Los tres poderes: dos bestias y una prostituta (Apocalipsis)

1) El Primer Poder es el Estado, tal como se funda en la violencia político-militar (¡llamada violencia legal), que está simbolizado por la Primera Bestia (Ap 13, 1-10). En último término, de hecho, el poder real, se funda para Juan en las Legiones o en las Bayonetas. De un modo o de otro, el poder lo han tomado y lo poseen (lo gestionan), los vencedores, que se sacralizan a sí mismos, con un aura religiosa o racional.
2) El Segundo Podes es para la Biblia la mentira y violencia “racional” e informativa, es decir, la Ideología divinizada, de tipo político-religioso, simbolizada en la Segunda Bestia o Pseudoprofeta (Ap 13, 11-18). Éste es el poder de los “medios” que manipulan las mentes (igual que el ejército manipula los cuerpos). Éste es el poder de las falsas religiones y de las ideologías del Estado.
3) Finalmente, hay un Tercer Poder, que es la Economía Absolutizada, en forma de Ciudad del Comercio mundial, donde todo se compra y se vende, por dinero, tal como aparece en la visión de la Prostituta Sagrada Ap 17. No se trata de un poder que se pueda separar de los dos anteriores, sino que es el tercer signo de una tríada de poder que somete a todos, de manera que, al final de todo, no mandan ya ni los soldados, ni los ideólogos político-religiosos, sino el dinero en forma de prostitución universal.
De esa forma, el Apocalipsis ha ofrecido, desde el espejo de la iglesia cristiana enfrentada con el poder romano, en formas simbólicas muy hondas, la visión de un mundo invertido. Éste es, que yo sepa, en la historia de occidente, el primero y quizá el más agudo de todos los análisis sobre la perversión político-ideológica, expresado en forma de violencia destructora, información mentirosa y economía al servicio de sí misma.
Ofrecí hace tiempo una interpretación especial (quizá sesgada) del Apocalipsis, realizada por Th. Hobbes, con sus dos bestias (Leviatán y Behemot, poder militar y poder económico). Pienso que a Hobbes le faltaba el tercer poder, el que está representado por la Segunda Bestia, que es la “mentira oficial”. Siguiendo en aquella línea y retomando lo que está al fondo de lo que ayer presenté (el posible fin de ETA), quiero que mis lectores puedan conocer algo que la Biblia Cristiana dice sobre el poder.
Ciertamente, el Apocalipsis no es “toda” la Biblia cristiana. Sigue siendo básica la vida de Jesús, tal como ha sido recogida en los evangelios; sigue siendo básica la visión más positiva del poder que ofrece Pablo en Rom 13… Pero, si olvidamos la visión de las tres bestias del Apocalipsis (1ª Bestia, 2ª Bestia y Prostituta), olvidamos algo esencial, tanto para la Iglesia como para la Sociedad.
Presentación. Todos los reinos del mundo son míos, dijo el Diablo
Ap 12 había presentado los poderes celestes primordiales (Mujer y Serpiente), caídos y enfrentados en la tierra. Ellos eran la expresión de eso que pudiéramos llamar el pecado originario, el mal fundante de la historia: en el comienzo de todas las cosas se enfrenta el Dragón (signo de violencia, estructura de muerte) y la Mujer (signo de vida).
Ap 13 nos hace pasar de ese plano originante, cercano al nivel de la lucha intradivina, al plano de la maldad y perversión concreta de la historia. A su juicio, esa perversión del Dragón se encarna en una vida político-social externamente muy gloriosa, pero internamente pervertida (el imperio romano). De hecho, para Juan, el poder de este mundo es del Diablo, no de Dios; de aquel Diablo que dijo a Jesús “todos los reinos del mundo son míos y se los doy a quien yo quiero” (cf. Mt 4, 8; Lc 4, 5). Ciertamente, es posible que el Diablo mienta al decir que “todos los reinos son suyos”, pero se trataría de una mentira muy “verdadera”: en la línea del poder militar, informativo y económico se encuentra el Diablo. Quiero recordar este principio cristiano esencial, para todos aquellos que se llenan la boca hablando de un “poder racional” bueno.
Los signos de Ap 12 (el Dragón y Mujer, la Serpiente y la Doncella…) podían parecer separados de la vida, evocaciones intelectuales y celestes sobre el mal del mundo. Son muchos los novelistas y filósofos que han imaginado esquemas como esos, escribiendo libros de catarsis interna, guías en el boscaje de los sueños, con dragones celestes caídos, mujeres perseguidas, batallas estelares y persecuciones sobre el ancho campo del desierto.
Los nuevos signos de Ap 13.17 (las dos Bestias Macho y su amada/odiada Prostituta) nos traen de pronto sobre el duro suelo de la lucha y opresión del mundo: lo que antes se mostraba como pecado o maldad espiritual (algo que aparece en el cielo, con el Dragón y la Doncella) toma cuerpo y se expresa ahora en la estructura triunfantista de la historia, en el imperio concreto de aquellos que viven y crecen oprimiendo a los más pobres.
De esa forma, Ap 13. 17 puede interpretarse como una lectura invertida de la política y la historia. El imperio romano ha tenido sus filósofos y juristas, sus historiadores y propagandistas, hombres sabios que han sido capaces de cantar la grandeza del mayor y más justo imperio de los siglos. Recordemos simplemente a Plutarco o L. Arístides. Pues bien, desde el fondo de la inmensa pirámide imperial, elevando su voz con la voz de los desterrados y oprimidos, el autor del Apocalipsis de Juan ha escrito el más duro y profundo de todos los panfletos antiimperiales (antirromanos) que alguien pueda imaginar: su libro de visiones escatológicas.
A favor y en contra del Estado
La ironía de la historia ha querido que las obras de los grandes partidarios de Roma, "periodistas" oficiales, haya quedado casi siempre olvidadas. Pero nuestro periodista-panfletista (autor del Apocalipsis) del cual sólo sabemos que sufre desterrado en roca marina Patmos (una pequeña isla griega), junto a la costa de la actual Turquía, y se llama Juan (cf. Ap 1, 9), nos ha dejado en cambio su inmensa diatriba en contra del poder perverso.
Éste Juan escribe en lenguaje cifrado porque las cifras o símbolos le apasionan, siendo como es un maestro de la comunicación simbólica. Pero lo hace también por imperativos del oficio: no puede permitir que sus "notas críticas" caigan en manos del poder, pues ello implicaría una condena a muerte, para él o para sus lectores. Decir la Verdad ha sido siempre peligroso; criticar al poder divinizado conduce siempre al destierro, y este Juan es un desterrado.
Parecía que el imperio tenía toda la palabra (poseía el buen ejército, controlaba los medios de comunicación, imponía su poder sobre todos los poderes fácticos, de acuerdo con la Prostituta Economía)… pero este pobre Juan, desterrado de Patmos, con una simple pluma y un manojo de papiros, logró expandir por todo el imperio la más dura y creadora propaganda antirromana. Se ha limitado a escribir. Ha ofrecido su librito a los amigos y así se ha ido extendiendo (ese librito escondido, ese panfleto que ninguna editorial seria se atrevió a publicar), isla tras isla, continente tras continente, ofreciéndonos su bello y fuerte manifiesto sobre la perversión del poder y de la comunicación.
Juan, un bloguero desterrado, un panfletista
Pero vengamos ya al texto. Suponemos que los lectores de este blog han tomado su Biblia, han buscado al final, en el último libro, que se llama Apocalipsis. Han ojeado un momento, eso puede ser suficiente. Si han empezado a leer mejor. Mucho mejor si han llegado al capítulo 12, descubriendo la lucha sobre el cielo, a la que ya hemos aludido. No se preocupen de más, si no son técnicos en cuestiones de cultura antigua o de Biblia. Yo procuraré ayudarles a leer e interpretar el resto, sólo estos capítulos, Ap 13 y Ap 17, con las dos Bestias primeras de la historia: Bestia de Mar, Bestia de tierra ,unidas como dúo del abismo, opuestas a los dos testigos buenos de la humanidad auténtica, profetas de Dios, que el autor ya había presentado y que habían sido asesinados (cf. Ap 11, 7). Después del hablaré de la Prostituta/Prostituto universal.
Estas bestias con la prostituta son vivientes de perversión, unidos y distintos en su poder de muerte, son los gestores de la violencia, la Trinidad Satánica, a la que aludí en otro post, como algunos podrán recordar (capital, empresa, mercado…). Pero la Trinidad Perversa del Apocalípsis es todavía más honda y más fatídica que todas las que hemos imaginado en otros contextos.
Ciertamente, Bestias-Macho y Dama-Prostituta parecen seres gloriosos, portadores de poder y de cultura, de libertad económica. ¿Quien no admira a Roma, el Gran Estado, que ha traído la cultura al mundo, como cantaba Elio Aristide o Virgilio? Seguimos viviendo aún de su ideal de derecho y de cultura mundial. Pero es bueno que alguien nos enseñe e mirar desde el otro lado, descubriendo la pezuña y mentira sangrienta de las bestias, en el fondo de de la gloria del imperio.
Nuestro autor, Juan, no ha sido el primero en describir simbólicamente la perversión del poder y de la información perversa (con la economía prostituída). Lo habían hecho otros, de un modo especial los judíos que escribieron, por ejemplo el libro de Daniel (Dan 7). Pero nadie, que yo sepa, ha conseguido criticar el mal imperio como hace nuestro texto .
No olvidemos que es un pasaje de dura e inteligente propaganda, manifiesto cifrado, parábola muy honda de la historia. Pero no olvidemos tampoco que, más que retórica anti-imperial (libelo anti-romano), este pasaje es manifiesto gozoso de afirmación cristiana. Herederos de la milenaria cultura política judía, iluminados por el testimonio (martirio) de Jesús, desde el otro lado de la historia, con otros muchos aparentemente vencidos de la tierra, los cristianos de Ap han logrado mirar con lucidez y conocer cosas que otros aún ignoramos.
Sólo por haber mostrado el riesgo de una política y economía anticristiana (antihumana), estos pasajes del Apocalipsis (que iré comentando en los próximos días) seguirán siendo referencia obligada de hombres libres. Quien les acuse de parcialidad, quien diga que sus tonos y condenas son exageradas, no entiende lo que es persecución, no comprende la mentira oficial de los que pretenden construir la verdad (la información) a la medida de sus privilegios e intereses.
Un recuerdo de Patmos
El autor del Ap escribe su visión desde el otro lado de la historia, desde la isla de Patmos donde esta desterrado. Esa isla no es el idílico lugar de reposo para los pensionistas que miran hacia atrás, hacia una vida laboriosa transcurrida en la honestidad y en la dicha divina y que, cansados y alejados del trajín del mundo, se dejan arrastrar por toda clase de sueños. Patmos es el lugar de los revolucionarios desterrados, a los que se apartó de la actividad y a quienes aquellas horas perdidas les queman el alma. Cf. E. Käsemann , La fuerza de la Libertad, Sígueme, Salamanca 1985, 179. De manera semejante, quien quiera informar en verdad tendrá que estar dispuesto a situarse al otro lado de la historia, sin pactar con los poderes establecidos, sin convertirse