CONTESTACIÓN AL ARTÍCULO "Imposible persuadir a un creyente"

Señor bloguero: como creyente y, según mi parecer, persona educada y no tanto tan instruida como quisiera, me atrevo a dirigirle estas consideraciones por si tiene la deferencia de hacerlas públicas.

Para no entrar en otras consideraciones al margen o sobrevenidas, seguiremos la secuencia original de sus párrafos.

Podemos obviar el primero, porque el bloguero estará de acuerdo en que, en la vida, también se necesita creer en cuentos de niños, cuentos que son deseos, aspiraciones, buenos propósitos, ilusiones… Si al "creer en algo" llamamos "cuentos de niños" será cuestión de palabras, ¿no, señor bloguero? Ya lo decía nuestro Maestro: "Si no os hiciereis como niños..."

En este nuestro mundo, también se necesita creer en la bondad de los hombres. La falta de confianza de unos en otros conduce al marasmo social o a la judicialización de las relaciones humanas, por aquello de que el derecho es mejor organización "racional" posible de la sociedad, según en este blog se ha dicho alguna vez.

Afirmación gratuita por afirmación gratuita, la religión no es un cuento. Por el contrario, es algo muy serio. Es, por concederle algo, una creación del hombre; para ser más exactos una necesidad humana, sin fijarnos demasiado en cómo se concreta ese “sentimiento religioso” en la diversidad de religiones. Así ha sido en toda la historia conocida. Y es de suponer que también de la no conocida. ¿De dónde podría nacer esa necesidad si no hubiese un sustrato real?

Dice Ud., señor bloguero, que los creyentes atacan con insultos. Los hay, desde luego. Considere el factor humano que actúa cuando a alguien le sacan de quicio determinadas afirmaciones, las suyas, tan gratuitas como las nuestras. Pero no es nuestro propósito descalificar sino afirmar. Sirva como muestra o ejemplo este artículo.

Habla de levantar catedrales acaparando haciendas… Un argumento muy discutible en contra de las creencias religiosas. Deberíamos deslindar territorios, ¿no le parece? El hecho de construir monumentos “a lo que sea” no es exclusivo de las religiones. Ahí tiene, muy cerca de Ud., el Arco de Triunfo de Moncloa, en Madrid, las distintas Puertas de Toledo, Alcalá, de San Vicente; o la Place de l’Etoile en París, aunque es cierto que ha sido el sentimiento religioso el que más monumentos ha erigido

¿Es eso malo? Tómeselo como manifestación del pasado… Tal como está “todavía” el mundo, pretender que exista una distribución justa de la riqueza y que todo vaya en beneficio del pueblo es una utopía, una quimera, una ilusión, una entelequia... o, peor todavía, caer en ramplonería de "trabajar, ganar y comer". Hoy por hoy los monumentos más hermosos y abundantes en España son religiosos.

Pero entremos en eso que Ud. dice “argumentos que esgrimen para creer”, según Ud. sin consistencia alguna. Concedido: es posible que no tengan consistencia racional, pero ¿es que el ser humano se agota en su razón? El hombre, el psiquismo humano, no se mueve por convicciones "racionales": la "füsis", la imaginación, la emoción... Con este argumento general se podría contestar a sus afirmaciones descalificadoras, pero añadimos algo más.

Ud. sabe, porque lo sabe, que existe lo que se ha venido en llamar “inteligencia emocional”. Ud. ha escrito bastante en el blog sobre valores. A ello añadimos el amplio espectro de las convicciones que no se agotan en criterios de valoración racional o juicios apodícticos. También conocemos los “juicios de valor”, que si bien tienen poca consistencia, alguna tienen.

El estímulo para obrar bien no sólo procede de la convicción racional, de los principios racionales o de la ley, que no es otra cosa que miedo a la ley; también hay estímulos positivos que proceden de muchas fuentes y que derivan en muchas pautas de conducta. La religión contiene, encierra o reúne dentro de su predicación muchos de esos estímulos. Y todo aquello que “incita” al bien, no puede ser malo.

Aporta siete argumentos que el creyente esgrime para creer. Siete que podrían resumirse en uno solo, “creo porque quiero”.

Dejemos también aparte lo de “respetar la libertad”. Sé que Ud. no perseguiría, masacraría o asesinaría a nadie por creer: no le considero cofrade de alguna turba guerra civilista; tampoco niego, no se puede negar, que eso han hecho muchos cristianos a lo largo de la historia para que otros creyeran. Algo hemos avanzado… ambos. Por eso, dejemos aparte lo de la libertad.

Le concedo que es aportación cultural –una cultura producto de las religiones— el modo como se concreta la creencia. La concreción de las distintas creencias no da fe exacta ni trasluce el amplio espectro de la creencia ni del sentimiento religioso. Pero concédame que el hombre necesita expresar de alguna manera, la que sea, lo que siente, lo que le mueve… ¡Si otros le ofrecen las vías de comprensión, “miel sobre hojuelas”!

Decir que son razones adventicias, sobrevenidas, insufladas, inducidas, repetidas "ad nauseam" para logar el convencimiento, arrastradas desde la niñez... es afirmar demasiado con demasiadas palabras. ¿No hay libertad también para pensar? ¿No tiene el ciudadano occidental más criterios propios que antes?

Sí, es cierto que se da el lavado de cerebro y la propaganda capciosa --¿qué sistema político no lo ha usado?-- y que la religión también ha abusado de ello; y que hay grandes masas de gente que se deja engatusar… Pero concédame que también en este nuestro occidente pretendidamente instruido muchas “mentes pensantes” se mueven por convicciones religiosas. Apelar a la “masa que cree” y la “masa que no cree” es argumento pobre. El argumento cuantitativo en áreas muy concretas es válido. No en cuestión de religión.





Quisiera acercarme a su pensamiento cuando estigmatiza expresiones como “Dios me ha dado la fe, Dios me ayuda, Dios no me engaña y similares”. Sí, puede parecer gratuito, pero ¿no lo podríamos aceptar como “una forma de hablar”, un modo de hacer explícito un sentimiento interno, una emoción, un presentimiento, un estímulo?

Créame cuando le digo que el sentimiento religioso es también psicología, es “sentido vital”, es estímulo, es seguridad personal… Tratar de erradicarlo, aparte de ser una empresa imposible, quizá pueda ser hasta peligroso. Dejaría a muchas personas sin asidero psicológico, sin pautas, incluso hasta sin fiestas.

Cito su última frase: “Entre la evidencia científica y la seguridad del sentimiento, se agarra [el creyente]a una seguridad para él evidente, que, paradójicamente, proviene de lo no evidente”. Después de lo dicho arriba, ¿no está Ud. también de acuerdo con ello? La vida está anclada en seguridades emocionales, pocas veces en racionales. En el psiquismo humano prima más el mundo de las emociones que el de la razón, aunque..., cuidado, también la religión es fruto de la razón. Pero ésta es otra historia.

Con todo mi afecto.
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N.E. Mañana diremos la procedencia de este artículo.
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