Palabra de Dios (3/3) ¡No nos engañes, Señor!


Seguimos con las enseñanzas que "revela" el Dios bíblico, el Dios que en la Biblia mantiene para el hombre un plan de salvación...
[Plan que no se entiende: lo crea libre y éste peca; como peca quiere salvarlo; pero lo salva y sigue pecando... ¿Por qué no comienza un nuevo ciclo de salvaciones? Es un decir. ¿Y por qué no creó al hombre ya salvado y libre de lacras?]


Al leer la Biblia asistimos a un “amontonamiento” enmarañado de conceptos ininteligibles por contradictorios, que exegetas y homiletas tratan de justificar. Si leemos con ojos de personas normales, no crédulos dispuestos a aceptar todo, nos encontramos con unos libros llenos de relatos míticos, refritos, plagios, literatura amorosa, pre-textos, cantos, invectivas, mixtificaciones, pseudoprofecías, escritos políticos...

Aceptamos las líneas maestras de pensamiento que los exegetas dicen que contiene el AT: el monoteísmo frente a religiones politeístas y la elección de un pueblo para sí. Sin embargo, ambas quiebran una y otra vez. Por una parte, el pueblo elegido busca salvación en otros dioses (¿por qué sería?); por otra Dios "se arrepiente", "detesta a este pueblo", el que crucifica a su Hijo..

Con razón el genio de Pablo de Tarso, con su teología mixtificante, se libera para arrumbar a otros pueblos y parir el engendro llamado Iglesia. Al menos Pablo de Tarso actuó con lógica: no se entiende que un Dios creador de la humanidad se reserve un único pueblo para él.

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Pero continuemos las perlas que también han sido "biblia científica" de tantas generaciones:

 Dios al crear dice “y vio Dios que era bueno”, pero luego “se arrepintió" –por ciertos, varias veces-- de haber hecho al hombre” (Gn 6.6; Isam15.11.36; Jer 18.9; Am.7.3). ¿Cómo interpretar esto? Y dicen: "Palabra de Dios".

 Sorprenden el “destino” y “sentido” de crear al hombre: para que domine a los animales (Gen. 1.26; Sab 9.2; Ps 8.4) o para residir en el Edén (Gen 2.5). ¿Se entienden motivos tan fútiles?

El hombre fue creado inmortal, pero sorprendentemente sólo después de pecar comienza a ser “algo”. Entonces conoce, trabaja, transforma, engendra... No caen en la cuenta quienes escriben la Biblia de la insensatez e irracionalidad que subyace en el mundo idílico imaginable en el tiempo previo a “comer del fruto”. Ya, ya sabemos que es todo alegórico... pero siguen diciendo: "Palabra de Dios" sin el menor rubor y sin la subsiguiente y necesaria exégesis para le hombre de hoy. Quizá se haría demasiado larga la homilía.

 El relato de la Creación responde al imperativo de no caer en los cultos de la fertilidad,. Se entiende.

Pero no se entiende cómo el “elohista” no deduce aberraciones racionales en su relato: ¿para qué pone Dios un árbol en el Paraíso si no quiere que coman de él? ¿Para qué les pone a prueba si ya sabía el desenlace? ¿para qué prueba a un ser que ha creado perfecto?

Pero si el hombre cae, es que no era perfecto: ¿por qué dice que lo hizo a su imagen? ¿Y cómo se puede culpar al hombre de un mal ya previsto por su creador? Son preguntas que sólo hoy se ha podido hacer el que piensa. Piensa y deduce que todo es un inventar antecedentes para cosas preexistentes.

 El asunto de los ángeles buenos y los demonios acarrea una “predeterminación” maligna en Dios, porque “sabía” lo que iba a pasar: crea previamente tales seres para luego... De igual modo con los humanos: ¿no percibe Dios el choque con la libertad de que dota al hombre? (Eclesi. 15.14; Deut 5.32; Ps 94.11; Prov 4.26; 8.35; Is 29.15; Jer 10.23, etc)

 Añadamos que si Dios tenía previsto el “plan de salvación” en Cristo (I Jn 3.8) todo el asunto del Edén y del pecado no tienen sentido alguno: Adán y Eva “necesariamente” tenían que pecar (1)

 El segundo relato de la Creación, elohista, es una copia deformada del Poema de Gilgamesh: Eva es creada después de los animales, cuando Adán no encuentra pareja entre ellos(2); sólo Adán recibe la admonición de no comer del árbol...

La predestinación de la que tanto se ha escrito en los veinte siglos pasados necesariamente se deduce del concepto de un Dios que todo lo tiene predeterminado y que ya tiene escogidos a los suyos (Job 14.5; Ps 58.4; 94.11; 135.6; Prov 8.22; 16.4; 19.21; 29.26; Dan 4.29; Mat 10.29; Act 4.28; Rom 9.20; I Cor 2.5; etc.) Pero la predestinación niega la libertad, que es el fundamento del pecado… ¡Aclárense!

 En Gn 1.3 dice Dios "Haya luz, y hubo luz". Con esa luz, además, crea el día y la noche (1.5). Si el sol lo crea en Gn. 1.16 ¿de dónde proviene esa luz primera? ¿Para qué la crea? Pero si la noche es ausencia de luz, ¿destruyó lo creado anteriormente? Siga el crédulo discurriendo, que tal luz muchos quebraderos históricos ha traído y siga preguntando al “yavista” cómo no cayó en la cuenta de tales contradicciones.

Hay aguas superiores, por encima del firmamento, que explicarán el diluvio, el que destruye “su” creación –algo inútil, por cierto, ya que otros vendrán que pecarán más— (II Rey 7.2.19; Job 26.10; 38.37, etc.)

El Dios “sabio” crea las plantas antes de crear el sol y el “yahvista” no se da cuenta de que éstas necesitan el sol para crecer y desarrollarse. Eso debería ser evidente también en su tiempo. Ironías del mito.

 El Dios “sabio” también le dice al “yahvista” que la luna es una lumbrera en la noche, es decir, que tiene luz propia como las estrellas.

 En Gen 1.30 Dios les da como alimento la hierba del campo: ¿no cayó en la cuenta el “yahvista” de que tigres, leones, etc. son carnívoros? Parece ser que la carne sólo estaba destinada al hombre.

 El cronista hace una relación de animales creados pero olvida el 99% de ellos; de otros no sabe nada; confunde sus funciones... Parece como si el escritor no hubiese salido jamás al campo ni supiese nada de nada: la liebre y el conejo son rumiantes (Lev 11.5; Dt 14.7), el murciélago es un ave (Lev 11.18; Dt 14.18), los insectos alados tienen cuatro patas (Lev 11.20), el león es el animal más fuerte (Prov 30.30), el veneno de la serpiente es el más mortífero (Eclesi 25.15)... Y la lista de destrezas que tienen los animales en Job 38, 39 y 40.

 Resulta curioso que Dios también cree monstruos: Leviatán (Job 3.8; Ps 74.14), Behemot (Job 40, 15 y 19). ¿De dónde los saca? ¿Qué experiencia le lleva a ello?

Lo de imagen y semejanza conduce a muchas consideraciones. No puede ser por el “físico”, luego debe ser por el “espíritu”. Pero también tienen espíritu las personas malvadas: ¿no se da cuenta el “yahvista” que hay hombres crueles, asesinos, sanguinarios, genocidas, mentirosos, lascivos, desalmados, violentos, inicuos, caníbales...?

El hablar en plural del Dios creador sugiere un pasado politeísta del pueblo hebreo. El monoteísmo de que hablan los exegetas bíblicos es, sí, un hecho “único” de un pueblo sustentador de un único Dios (Gen 31.19 y 34; 35.2; Ex 18.11; 23.13; 34.14; Jos 24.2; I Sam 19.13; Ps 50.1; 86, 8; Os 3.4; Zac 10.1 etc). ¿Pero las otras expresiones plurales? ¿No percibe Isaías (52.12) una contradicción en lo que dice: el Señor irá delante de vosotros y el Dios de Israel a vuestra retaguardia o el pasaje de Amós (4.11) donde parecen hablar dos dioses, Yahvé y el Dios de Israel.


La relación de tantas citas no tiene un propósito de confundir, porque todas estas “contradicciones” tienen su explicación en la exégesis bíblica y se entienden en su contexto histórico y literario.

La finalidad es denunciar su propia vergüenza histórica, al imponer un mundo a imagen y semejanza de tales contradicciones y el que los pastores de la credulidad viven y hayan vivido sustentando “literalmente” muchos presupuestos como los citados.

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(1)
Demos el más grande sartenazo en la cabeza al “testigo de Jehová” -–si la tiene para otra cosa distinta a peinarla o cubrirla con un sombrero-— que justifica tal contradicción con este argumento: Dios no tenía previsto el pecado de Adán porque entonces sería cómplice del mismo, algo que no es compatible con el Dios de amor que odia la maldad tal como dicen Ps.33.5, Prov 15.9, I Jn 4.8. El autor “testigo” viene a decir al prosélito “jehovista”,que Dios hace las cosas sin previsión; que Yahvé, lo quiera o no, permite el pecado siendo cómplice de su realización; que hay contradicciones fundamentales en la Biblia; pero, sobre todo, que hay creyentes --deben ser testigos de Jehová--, a los que se puede adoctrinar porque son imbéciles.


(2)
¡Y que la situación social de la mujer haya dependido durante siglos de pasajes como éste...! Gen.3.16.
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