Entre el humo negro, las quinielas, los juegos de poder y la oración Esperanza bajo la fumata negra: la fe en tiempos de cónclave

"La multitud en la Plaza de San Pedro contuvo el aliento cuando, desde la chimenea de la Capilla Sixtina, emergió una columna de humo negro"
"Desde tiempos antiguos, el humo se ha utilizado como símbolo en la religión. El humo y la nube negra han sido símbolos espirituales en diversas tradiciones religiosas, incluyendo la Biblia y la mística cristiana"
"En esta elección, el número de votos necesarios para que un cardenal alcance el Papado es de 89. Curiosamente, el mismo número de orden en el listado de votación que le correspondió en la Capilla Sixtina al arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda. ¿Casualidad o un guiño divino?"
"Sigamos en oración esperando la fumata blanca, porque la nube también es luminosa…"
"En esta elección, el número de votos necesarios para que un cardenal alcance el Papado es de 89. Curiosamente, el mismo número de orden en el listado de votación que le correspondió en la Capilla Sixtina al arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda. ¿Casualidad o un guiño divino?"
"Sigamos en oración esperando la fumata blanca, porque la nube también es luminosa…"
La multitud en la Plaza de San Pedro contuvo el aliento cuando, desde la chimenea de la Capilla Sixtina, emergió una columna de humo negro. La primera votación del cónclave había concluido sin la elección de un nuevo Papa. La noticia recorrió el mundo en segundos, llevando consigo sentimientos encontrados: expectación, incertidumbre y un toque de desilusión. Pero en medio de todo, la fe sigue firme. Pasó una tarde, pasó una mañana, el 7 de mayo.
Desde tiempos antiguos, el humo se ha utilizado como símbolo en la religión. El humo y la nube negra han sido símbolos espirituales en diversas tradiciones religiosas, incluyendo la Biblia y la mística cristiana. En la Biblia es símbolo de la presencia de Dios. Ya en el Antiguo Testamento, el humo y las nubes oscuras aparecen en momentos clave, como en el Monte Sinaí, donde Dios descendió envuelto en humo y fuego. Pero también símbolo de la oración y conexión con lo divino. De hecho, el humo del incienso simboliza las oraciones que ascienden hacia Dios, como se menciona en el salmo 141:2, y lo mantenemos en las liturgias.

Pero también habla de juicio y destrucción. Así es representado en el Apocalipsis; el humo y las nubes negras representan la ira divina y el castigo sobre los impíos. En este contexto, la nube oscura es un reflejo del proceso de discernimiento: los cardenales aún buscan, aún oran, aún esperan la guía del Espíritu Santo. Todos los hombres pasamos entre nubes negras antes de ver la luz.
Una noche de oración y esperanza
La multitud comenzó a dispersarse lentamente, pero no todos se marcharon. Entre los fieles hay grupos de distintos países, de jóvenes y adultos, de todo el mundo, entre ellos, colombianos. Muchos han viajado hasta Roma y otros estamos atentos, con la expectativa de presenciar la elección de un nuevo Pontífice en nuestra tierra. Luego de la fumata negra nos corresponde a los sacerdotes expresarnos con palabras de fe llenas de fe como “El humo negro no es un rechazo, sino una invitación a seguir orando. Dios tiene su tiempo, y nosotros caminamos bajo su sombra, con paciencia”.
Porque en nuestra tradición mística cristiana, el humo o la nube negra ha sido un velo del misterio divino: los Padres de la Iglesia interpretaron el humo como un símbolo del misterio de Dios, que no puede ser comprendido completamente. Y también como Ascensión espiritual: el humo se asocia con la elevación del alma hacia lo divino, como en los rituales de oración y en la contemplación. Una nube cubrió al Señor que ascendía.
Precisamente en esta elección, en la que hay 133 cardenales, el número de votos necesarios para que un cardenal alcance el Papado es de 89. Curiosamente, el mismo número de orden en el listado de votación que le correspondió en la Capilla Sixtina al arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda. ¿Casualidad o un guiño divino? En los momentos de espera, los fieles buscan señales que fortalezcan su confianza en que la decisión será la mejor para la Iglesia.
La tradición del humo negro y su mensaje
El humo negro es un gesto de humildad. Señala que el proceso sigue en marcha y que los cardenales no toman decisiones apresuradas. En la historia de la Iglesia, en las elecciones en el Vaticano, ha habido cónclaves largos y otros sorprendentemente cortos. Pero lo esencial es que, en cada uno de ellos, los cardenales no actúan solos: están guiados por la oración, por las súplicas de millones de fieles, por el clamor de una Iglesia que espera a su nuevo líder; con la inmanencia del Espíritu Santo.

El humo, la nube, la espera: todo forma parte de una liturgia que va más allá de lo visible. Es un recordatorio de que las mejores elecciones requieren tiempo, discernimiento y profunda reflexión.
Mientras la noche cae sobre Roma y la tarde en Latinoamérica, muchos fieles siguen en oración, conscientes de que el humo negro no es un final, sino un paso en el camino. Como todo clérigo que ora con sus fieles, y en la soledad de su oratorio, la esperanza sigue viva en cada corazón. Las luces de la ciudad reflejan los rostros de aquellos que no han perdido la fe, los que creen que cada elección es una oportunidad para fortalecer la Iglesia y renovar su misión en el mundo.
Francisco nos enseñó a escuchar otras tradiciones religiosas; en ellas también el humo habla, como en hinduismo, el humo del incienso es una ofrenda a los dioses y representa la purificación del alma. En el budhismo se usa en ceremonias para simbolizar la transitoriedad de la vida y la conexión con lo sagrado, y ente nuestras culturas ancestrales precolombinas y en muchas tradiciones chamánicas, el humo es un medio de comunicación con los espíritus y una herramienta de limpieza energética.
El humo negro se disipa, pero la fe permanece. Y cuando el humo blanco finalmente aparezca en el la chimenea de la Sixtina del Vaticano, será signo de que la Iglesia ha encontrado al nuevo Vicario de su Pastor. Hasta entonces, seguimos esperando, seguimos orando. Porque en la paciencia y en la fe, encontramos la verdadera luz.
Estos símbolos han sido interpretados de distintas maneras, pero para la fe del carbonero, el humo y la nube negra representan lo divino, el juicio, la transformación y la conexión espiritual. Sigamos en oración esperando la fumata blanca, porque la nube también es luminosa…

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