Gluksmann. "La tercera muerte de Dios" (3) La venganza de los dioses



Los griegos, prudentes, sospechan que no es necesario adorar ni odiar las realidades inflamables que urde su teología con los ojos cerrados. Saturno devora a sus hijos, Abraham inmola a su hijo, con la diferencia de que unos no se lo creen y otros sí. ¿Qué pasa cuando el sacrificio, en vez de honrar a los dioses los deshonra? Es lo mismo que cuando el rey de reyes se apoya en el Bien común para saquear a sus aliados y acaparar los bienes privados.

Troya era el orden, la molicie, el lujo; los aqueos el desorden, la despreocupación... en alianza con los dioses: y Troya ardió. Pero con Troya fue el caos, para hombres y para dioses. Eso pensaron los crédulos también. Tebas, como Jericó, tenía siete murallas. Eros y Zánatos, sublime concepción griega del drama del mundo.


El deseo animal es una carencia, a la caza de satisfacción. El deseo humano, una imperfección en busca de perfección. Antaño Eros ensalvajaba el cielo y la tierra. En lo sucesivo encarna el trabajo de la cultura y la asunción de la civilización.


Cuando la “erotika” llega a la tierra prometida, la “zeofilia”, alcanzamos el aprecio de la divinidad.

Platón es el trasfondo de la teología cristiana. El “eros” y el “filein”, el origen del mal, la dialéctica entre Dios, Mundo y Yo. La catarsis para llegar a Dios. Las locuras de Eros se viven con terror y piedad, con fascinación y repulsión, con temor y temblor, con aturdimiento. Platón parecer prescindir de la tragedia de Atenas, de las Guerras del Peloponeso. No existen ni guerras, ni peste, ni dictaduras, ni traiciones, ni siquiera el pánico. Lo que no se conoce porque no se quiere conocer no existe. Dios es pre o post histórico. La Historia es humana.

Ruanda es interpretada por la credulidad como efecto necesario de haber abandonado el hombre a Dios. Pero ¿qué hombres? Los encargados de la acción, en el drama griego, por una parte; por otra los narradores de la acción, individuos o coro. Los héroes obran; los humildes, el pueblo, “reconocen”. Ahí están otros, los nunca creídos, Tiresias, Casandra. Todo somos a la vez los tres personajes: actores, espectadores y profetas.

Desfase entre intuición del acontecimiento, su comprensión y su suceso. Es el drama personal de algunos: ven lo que va a suceder, lo prevén, pero no pueden hacer nada por evitarlo u obrar en consecuencia. Lo que me dijo alguien que perdió su trabajo luchando contra altas decisiones de la Jerarquía de su ciudad: "En dura lid con la jerarquía que regía la credulidad, yo veía que mi trabajo se iba a pique y luchaba por mantenerlo. Preveía lo que iba a pasar y no pude hacer nada. ¿Ver o desear? Tiresias, Casandra.

Para adquirir un conocimiento primero había que sorprenderse; en cambio la quietud del saber sosiega, tranquiliza, absorbe, sutura la inquietud inicial. Los dioses no filosofan, no buscan, pues ya están en la verdad. Pero eso no sosiega al hombre.
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