Nefasto si la religión es credulidad.

Por eso “los sacerdotes del nuevo Baal” se revuelven contra las pretensiones de la ciencia de introducir su bisturí en todos los aspectos de la vida.
¿Puede haber religión tras la ciencia? La respuesta es NO. (Quizá pequemos de ser un tanto voluntaristas al decir esto) En contra de tal aseveración al punto arguyen: ¿dónde queda el “sentimiento religioso”, eso que parece innato en la naturaleza humana?
También la respuesta está en la ciencia, pero ahora no es el caso. Dicen, reiteran y aseveran (y esto sí es voluntarismo puro) que no hay contradicción entre la ciencia y la religión. Desde luego: si ciencia y religión no son excluyentes es porque hay un ámbito superior a ambas, que es “el hombre”. El objeto y el sujeto es el mismo.
No es la ciencia, por otra parte, sino la razón la que hace al hombre dueño de sí mismo. Labor de la ciencia también es ayudar a desmontar adherencias y lazos que lo atan, como es la religión; labor de la ciencia, por ejemplo, es ayudar al hombre a liberarse de la angustia que le produce su propia libertad, al decir de algunos filósofos; o ayudar al hombre –capaz de imaginar futuros-- en los terrores que le produce la asunción del hecho de la muerte como hecho futuro incuestionable.
La ciencia (la instrucción, la educación, el raciocinio, el librepensamiento, el sentido común) libera al hombre… también de la religión