Florencio Garcés cuenta con el apoyo de los fieles El cura de Borja implica al banco malo y a la Agencia Tributaria

Dos denuncias por estafa interpuestas por el párroco de Borja, Florencio Garcés, dieron pie a la investigación de la Guardia Civil, denominada Operación Espino, que se saldó con el arresto del cura y de otras cinco personas más por un presunto asunto de desfalcos de cuentas, extorsiones y delitos contra la libertad sexual.

Mosén Florencio no pudo imaginarse que aquel 25 mayo, cuando fue a dependencias del Instituto Armado a querellarse contra José Luis Carbonell por estafa, iba a cambiarle tanto su vida meses después, hasta el punto que ahora se encuentra en prisión provisional. Eso sí, cuenta con el apoyo de los creyentes de la parroquia que él ha administrado hasta el momento.

En esa primera comparecencia ante la Guardia Civil, Florencio Garcés aseguró que había dado 30.000 euros a Carbonell -que posteriormente sería detenido junto al resto del clan "Zapato Veloz" por extorsiones-. Según fuentes consultadas por ARAGÓN PRESS, relató que el encargado de la empresa, en la que trabajaba este hombre, le llamó para reconocerle que le había sido despedido y que es verdad que José Luis Carbonell tenía algunas deudas e incluso embargos.

Fue esta conversación telefónica la que, según el propio sacerdote, motivó el préstamo en efectivo que realizó. Sin embargo, según estas mismas fuentes, luego quiso una devolución del dinero que nunca llegó.

Ahí entraría la supuesta estafa denunciada, ya que, tal y como se destaca en la diligencia, una trabajadora de la Agencia Tributaria y un trabajador de Ibercaja habrían llamado al sacerdote para asegurarle que iban a ayudar a José Luis Carbonell. De hecho, relató que desde el Fisco se iba a devolver 163.000 euros a éste, cantidad de la que podría pagarse la deuda con la Iglesia en Borja.

Prueba de ello es que llegó a presentar un fax de la Agencia Tributaria en la que se hablaría de dicho reintegro. Sin embargo, el origen del documento no salió de ninguna dependencia oficial de esta institución pública, sino de un locutorio de Tarazona, según fuentes de la investigación.

Esta "burda estafa", como la calificó la jueza instructora en el auto de prisión en el que decía que destacaba la preparación intelectual de párroco, volvió supuestamente a sufrirla y a denunciarla, aunque con otra persona clave en la investigación: Santiago Carbonell.

A esta persona le dio 7.000 euros para sus necesidades como, por ejemplo, los gastos de las facturas de luz. Según el relato de Florencio, quedaron ambos para hablar sobre su situación económica, cuando Santiago le dijo que "ya le devolvería los 35.000 euros". El sacerdote se extrañó de la cifra, pero no le dijo nada, según estas fuentes.

En este caso no intervino el Fisco, sino el banco malo. Concretamente declaró que le había llamado una tal Begoña, procedente del banco malo, para decirle que era verdad que Santiago tenía una deuda. Esto hace que Florencio Garcés dispusiera de 20 pagos de cantidades que van entre 800, 1.500 y 2.000 euros. Estas entregas siempre se dieron de forma física a través de sobres, sin recibís ni testigos.

La investigación de la Guardia Civil habla de que Florencio Garcés sacó de las cuentas parroquiales unos 185.000 euros, si bien en sus dos declaraciones este hombre de 70 años sólo reconoció la cantidad de 80.000 euros. Eso sí, de todas afirmó que la razón que le llevó a ello fue la caridad.

Las pesquisas se centran en averiguar el destino del resto del dinero y en saber por qué esas extracciones tan elevadas sólo se realizaron en el presente ejercicio fiscal y no en años anteriores.

(Rd/Agencias)

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