Se mueren los pueblos, resucitan nuevas sociedades aldeanas.

Día 15 de agosto, fiesta grande del lugar. El momento cumbre de la fiesta, "la función", que comprende la Santa Misa, el sermón y la procesión, con música y danzas incluidas.

¿Sí?

Misa: gente tan variopinta como "variopintada"; ilgesia a reventar: mamás sin apariencia de abuelas, salidas poco ha de la peluquería con los niños/nietos engalanaddos; viejos con su traje oliendo a alcanfor, sin corbata porque nunca la tuvieron; viejas del brazo para sostenerse mejor; familias salidas del adviento, devotos obligados por la morriña o la añoranza de la virgen del lugar, esperando el milagro de un nuevo sentimiento que les devuelva la niñez perdida; niños apretujados en los primeros bancos... Quizá música especial.

Sermón: nadie sabrá después sobre qué ha versado, porque todos, en determinado momento de la misa, padecen otitis aguda; añádase el tono enaltecido, grandilocuente y desabrido del cura del lugar. Quedaron arrumbados aquellos sermones de campanillas predicados por curas, a ser posible frailes, contratados ex profeso para tal menester.

Procesión: la cruz delante, siguiendo al cohetero que abre la marcha a chupinazo limpio cada vez que dobla una esquina; un grupúsculo de mozas dispuestas a bailar a la Virgen; siguen las andas con una virgen olotina, Inmaculada no asunta, que sustituye a la efigie imposible de bajar de su hornacina, más por fastidio que por imposibilidad física; cura revestido de ornamentos de gala, sudando la gota gorda especialmente al subir las empinadas cuestas del pueblo --parece que lo hacen adrede--. A mitad del recorrido se le adjunta el teniente de alcalde y dos pasos más allá inician una animada conversación. Detrás, la plebe luciendo sus mejores galas. Es el momento del encuentro, de caminar en grupos dispuestos por afinidades familiares, sentimentales, necrológicas, de añoranza de tiempos escolares cohetáneos... Todo es una gran charla. Y como flecos de la procesión, las innumerables cámaras digitales, buscando rincones, gestos, encuadres...

¿Alguien cae en la cuenta de que se celebra "La Asunción"? ¿O la Virgen de la Buena Leche? ¿O del Lentisco, de la Encina, de la Buena Gracia, del Cobre, de la Paloma, del Gavilán, del Cierzo, de la Fuentona...?

He asistido a la "función". Nada más festivo pero nada más patético; y nada que remotamente responda a verdadera fe: devoción folklórica atenta a otras cosas bien distintas.

Vivan las fiestas populares, pero creo que lo que está difunto mejor sería enterrarlo. Claro, queda la cuestión del "repuesto", que es harina de otro costal.
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