¿Qué celebra la gente hoy, día de la Inmaculada?



Si se le pregunta a cualquier currante por la fiesta de hoy, 8 de diciembre, responderá: ¡Hoy se celebra “La Inmaculada”! Si se insiste sobre qué significa “inmaculada” pocos podrían contestar “libre de pecado”. Si se va más allá y se inquiere respecto al “pecado orginal”, puesto que es hija de Eva, nacida mortal, es seguro que nada sabrían decir. Y desde luego, sin consultar, nadie sabría que dicha fiesta fue instituida en el siglo XIX respondiendo a la proclamación de un nuevo Dogma.

¿Y tiene sentido que una sociedad desafecta a lo sacro celebre algo que ni conoce, ni entiende, ni cuyo contenido dogmático acepta?

Quizá por aquello de que las fiestas vienen bien a todos, nadie se preocupa por discutirla, pero alguien vendrá que diga: “Queda suprimida la fiesta de la Inmaculada como fiesta civil. Quien quiera celebrarla como fiesta religiosa lo haga en el ámbito de la religión católica”.

Porque, ya me dirán qué le dice la fiesta de hoy a un protestante, a un islamista, a un judío... Y todos son españoles.

El dogma –es decir, el contenido conceptual-- de la Inmaculada chirría por cualquier ángulo que se la mire:

--creencia secular, creencia evangélica... Como todo lo que roza la credulidad dogmática, depende de quién y cómo lo mire, porque no parece que en los textos fundacionales (Evangelios y Cartas) aparezca absolutamente nada relacionado con el asunto.

--es una “deducción escolástica” basada en silogismos lógicos y no en realidades. Lógicamente quien no acepte conceptos que chocan con la lógica más elemental...

--lo deducen de su condición de madre de Dios, pero esto choca frontalmente con el concepto de libertad, que no se puede negar al hombre: Dios “sabía” que María iba a aceptar y por eso la libró del pecado original... ¿No es esto predestinación? En fin, otro de los asuntos que chirrían se miren por donde se miren.

--lo deducen de un retorcimiento conceptual imposible de aceptar por una mente pía: María, al no haberse bautizado, todavía tenía el pecado original cuando aceptó se madre de Dios. ¡Imposible! dijeron los teólogos. “Pues ya está, María nació sin pecado original”. Así de simple. Y es que el asunto María-nacida-antes-que-el Salvador se las trae. Si el bautismo “lava dicho pecado” y dicho sacramento tiene una vigencia temporal clara, bastante posterior al nacimiento de María (nació antes que su Hijo que a todos redimió con su muerte), la deducción es necesaria: María nació sin pecado.


¿Qué decir a esto? Pues que se cree lo que se quiere. Se cree que los hombres tienen un pecado original que se sacan de la manga; se cree que ese pecado se transmite; se cree que María es “humana” pero no se deduce en consecuencia; se cree que el alma la infunde Dios; se cree que el pecado original se inocula en el acto de unirse el óvulo con el espermatozoide, lo cual chirría más todavía con una mente que piense.

Pues lo mismo que se instituyó esta fiesta, es seguro que dentro de unos años si a un Papa le diera por decir que María, al no tener pecado, no pudo morir (la muerte es fruto del pecado), pues se instituiría otra y santas pascuas. Más o menos ya se avizoraba en el eufemismo “Dormición de la Virgen”. Pero el arroz se les ha pasado.

Y ahora llega la SOCIEDAD CIVIL y CIVILIZADA y dice: estamos llevando el mes de diciembre a tal grado de improductividad laboral que no se puede mantener; hay fiestas que se fundan en supuestos crédulos sin base alguna conceptual; son fiestas religiosas que un Estado laico no puede corroborar.

Pero ahí sigue la fiesta --bienvenidas las fiestas-- año tras año. Cuanto más "sospechosa", como el Corpus Christi, más festejable, con novena concluida. Pues lo que decimos: ¿Y si un gobierno dijera: "Ya está bien de celebrar algo que no tiene ni pies ni cabeza"? Este día, civilmente, se haría laborable. Poco a poco sucedería como con la Ascensión: de "tres días hay en el año-que relucen más que el sol..." ya sólo quedan uno y medio: quizá medio y medio. Medio Jueves Santo está de vacaciones en Alicante.

Habría más razones pero no es cuestión de cansar al personal lector.
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