Cesaire, el alma de la negritud

(AE)
Hace pocos días falleció Aimé Césaire, escritor caribeño

y una de las figuras más importantes de la literatura negra de buena parte del siglo XX. Queriendo hacer alarde de las peculiaridades de la raza negra, él junto con el senegalés (luego presidente) Leopold Sedar Senghor y otro escritor caribeño Leon Gontran formularon el término “negritud”, que pasó a ser parte integral del vocabulario y de las disputas literarias de los escritores negros durante decenas de años.

Césaire se rebeló contra la arrogancia expresada en la asimilación cultural francófona que hacía del continente africano una tabula rasa (como una pizarra vacía), donde sólo había ignorancia y barbarismo y donde no quedaba otra cosa que asimilar la “cultura” que indudablemente venía exclusivamente del poder colonial, de su historia y de su arte.

Lo que hoy nos parece obvio, que África tiene su propia cultura e historia y que hay que tener en cuenta el gran legado que ha dejado al mundo, era en aquellos tiempos casi una afrenta para muchos. Definió el término negritud como “la conciencia de ser negro”, como una afirmación positiva de valores culturales africanos. Sus primeras reflexiones en esta línea fueron un como una gota en un estanque quieto cuyas ondas se dejaron notar hasta en lugares lejanos.

Estudiosos sobre todo del mundo anglófono no siempre estuvieron de acuerdo con esta nueva tendencia. Según ellos, no había que justificar lo que se piensa o la perspectiva que se tiene del mundo (eso sería darle al hombre blanco y a su cultura una prerrogativa de superioridad que en un principio no tiene) ni hay que pedir permiso a nadie para expresar los valores de ser distinto... por eso el premio Nobel nigeriano Wole Soyinka se alzó con una alternativa al término negritud: la tigritud, porque según él “un tigre no va por ahí proclamando su tigritud: simplemente actúa”. Los negros, por tanto, no tenían que hacer una apología de su cultura, su manera de ver las cosas o sus valores... eran los suyos y basta.

Sin duda, y más allá de las polémicas, Césaire pertenece ya a los iconos inmortales del mundo negro que supo dejar muy alta la dignidad humana a través de sus escritos, la claridad de sus palabras y el arrojo de sus pensamientos.
Volver arriba