Por qué y para qué se escribieron los “apócrifos”.

Apócrifo ha quedado como sinónimo de "falso". Aplicado a la ristra de Evangelios no canónicos, la acepción no es aplicable, porque tan falsos podrían ser como los cuatro admitidos como "inspirados". 

Obviamos por conocida la acepción etimológica de “apócrifos” y las peripecias de su descubrimiento, muchos o los más importantes de ellos en Naj Hammadi (Egipto), lugar del Alto Egipto donde en 1945 se descubrieron en una tinaja doce códices, unos mil pergaminos, copiados en copto alrededor del siglo IV. Los apócrifos que se conservan son algo más de cincuenta, aunque hay referencias de unos ochenta.

No se puede hablar de una fecha concreta respecto al establecimiento del canon del Nuevo Testamento. Hubo muchas etapas y hasta podríamos decir que muchos lugares. Fue un proceso lento, tanto que llegó hasta el Concilio de Trento, cuando definitivamente se consolidó el canon neotestamentario.

Se suele aceptar, por referencias de Ireneo y Tertuliano, que ya, entre los años 180 y 200 d.e.c., existía un cierto consenso canónico respecto a qué libros estaban inspirados por Dios y cuáles no. En todo caso, después del año 150.

Muchas son las razones por las que ya desde fecha temprana a su contenido y uso fueron desechados del “canon” frente a la aceptación de los cuatro considerados fiables. Aun así, dichos escritos circularon profusamente por las comunidades primeras del Próximo Oriente y Norte de África y sirvieron de pretexto en las homilías y sermones habidos en las reuniones de fieles, dando así aquiescencia a hechos portentosos que escapaban a cualquier consideración racional.

Lo que dicen la mayor parte de ellos es en extremo fabuloso e increíble, pero puestos a comparar, no son cualitativamente muy distintos de que lo que relatan los Evangelios canónicos. Si los mismos evangelios canónicos contienen milagros inadmisibles y hechos descabellados, es lógico pensar que quienes escribieron los apócrifos estaban legitimados para aumentar el número de los mismos y, también, para retrotraer la capacidad de Jesús de hacer milagros a su infancia.
El primer motivo de su rechazo oficial fue, según la ortodoxia dominante, que no pueden haber sido revelados por Dios (San Jerónimo dixit). Insuperable argumento. Y añaden que contienen flagrantes herejías. En concreto los documentos de Naj Hammadi son todos ellos de carácter gnóstico. Siempre el vencedor es el poseedor de la verdad.

Para aquel que, desapasionadamente, los toma como escritos de la primera época del cristianismo sin entrar a discutir o valorar su contenido, su importancia estriba en que son testimonio de por dónde caminaba la creencia general en Jesús en determinada época. El hecho mismo de ser escritos y de que se conservaran es indicativo de cuál era el ambiente crédulo ya en los primeros tiempos en que se fueron formando las distintas comunidades cristianas.

De ellos se deduce la variable y plural deriva del primer cristianismo. Cada comunidad parecía interpretar a su manera el legado del Maestro. Ya Pablo de Tarso deja traslucir repetidas veces en sus cartas este problema. Tendencias y credos dispares, a veces disparatados, respecto a lo que pudiera pensarse de un Jesús real.

Parecía que todo era poco para glorificarlo y dejar constancia de que era igual a Dios Padre. Es el problema de querer construir un personaje legendario a partir de una trama real de la que sólo quedaban recuerdos transmitidos oralmente.

Y una última consideración: ¿sirven de algo los apócrifos para dilucidar o esclarecer la personalidad de Jesús, para extraer datos que recompongan su figura desfigurada que muestran los canónicos? En modo alguno. En nada son diferentes los apócrifos de la “infancia de Jesús”, por ejemplo, respecto a lo que relatan Mateo y Lucas, donde todo se torna fantasía y milagrería.

Para ampliar el asunto, aparte de las ediciones y tratados de A. Piñero sobre los Evangelios Apócrifos, recomiendo este enlace:

https://espiritualidad.marianistas.org/wp-content/uploads/2014/08/comprender_la_biblia_los_evangelios_apocrifos.pdf

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