Los 8 hábitos de Covey (†) ¿una empresa cristiana?
Covey ha sido consejero de líderes económicos y dirigentes políticos (asesor de presidentes americanos como Carter) y ha recorrido el mundo predicando el “evangelio” de la buena empresa, y dirigiendo tandas de “ejercicios empresariales”, al estilo "cambiado" de Ignacio de Loyola), tras haber sido misionero mormón por dos años, vinculando doctrinas y experiencias de cristianos, judíos, budistas y taoístas, con máximas filosóficas (Sócrates), en un estilo de vida americano. A su juicio, el éxito no da la felicidad, pero la felicidad hace posible el éxito (El no-feliz no puede ser buen empresario). (Cf. A. Prado, Obituarios, El País, 22 VII 12).
Aumentó su riqueza con libros, asesorías y conferencias en todo el mundo (a cientos de miles de euros la hora). Tuvo 9 hijos (buen mormón), medio centenar de nietos… y seguía andando en bicicleta, a los ochenta años, hasta que tuvo un accidente de cuyas secuelas ha muerto. RIP. Le deseo plenitud y excelencia en el “cielo” (que quizá no es como él esperaba)… y paso a comentar sus 7 hábitos, más el octavo, que es el más excelente (como el amor, según Pablo, en 1 Cor 12, 31 ss). Verá el lector que acepto con matices sus propuestas, introduciéndolas así en un "contexto más cristiano"… Pero siga leyendo quien quiera saber de qué se trata.
Me escribe Natxo, mi hermano
Me acabo de enterar que ha muerto Stephen Covey que ha sido y es un gran referente para mí y para nuestros “equipos de Trabajo” en fábrica.Era mormón y fue padre de una familia numerosa. Atendí a una charla suya en Bilbao hace tres años… Alguna vez hemos repetido y tratado de memorizar el esquema de S. Covey…
En la línea de lo que él me dice, recojo en este post el esquema de S. Covey, retomando y formulando los “siete hábitos” de su primer libro (The 7 Habits…), más el octavo (The 8th Habit. From Effectivness to Greatness, que ahora tengo en mis manos, en la edición de Viacom, London 2006).

-- El esquema de Covey, resumido por mi hermano, va en cursiva.
-- Mi comentario y matización en letra redonda, como cita.
(Natxo, espero no haber traicionado demasiado al gurú Covey, a quien leo y respeto, pero permíteme poner por humor la imagen que va arriba. Como sabes, estoy convencido de la necesidad de buenos líderes, de empresarios honestos, sabios, eficientes... y humanos, desarrollando las 7 (8) implicaciones del esquema de Covey. Muchas veces me has dicho que nuestros obispos no dan la talla "empresarial"... Pero ese tema lo dejamos para otra vez ¿Te parece? Buen día).
1. (Covey- N. Pikaza) Ser pro-activo. (Llueva o jarree, dependemos de nosotros mismos. Nos ponemos de pié y trazamos un círculo = dentro de ese círculo el 90% depende de nuestra voluntad).
(X. Pikaza) El futuro y sentido de mi vida está en mis manos. Pero no olvides que hay en el mundo (en la humanidad) una inmensa cantidad de gente que no puede ser pro-activa como las elites de la industria-comercio de occidente… Hay culturas con otra forma de pensar y de sentir, personas con graves enfermedades, con intensos límites. No olvides que hay muchas formas de ser proactivo, que la tuya es importante, pero no la única.
Aprende no sólo de lo que tienes y puedes, sino de lo que no-tienes, no-puedes. La “pasión” (sufrimiento), la negación y el dolor (con la misma muerte) forman parte de tu vida. Junto al hacer (ser pro-activo) pon el “no-hacer”, sea en la línea del Tao (con el no-hacer todo se resuelve), sea en la línea cristiana: los que no pueden (los pobres) son los privilegiados; a partir de ellos se crea el nuevo mundo.
2. Tener siempre in mente el fin, el objetivo. (Mantendremos firme el rumbo, la dirección de nuestras acciones para alcanzar el objetivo en un tiempo determinado. Con visión positiva).
Somos seres de esperanza, empezamos a ser desde ahora aquello que proyectemos para el futuro… En esta línea ha puesto de relieve la tradición cristiana lo mejor que se conoce en occidente, desde los “Ejercicios espirituales” de San Ignacio de Loyola… hasta la racionalización metódica del trabajo y de la producción que está en el fondo del capitalismo naciente, de inspiración puritano/protestante.
Pero no olvides que el fin último no es hacer ni producir, sino “ser”… No somos simplemente “creadores de historia” (muy efectivos), sino aquello que han hecho en nosotros. Por eso, antes de trazar objetivos (al mismo tiempo), descubre lo que eres, conócete a ti mismo (Sócrates), acepta la limitación/dolor de todos tus deseos (Buda), descúbrete en manos del Reino de Dios (Jesús).
En esa aceptación/verdad descubrirás tu felicidad: Eres feliz por lo que eres (bienaventuranzas de Lc 5 y Mt 5)… Si no eres feliz por principio, antes de todo objetivo (cumplido o no) nunca serás feliz. Descubre, además, que el cumplimiento de algunos objetivos (como el de ganar una guerra, en la línea del “objetivo cumplido” de Franco en el 1939) pueden llevar a más infelicidad (como sabía Unamuno, en la Salamanca del 1936).
3. Lo importante es siempre lo primero, no lo urgente. (Decide cuál es tu máxima prioridad, y ten el coraje para decir “NO” a otras cosas).
No hemos de buscar el éxito inmediato. Retrasar la satisfacción o complimiento de un deseo en función algo más importante, es decir, de lo fundamental, ahí está el sentido de la acción humana. En esa línea se sitúa el “sólo una cosa es importante” del evangelio cristiano (palabras de Jesús a Marta la hacendosa en Lc 10, 38-41), o la liberación radical de budismo…
Conforme a la tradición bíblica (y musulmana) lo importante/primero es siempre la paz, el shalom/shalam… en su doble vertiente: Como pacificación personal (vivir en paz contigo mismo, es decir, con tu “dios” o numen/daimon), y como paz/comunión social, no sólo entre tu gente (tu élite jet), sino entra todas las gentes. La paz universal (de todos los pueblos: Is 2 o Mt 25, 31-46) es lo importante. Tenla en cuenta si quieres ser verdadero líder y fabricar no cañones (¿por qué no lodejas?), barcos/herramientas (para servicio humano) o cultivar trigo (para mejor servicio humano….), sino humanidad. El fin de tu proyecto es “hacer hombres” (que los hombres sean…). Eso es lo importante, todo lo demás viene en segundo término.
4. Primero escucha, y busca entender a los demás. (La manera con que vemos y escuchamos es muchas veces el verdadero problema, no es el problema en SI).
No estoy solo. Hemos nacido a la vida porque hemos escuchado a otros, teniendo en cuenta no sólo lo que dice, sino lo que son. Sólo escuchando y entendiendo la voz-tarea-problema de los otros puedo entenderme a mí mismo. No se trata sólo de escuchar al sabio proactivo/industrial que está a mi lado (en el consejo de administración de una Corporation X, sino de escuchar al que parece que no tiene voz, al exilado y enfermo, al emigrante, al pobre…).
Mientras no se escuche a todos no podrá haber diálogo entre todos. Ya lo digo un sabio teólogo, llamado K. Rahner (repitiendo una frase de los profetas judíos): El Hombre es, ante todo, un “oyente de la palabra”. Primero escucha. Si tienes un lenguaje religioso “escucha a Dios”. Pero si no tienes ese lenguaje, “escucha a los demás”, lo que quiere el pueblo, la gente normal, la calle… y finalmente la calle de la calle, que son los mil millones de personas que ya están viviendo en el suburbio de las grandes ciudades donde no entra ni el Estado moderno ni la Industria Financiera. Escucha, y después podrás decir/decidir lo que importa.
5. Busca siempre el win/win = ganar/ganar. (En todo lo que hagas ayuda a tu oponente a que gane, y no te olvides que tú también debes de ganar limpiamente).
Ganar significa ganar todos; que lo que yo haga sirva para que otros sean y hagan; el bien de los otros forma parte de mi propio bien. En el fondo, ganas es con-vivir, con-partir. Yo sólo puedo ganar si los otros ganan, si ganamos todos. En este contexto ha desarrollado el evangelio una palabra clave: “qué le importa al hombre/empresa/financiera ganar todo el mundo… si pierde su alma” (es decir, si pierde su identidad humana).
Ganar es importante, pero ganar “limpiamente”, es decir, en transparencia humana, sabiendo que la única ganancia verdadera (el verdadero Dios, según la definición de un gran cristiano, llamado Ireneo de Lyon) es que los hombres ‒todos los hombres‒ puedan vivir. Los occidentales (de tradición profética) utilizamos el signo del “ganar”, pero debemos hacerlo con cuidado. Lo importante no es vencer sino con-vencer, como sabes (vencer todos, razonando… ). Pero hay más: Por encima del vencer-convencer está el ser.
6. Busca sinergias. (Únete a personas y grupos que redoblen tus/sus energías y con los que puedas multiplicar los frutos de tus/sus buenas acciones. Aléjate del resto).
Hay grupos especialmente dotados de “poderes”, comunidades “aristócratas” en el sentido original del término... Pero esos grupos no pueden cerrarse en sí mismo, sino que han de poner su sinergia al servicio del conjunto de los hombres… de manera que al fin todos puedan ganar, no sólo en la elite industrial-comercial-financiera de EEUU, sino en todo el mundo. Así los cristianos antiguos buscaron sinergias, pero en comunidades abiertas a las que se podían unir todos, por elevación (elevar a todos), no por abajamiento de los altos. Sólo la sinergia universal (de todos los hombres y mujeres) puede ofrecer felicidad y sentido al trabajo.
Hacer que puedan incluirse en esa sinergia todos los hombres y mujeres (emigrantes y encarcelados, enfermos, expulsados, proscritos, negados…) da sentido a la vida humana. Suele decirse que la empresa industrial/financiera no es un convento de Hermanitas de la Caridad…; pues bien, si no tiene el espíritu de fondo de las Hermanitas de la Caridad, la Gran Empresa terminará destruyendo a los hombres y destruyéndose a sí misma. No vale la empresa por la empresa, ni la herramienta por la herramienta, ni el capital por el capital, ni las finanzas por las finanzas… Todo eso vale en la medida en que puede entenderse y aplicarse como servicio al ser humano.
7. Dedica siempre un tiempo a mejorar tu formación. (Aprendemos, a partir de admitir nuestra ignorancia; la humildad es positiva).
Pero no se olvide que la formación ha de ser “integral”, no sólo paga “ganar en el gran tablero de la ruleta industrial y financiera”, sino en humanidad… El buen empresario ha de formarse en poesía y religión, en arte y en comunicación personal… Formarse es saber aprender de todos, en la línea de lo que dicen los Proverbios del AT: “El sabio aprende de todos, incluso del necio; el necio no aprende de nadie, ni siquiera del sabio”.
Tengo la impresión de que en el mundo de las grandes financias existen también necios redomados (algunos con suerte). Puedo decir eso, porque he vivido 30 años en un contexto de Universidad, y también en ella se cumple aquella otra norma del Sabio de la Biblia: “Stultorum infinitus est numerus” (El número de los necios es infinito, incluso entre los sabios judíos de aquel tiemplo: Qoc 1, 15). Si toma una línea equivocada, cuanto más se forma uno más necio resulta” (Si un necio toma una linde, la linde acaba, el necio sigue). Tengo la impresión de que hay un mundo de las finanzas y de la “industria del ocio” (¡que bien lo decía Veblin: Crítica de la Razón Ociosa), que hay una formación programada para acallar la voz, para silenciar la conciencia, para impedir la auténtica libertad y comunión entre los hombres.
8. Podemos pasar de hacerlo bien, a ser excelentes ¡ (No somos seres humanos con experiencias espirituales; somos seres espirituales teniendo una experiencia humana).
Este es el tema de Segundo Gran Libro del Gurú S. Covey. Como he dicho, lo tengo ahora entre manos. Bien escrito, bien calculado. Cubierta de colorines, con las mejores estrategias de San Ignacio de Loyola (Ejercicios Espirituales) y de J. Habermas (Teoría de la Acción comunicativa), con recuadros, ejemplos… No está mal. Es buena la Excelencia. En esa línea se sitúan todas las grandes tradiciones religiosas y humanistas. Quizá la que más ha destacado ese principio es la tradición cristiana, donde se pide a los hombres “que sean perfectos, como es perfecto Dios…” (Mt 5, 48).
Esa perfección es tarea humana… y los cristianos se sienten llamados a buscarla con todas sus fuerzas. Pero tengo miedo de una excelencia-perfección que vaya en línea de clase, de elitismo (de los VIPs baratos de humanidad).Tengo miedo de una perfección en la que se dice que “no seas de la clase de tropa” (San Escrivá de Balaguer, Camino 28). Es buena la excelencia en la dirección de una empresa. Pero la excelencia humana pertenece a la vida, el hecho de que la misma vida tiene valor infinito.