabra, aunque pudiese ser que el sujeto lírico, a partir de su relación con la naturaleza, sea capaz de oír otros lenguajes, el lenguaje de los pájaros, de las flores, de la tierra. En todo caso lo que enfatiza es esa estrecha dependencia, respetuosa, y sagrada correspondencia que tienen los mapuches con la naturaleza.
4. LA TEMATIZACIÓN DE ELEMENTOS NATURALES:
MAPU: El referente más frecuente y representativo de la naturaleza es la tierra (mapu), con el cual se identifican plenamente (Rodríguez 2000). Así encontramos múltiples referentes a partir de la palabra “mapu” como el nombre del pueblo, la lengua, que dan cuenta de la identidad y procedencia de su cultura. El concepto “Ñuke Mapu” significa Madre tierra donde se confunden las diversas identidades, desde la biológica hasta la política. El poema “Identidad” de María Lara Millapán (Huenún 2003:149) es bien ilustrativo:
Y si se van tus sueños
Y olvidan la palabra de los abuelos tus labios,
¿adónde quedan los hijos de la tierra?
¿a quién enseñamos el silencio de nuestro bosques?
Donde sólo florecen nuestros ecos
Donde sólo cantan las aves
Que conocemos desde tanto tiempo.
Podemos ir lejos de nuestros montes,
Ir lejos de nuestras vertientes,
Para volver hermano,
Para volver…
Porque aquí está nuestra tierra
Porque aquí está nuestra gente,
Un espacio del kultrung
Donde caminamos mirando las araucarias,
Donde hoy sonríen nuestros ojos.
El kultrún, tambor presente en muchas culturas chamánicas, ilustra la cosmovisión de la naturaleza del pueblo mapuche. Este tambor tiene una parte visible y otra no visible. La visible corresponde a Mapu tierra, y la invisible corresponde a la tierra de arriba wenu mapu donde residen los espíritus benéficos, el anka wenu medio arriba donde residen espíritus maléficos y minche mapu la tierra de abajo donde también residen espíritus maléficos. La tierra Mapu, está dividida en cuatro regiones que establecen los límites del pueblo mapuche. Estas cuatro regiones se denominan meli witrám mapu, la tierra de los cuatro lugares (Moens 1999: 20).
Para el pueblo mapuche, la tierra es como una madre que nos protege y da vida. Según un testimonio mapuche, si la maltratamos ella se defiende. La sociedad occidental ha perdido la sabiduría de escuchar a la naturaleza y ésta se está vengando tal como propone James Lovelock (2007), el padre de la teoría Gaia.
NGEN:
Otro elemento de tematización de la naturaleza corresponde a los ngen, espíritus dueños de la naturaleza silvestre, “cuya misión es cuidar, proteger, resguardar, controlar y velar por el equilibrio, continuidad, bienestar y preservación de los elementos a su cargo” (Grebe 1992:2). El ngen reside en la naturaleza silvestre, allí donde el ser humano no tiene ningún dominio. La interacción sólo se da cuando los humanos se adentran en su territorio. Entonces el mapuche pide permiso al ngen respectivo por medio de un ritual y entrega un pequeño obsequio en agradecimiento (ibid).
Por medio del ngen, el poeta sacraliza la naturaleza y dialoga con ella. Por ejemplo, los más invocados son Ngen-mapu (espíritu dueño de la tierra); Ngen-lafkén (espíritu dueño del mar y los lagos); Ngen-mawida (espíritu dueño de los bosques); ngen- Küruf (espíritu del viento). Este último aparece en el poema en doble registro CAMINO de Lienlaf: “Para que el espíritu sea viento/ entre el vacío de las palabras”.
Esta sacralización de la naturaleza por medio del ngen contribuye al equilibrio del medio ambiente ya que fomenta una actitud respetuosa. De esta manera el ser humano reconoce su lugar en el mundo y sus límites con respecto a la interacción con la naturaleza.
5. IMPLICACIONES ECOCRÍTICAS
Las principales implicaciones ecocríticas están relacionadas con la visión ecocéntrica de la cultura y poesía mapuche cuya mirada parte de la misma naturaleza. Esta visión se contrapone a la visión antropocéntrica occidental donde la naturaleza ha quedado disociada e instrumentalizada para satisfacer las abusivas necesidades humanas del Primer Mundo. Pero este ecocentrismo no es sólo una visión, sino que también refleja una conciencia que se traduce en un intenso activismo denominado “ecologismo radical”. A diferencia del ecologismo científico, donde la naturaleza queda reducida a objeto de estudio, del ecologismo romántico, donde se exalta la belleza de la naturaleza, o un ecologismo medioambientalista (Al Gore), donde la ecología se convierte en demagogia, el “ecologismo”, presente en la cultura mapuche, concibe la naturaleza como parte de su ser, de su cultura y tradición. Por ello, podemos apreciar en la poesía mapuche el cuestionamiento de la presunta racionalidad del progreso cientificotécnico que a ellos les afecta, en tanto son sus víctimas, como indica el poema de Leonef Lienlaf (2003):
Sobre los campos talados
Angustiado
Da vueltas el viento;
Sobre el polvo y las cenizas
Arrastrando los nidos
Donde soñaron las aves
El viento
Se enloqueció entre las rocas
Porque a sus oídos
Ya no llega
El canto suave de los árboles.
Este compromiso social de utilizar la poesía como reivindicación ecológica aparece con fuerza en poetas como María Teresa Panchillo o Eliana Pulquillanca, no sólo por la temática de sus textos poéticos y su reflexión en discursos metatextuales, sino por su carácter performativo, en tanto “dicen haciendo”. Su palabra se torna acción al participar activamente en movimientos sociales de defensa de la naturaleza. Esto implica una conciencia ecológica que va más allá de las palabras y que en pocos escritores y escritoras encontraremos, incluso los estudiados por la ecocrítica.
6. CONCLUSIÓN
La naturaleza es importante para el pueblo mapuche porque desde su concepción del mundo forman parte de ella al igual que su lengua. Los poemas que hemos presentado en esta comunicación no sólo describen “románticamente” a la naturaleza, sino se tornan acción y compromiso por la lucha del medio ambiente y el de su cultura. Este activismo indigenista y ecológico responde a una cosmovisión ecocéntrica donde no se establece una disociación entre la naturaleza y la cultura humana. De ahí la pertinencia de la ecocrítica con respecto a la poesía mapuche, pues además de denunciar el desastre medioambiental y humano, muestran otra forma de ver el mundo, y por lo tanto, la raíz del problema. El pueblo mapuche, a pesar de no poseer un conocimiento científico tan desarrollado, posee un conocimiento más profundo que les dota de conciencia con respecto a la naturaleza; sabe el lugar que ocupa en la tierra, la madre que les acoge y les protege, y los límites tanto de la naturaleza como del ser humano.
Quisiera finalizar con un fragmento de un poema de Eliana Pulquillanca (2004:29):
Yo canto el dolor de los árboles cortados. (…)
Mi palabra es sol, es lluvia, tormenta
Es sendero de invierno.
Es tierra… simplemente. (…)
Yo hablo de la lucha,
De la fuerza,
De la rabia retenida,
De la paciencia colmada. (…)
En Traiguén los abuelos bosques,
Han sido reemplazados por pinos y eucaliptos,
Que secan el agua, enferman la tierra.
Bibliografía
Carrasco, Iván. 1993: "Metalenguas de la poesía etnocultural de Chile I", Estudios Filológicos 28, pp. 67-73.
Chihuailaf, Elicura y Cánovas, Gabriela, 2006. Kallfu. Santiago de Chile: Pehuén.
Glotfelty, Cheryll and Fromm, Harold. (edts) 1996. The ecocriticismo reader. Georgia: The University of Georgia.
Grebe, María Ester. 1992. “El concepto de ngen en la cultura mapuche”. Actas de Lengua y Literatura Mapuche, 5: 1-7.
Huenún, Jaime. (ed.) 2003. Epu Mari ülkatufe ta fachantü. 20 poetas mapuche contemporáneos. Santiago de Chile : LOM.
Lienlaf, Leonel. 1989. Se ha despertado el ave de mi corazón. Santiago de Chile: Universitaria.
---------------------2003. Pewma dungu. Palabras soñadas. Santiago de Chile: LOM.
Lovelock, James. 2007. La venganza de la Tierra. Barcelona: Planeta.
Moens, Anita. 1999. “La poesía mapuche: Expresiones de identidad”. (Tesis de Grado).
http://home.wanadoo.nl/anita.moens/tesis/poesia_mapuche.html
Naess, Arne. 1984. “Intuition, Intrinsic Value and Deep Ecology”. The Ecologist, 14.
----------------1989. Ecology, Community and Lifestyle: Outline of an Ecosophy. Cambridge: Cambridge University Press.
Pulquillanca, Eliana. 2003. Raíces del canelo. Santiago de Chile: Julio Araya.
Rodríguez, Claudia. 2000. Poesía etnocultural mapuche: Leonel Lienlaf y Elicura Chihuailaf. Tesis doctoral (Universidad de Oviedo).
Rodríguez, Claudia (ed.). 2007. Aylla domo dungun. Nueve palabras de mujer. Antología crítica. En prensa.
Rueckert, William. 1978. “Literatura and Ecology: An Experiment in Ecocriticism” En Glotfelty, Cheryll and Fromm, Harold, (edts) 1996. The ecocriticismo reader. Georgia: The University of Georgia.