¿Alguien, honradamente, lo puede explicar? Hablamos del Decálogo…


Sí, nos referimos al Decálogo que aparece en el Antigo Testamento (Exodo, 20 Deut. 13,10) y el Decálogo que hasta ayer y durante siglos ha "explicado" la Iglesia, aunque en el último CIC ya la cosa sea distinta (1).

No lo decimos nosotros, lo dice el mismísimo Catecismo de la Iglesia Católica citado en acrónimo:
“Estas diez palabras Dios las reveló a su pueblo en la montaña santa… Constituyen palabras de Dios en un sentido eminente…” (CIC, 2056) “…pertenecen a la revelación de Dios” (2070)

Hay que presuponer, por tanto, que el Decálogo es la esencia de la revelación de Dios, supuestamente la revelación de Dios más condensada, algo inalterable... ¡son palabra de Dios!

De las cuestiones históricas o científicas se podría dudar que fueran “revelación”, pero ¿el Decálogo?

Pues aquí viene la pregunta: ¿por qué durante siglos la Iglesia ha obligado y enseñado otros distintos?

Coteje el fiel creyente las correcciones a los Diez Mandamientos originales que realiza la Iglesia. Las preguntas que a continuación de cada apartado nos hacemos con las explicaciones que suponemos no invalidan el hecho fundamental de cambiar el texto ¡revelado!, que es donde se halla el ”delito”.

El 1º y más importante.- No tendrás otro Dios más que a mi, lo trueca la Iglesia por Amarás a Dios sobre todas las cosas. ¿Dicen lo mismo? Algunos dirán que sí, pero no sólo la redacción, también el concepto es distinto. ¿La primera versión estaba equivocada? Lógicamente dan por supuesto que sólo hay un Dios, el cristiano… pero además, eso de “sobre todas las cosas” induce a “deja todo cuanto tienes” para ser perfecto. ¿Y a quién dejarlo mejor que quien puede administrar amorosamente los peculios? Y así ha sido históricamente.

El 2º.- No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos ni de lo que hay abajo sobre la tierra ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra, etc. Sabemos el sentido de tal mandamiento y su finalidad histórica, pero ¿por qué la Iglesia lo suprime? ¿Quizá porque chocaría de plano con el ingente patrimonio artístico de la Iglesia? En su lugar: No tomarás el nombre de Dios en vano, que es el tercero del Decálogo original aunque no tan exactamente.

El 4º de Éxodo.- Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás tus obras, etc (a los efectos oportunos, el Domingo), por el más interesado de Santificarás las fiestas… que es el 3º eclesial. La pregunta es lógica: ¿qué fiestas? Porque si dice, “seis días trabajarás”, ¿dónde quedarían tantas fiestas de la Iglesia, como los tres jueves que relucen, relucían, más que el sol?. Con ello, entre otras cosas, induce sentimientos de culpa por no asistir a Misa, a cualquier Misa ordenada por la Jerarquía.

El 7º del Decálogo, No cometerás adulterio, se convierte en el 6º de la Iglesia, No cometerás actos impuros término éste lo suficientemente amplio como para que los teólogos morales, dependiendo de la época, ampliaran el repertorio.

El 9º. No testificarás contra tu prójimo falso testimonio sufre un añadido con No mentirás. Está bien que así se prescriba, pero ¿por qué no se le ocurriría a Dios tal precepto? ¿Estaba Dios distraído en ese momento? De todas formas, Pablo de Tarso ya previamente corrigió a Dios y a la Iglesia escribiendo ¡a los romanos!, precisamente a ellos: se puede mentir si eso redunda en mayor gloria de Dios.

El 9º de la Iglesia es una novedad inventada, quizá similar al 10º del Decálogo. No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo… pudiera servir de base –el deseo— pero en nada se parece a No consentirás pensamientos ni deseos impuros. Quizá presuponía la Iglesia de qué pie cojearían sus propios funcionarios.

Sólo se aprecia una finalidad en tales cambios: la rentabilidad de los mandamientos y la represión de la "insana" sexualidad.

¿Qué piensa el creyente de la "enmienda" que se hace a Dios, a una de sus revelaciones hechas "ex profeso"? ¿Se queda impasible?

El momento histórico en que se produjo la “transustanciación léxica” es interesante, creo recordar que fue por los comienzos del “aluvión cenobítico”.

(1) Antes de escribir lo anterior, he hecho examen de catecismo al familiar preconciliar: "Pregunta: ¿cuáles SON los 10 Mandamientos?" Resulta sintomático que hasta que la Biblia no ha sido un libro al alcance de todos y vendido como si de "superventas" se tratara, la Iglesia ha "vendido" a sus fieles lo que ella ha querido. Recordarán quienes sobrepasan las seis décadas que "antes" no podía leer cualquiera la Biblia. No, que no, que estaba más o menos prohibida o, al menos, se necesitaba el permiso del "director espiritual". En compensación, ahora dispongo de 5 Biblias "católicas" y 1 "protestante" en inglés. Cuando el fiel creyente preguntó --¿preguntó?-- por qué tal diferencia entre el Decálogo del A.T.,suprema palabra de Dios, y el Decálogo eclesial, muy calladamente ésta varió el discurso hasta dar por concluída una etapa, acomodando su Decálogo a lo que decía la Biblia. ¡Es que la cosa "cantaba" demasiado!
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