De nuevo la dictadura religiosa.
Dictaduras laicas versus dictaduras islámicas. En todas hay utilización y detrimento del pueblo para mayor gloria del líder... o de Dios.
Sìempre perdiendo el pueblo: enfrentamientos y choques armados de los líderes pero regados con sangre del pueblo, represión del disidente que suele ser el más indefenso de los pensadores del pueblo, destrucción de lo que tanto ha tardado el hombre en construir, desgracias, siempre desgracias para el pueblo.
¿Afganistán? ¿Irán? ¿Hermanos musulmanes? ¿Siria? ¿Libia? El islamismo convertido en violencia, antes estudiantes islamistas abocados... ¿a qué?, hoy egregios personajes residentes en Europa que retornan a su país a salvar al pueblo.
Occidente ya ha recorrido ese camino y puede aportar experiencia constructiva. Tiene los mecanismos para solucionar los problemas. Es la democracia, con todos sus resabios y su inercia coercitiva, como sistema que mayor integración procura.
No son solución las “pastillas” religiosas concretadas en ayudas espirituales, clubes de oración, grupos de regeneración moral, asociaciones de la "virgen de los milagros", curación por el espíritu... Admitiendo lo admisible, una sociedad bien organizada y trabada sólo puede consentir tales grupos como expresión privada del ansia asociativa que existe en el hombre.
Europa en los inicios del siglo XXI está en condiciones de ser modelo para el mundo en democracia, desarrollo científico, búsqueda del bienestar social, libertad, igualdad, respeto a las opiniones, visión del valor primordial de la persona, consideración de los derechos más fundamentales del individuo...
Todos cuantos en la historia se han opuesto a estos valores deben quedar arrinconados en el cajón de los olvidos: nostálgicos del liderazgo caudillista, provincialistas del terruño y la nación y, sobre todo, los que han hecho de la creencia bandera de enganche, de confrontación, de revanchismo y de prebendas. Dentro del respeto a la libertad que la Europa de los pueblos defiende, se encontrarán cómodos para oficiar sus ritos salvadores.