La desconocida perversión del pensamiento cristiano.

Y otra habría sido la deriva europea si no se hubiese cruzado en su camino el fundamentalismo cristiano, en todos los sentidos exactamente igual que el imperante desde el siglo VII en el mundo musulmán. La única influencia que hoy día tiene el "pensamiento" islamista es la que procede del dinero a espuertas que genera el petróleo: ¿Pensadores? ¿Intelectuales? ¿Científicos? Pagan y ahí los tienen. Y en el resto, guerras y más guerras.
El fundamentalismo siempre ha sido como el herbicida en los jardines: agosta las plantas que "no interesan" y dejan crecer las que agradan la vista del patrón.
Por interés de la creencia cristiana, sólo ha trascendido el pensamiento filosófico junto a un arte que, por aséptico o snobismo humanista, el cristianismo consintió.
Sin embargo tanto mayor y de más importancia histórica hubiese sido el pensamiento científico desarrollado por los griegos, el naturalista, el de la medicina, etc. si el fanatismo no lo hubiese hundido en el piélago de la nada: el cristianismo provocó un retraso de más de mil quinientos años en el desarrollo científico, no tanto porque lo prohibiese, sino porque arruinó las bases y escuelas que lo sustentaban.

Dejamos al prurito del lector, interesarse por personajes tan grandes como Euclides el matemático geómetra, Aristarco de Samos en astronomía, Arquímedes de Siracusa como físico, mecánico y estratega, Gerón como impulsor de las ciencias, Timócrates en astronomía, Hiparco de Nicea como astrónomo y geógrafo práctico, Teofrasto el naturalista, Herófilo el neurocientífico, Hetisístrato en medicina... y tantos otros científicos menores cuyo nombre no ha trascendido.
Nos fijamos en uno de ellos.

El desarrollo de la investigaciones y aportaciones hubiese sido determinante para la medicina si se hubieran continuado los descubrimientos de Herófilo: realizó estudios sobre cerebros disecados, descubrió el funcionamiento de las meninges, trazó una primitiva distinción entre sistema nervioso y espinal, halló la diferencia entre venas y arterias, proporcionó un elemento de diagnosis midiendo la fiebre mediante el pulso, analizó y puso nombre al duodeno y estableció los cimientos de la obstetricia.
Todo el potencial investigador de los científicos griegos fue truncado por los fanáticos cristianos. ¿Tiempos oscuros y primitivos para la ciencia aquellos de los griegos? Realmente los tiempos oscuros comenzaron cuando un tal Pablo de Tarso “cayó del caballo”, cegado, por supuesto.
Los cristianos, como los más conocidos y denostados musulmanes, consideraron que ni ellos ni escuela profana alguna --recuérdese la de Alejandría-- tenían cabida en el mundo nuevo que nacía alumbrado por sol del cristianismo.