XXIV MIÉRCOLES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 19-09-2018
XXIV MIÉRCOLES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 19-09-2018
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 7,31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
COMENTARIO:
Celebramos el Miércoles de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario. La salvación es un regalo de Dios que no se consigue por méritos propios. La salvación nos la ha merecido Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. Su vida, muerte y resurrección nos revela cuánto nos ama Dios.
Dios ha salido a nuestro encuentro y nos ama con criterios de compasión y misericordia, atrayéndonos desde Jesucristo con “correas de amor”.
En el Evangelio de este Miércoles de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas. Jesús juzga a su generación, y descubre que siempre encuentran una excusa para eludir la llamada de Dio: “se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis”. (Lc 7,31-35).
Jesús critica a los responsables del pueblo que rehusaron el bautismo de penitencia y la predicación de Juan Bautista, porque lo consideraban muy exigente, y ahora, rechazan la predicación de Jesús, porque les parece muy concesiva, abierta a los pecadores y publicanos.
Pidamos a Dios que nos conceda cumplir su voluntad con alegría y esparcir la fragancia de Cristo en nuestros ambientes. Amén.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 7,31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
COMENTARIO:
Celebramos el Miércoles de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario. La salvación es un regalo de Dios que no se consigue por méritos propios. La salvación nos la ha merecido Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. Su vida, muerte y resurrección nos revela cuánto nos ama Dios.
Dios ha salido a nuestro encuentro y nos ama con criterios de compasión y misericordia, atrayéndonos desde Jesucristo con “correas de amor”.
En el Evangelio de este Miércoles de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas. Jesús juzga a su generación, y descubre que siempre encuentran una excusa para eludir la llamada de Dio: “se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis”. (Lc 7,31-35).
Jesús critica a los responsables del pueblo que rehusaron el bautismo de penitencia y la predicación de Juan Bautista, porque lo consideraban muy exigente, y ahora, rechazan la predicación de Jesús, porque les parece muy concesiva, abierta a los pecadores y publicanos.
Pidamos a Dios que nos conceda cumplir su voluntad con alegría y esparcir la fragancia de Cristo en nuestros ambientes. Amén.
www.marinaveracruz.net