De profesión "Santo". Pero ¿qué clase de santidad?

El "Día de Tosantos" y la cuestión de la santidad dan mucho de sí, pero tanto asuntos como días se suceden con tal rapidez que impiden sacar del armario otros temas sugestivos, colaterales a la santidad.

¡Tantas cosas son, hoy, santas! ¡Ya son ganas de generalizar: santo padre, santa hermandad, santo sepulcro, semana santa, tierra santa, santo escapulario...!

Santidad de la Iglesia --santidad del Cuerpo místico, que dicen que es la Iglesia espiritual-- pero la institución que soporta tal santidad no deja de ser la "Magna peccatrix" "goethiana". La santidad de la institución impide la verdadera y humana santificación hasta de sus propios miembros, dijo alguien.

Su santidad es otra forma más de pretender apoderarse del mundo, de querer secuestrar la vida y de imponer otra que es el fondo "telonario" de platónicas cuevas. Hoy nuestro mundo va liberándose de tales perspectivas, "gracias a Dios".

Usando su mismo lenguaje podríamos distinguir tres clases de santidad:

*la humana, la del sentido común,

*la propugnada por el fundador, la original

*la derivada, la funcionarial, la eclesial.


Si una persona, por el cumplimiento de sus obligaciones, por su implicación e inserción social, por su espíritu de sacrificio, por saber sobrellevar las adversidades, por ayudar a sus compañeros, por su veracidad y credibilidad, por su innato sentido de la justicia, por su ánimo pronto y alegre, por su juicio sereno... es modelo para cualquier otro mortal, sea cristiano o no, esa persona es “santa”.

Si un creyente lleva a las últimas consecuencias el espíritu del evangelio –humildad, amor a los demás, buenas obras, mansedumbre, aceptación de la cruz de cada día, afán por establecer en el mundo la justicia de Dios, etc.-- para los demás creyentes cristianos esa persona es santa.

Pero hete aquí que hay otra santidad, ésta ya antinatural, absurda y aberrante. Es la que lleva a las últimas consecuencias la prescripción ritual de actos endogámicos. Y me atrevo a afirmar que supone el 75% de los santos censados. Es una santidad buscada ex profeso mediante actos rituales generalmente alejados de la vida normal.

Como acto previo, el candidato a santo se evade de la sociedad en que vive, desdeña su propio entorno, que considera malvado y perverso... Luego, constituido en "religioso", accede a llevar a efecto toda la parafernalia de ejercicios sin sentido, tareas absurdas, penitencias extremas y continuadas que socavan su salud, formas extravagantes de orar, sumisión a la autoridad “perinde ac cadaver”, mortificaciones establecidas o añadidas, rezos interminables, sufrimiento “con Cristo” de sufrimientos autoinfligidos... Si todo ello lo adoba con algunos rasgos supuestamente místicos y extáticos, esa persona es “santa” para la organización.

Es una interpretación sesgada, y falsa, de las palabras del Evangelio "...ven y sígueme". ¿Por qué tal seguimiento debe ser dando de lado la vida cotidiana, renegando de ella, erigiendo conventos para tal fin... y creando un emprio de riqueza (común, eso sí, que no individual), etc. etc.?

Dirán que hoy no es así, que la Iglesia es más "natural", que busca la unión con el mundo, "incardinarse"... Pero ¿no ha sido así durante más de 1.500 años, es decir, durante toda la historia en que ella ha dominado el mundo occidental? No se justifica su ser, su camino de perfección hodierno, por lo que ahora "pretende" aparentar: son los hechos los que se alzan como denuncia, sus hechos, no sus palabras.

Y es precisamente esta forma de entender la santidad la que aparece en los calendarios, la que enarbola como patronazgo de profesiones, la que inunda templos y catedrales: éste es el listado de santos a venerar. Genial y de todo punto absurdo.

Y así siguen, manteniendo un monstruo que devora la vida y energías de tantas personas de buena fe, monstruo al que Lutero hizo rodar por los suelos, pero que el tinglado apuntala con nuevas y novedosas Constituciones y Reglas.

Las consideraciones pueden ser varias y variadas, dependiendo del punto de vista con que se mire al presunto santo:
--Para la Psicología será un neurótico que da rienda suelta a sus fijaciones mentales o emocionales;
--para la sociología, un exaltado fundamentalista, hoy por suerte sin armas ni bagaje;
--los gobernantes debieran ver en él un secuestrado por sectas lava-cerebros;
--en cambio los Jerarcas de la Credulidad, Iglesia oficial, se regodean al disponer de un tonto útil más.


Pues lo dicho: Festividad de Todos los Santos... ¿pero qué santos?
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