La creencia es algo más que elucubraciones mentales.


Cuando hablamos de religión, credo, credulidad y demás conceptos anejos, podemos infravalorar la virtualidad encerrada en estas palabras:
"son personas que buscan el bien",
"no es para tanto",
“hablamos de ideas abstractas”


Ideas que hasta podrían ser tolerables como “elucubraciones mentales”.

Esta falacia puede ser hasta interesada.

No. Hablamos de hechos,
de personas que actúan,
que hablan,
que piden,
que defienden sus intereses,
que pleitean y ganan;
de actitudes aberrantes como "Señor que estás en el sagrario",
de Cristo presente "realmente" en la hostia que se ofrece en adoración ante la que hay que ponerse de rodillas

Y nos referimos también a la persona religiosa que habla con "su" Dios ¡convencida de que existe!, que quiere que su Reino impere en este mundo y pretende hacer realidad la vida que es su vida; el crédulo no vive de la sugestión ni de la visión, vive del convencimiento, las más de las veces peligroso.

Todo esto es el verdadero fundamento de la lucha contra la creencia.
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