Si quieres dejar de creer en Dios, lee el A.T.

Podría ser un buen slogan para el día de hoy, leer el A.T. y dejar a "ese" Dios de lado, como muere lo viejo para comenzar una nueva etapa: dejado un Dios, buscar uno nuevo. Aunque dirán algunos que ya lo tienen, desde que comenzó a escribir Mateo, o Pablo a los de Tesalónica.
Con todo, bueno sería que los fieles ligados a una Iglesia que se ha convertido en una Multinacional cuyo producto venal es la credulidad, se impregnaran del último versículo del Antiguo Testamento, del profeta Malaquías: "Y no habrá aquel día mercaderes en la casa de Yahvé de los ejércitos".
En fin, vayamos a lo nuestro. Todos los católicos, como no podía ser menos, tienen un ejemplar de la Biblia en casa. Pero la cuestión no estriba en tener o no tener Biblia, lo grave es que no se lee. O se lee de manera parcial, por ejemplo lo que recomiendan las hojas parroquiales del domingo. O contentarse con lo más normal y corriente cual es que, de la Biblia, sólo se oiga y se escuche (1) la parcial selección que la Iglesia hace en sus lecturas dominicales. Parece que para la Iglesia han desaparecido libros o capítulos enteros del Antiguo Testamento.
Da la sensación de que a la Iglesia no le interesan determinados libros o determinados pasajes. Las razones pueden ser muy variadas. Primero porque en el breve tiempo dominical dedicado a la doctrina del “libro”, no se puede leer todo; lo segundo por la especificidad de cada libro, dado que las lecturas del A.T. deben hacer relación al evangelio del día. Hay razones también “muy humanas”: porque unos relatos son excesivamente macabros; algunos porque son explícitamente lascivos; otros porque claramente son fantasiosos…
A decir verdad ninguna de estas razones justificarían la ocultación de tales lecturas, primero porque la fe lo traga todo y, segundo y más importante, porque todo es “palabra de Dios”.
Pero ya que la Iglesia hace una cuidada selección del Antiguo Testamento, por la misma razón cualquiera puede elaborar un repertorio de perícopas bíblicas que espantarían al más pintado; una selección que dejaría en mal lugar al Dios creador y redentor; que alejaría al lector de querer tener un trato amoroso con tal engendro divino; selección de textos que pondrían en mal lugar a un Dios que inspira aberraciones, no ya científicas sino también conocimientos vulgares; un Dios vengativo, genocida, favorecedor de la poligamia, el incesto, el estupro, la esclavitud…
Es la afirmación que refleja el título: el que lee el Antiguo Testamento o queda infectado por el virus letal de la credulidad más supina –es palabra de Dios, oiga-- o le acomete una enfermedad agnóstica de la que tardará en recuperarse, si se recupera.
Posiblemente el libro más abundante en aberraciones sea el Levítico, que suele ser más conciso y explícito en prescribir normas. La mayor parte de los otros libros del Pentateuco se explayan en leyendas y mitos que se toman como hechos históricos, cuando no son manifestaciones de mitos que circulaban por aquellos territorios. Un ejemplo, la conversión en estatua de sal de la mujer de Lot, culposa del mismo pecado que Orfeo saliendo del Hades.
Hablamos de aberraciones que se hacen concreción en genocidios, infanticidios, esclavitud, traiciones sin cuento, expulsión de su tierra de los legítimos dueños… todo ello inspirado por Dios, un Dios que a veces es Elohim (plural) y otras, Yahvé. Un dios que es capaz de cualquier cosa, con una conducta siempre autoritaria y sádica; guiado por la ira y rencoroso; de ideales totalmente estrechos; caprichoso, asesino, infanticida y muchas otras connotaciones negativas.
No vamos a pecar de parciales o tendenciosos como para negar que se puedan entresacar textos en sentido contrario, como que Yahvé es un dios de amor, un dios que quiere el bien de su pueblo, un dios que protege a los suyos, un dios que sólo busca la conversión de pecador (por ejemplo, Éxodo 34:6; Números 14:18; Deuteronomio 4:31; Nehemías 9:17; Salmo 86:5, Salmo 86:15, Salmo 103:8-14, Salmo 108:4; Salmo 145:8; Joel 2:13, etc.)… pero tampoco hay que olvidar que ese dios era así con “su” pueblo, no con los otros.
Por otra parte, ¡estaría bueno que Dios no fuera así! Sin embargo, uno solo de esos hechos nefandos basta para desechar tal engendro divino, producto más de los instintos humanos más perniciosos que de sus contrarios.
He aquí algunas perlas:
Génesis 19.
V. 1 y ss. Dios avisa a Abraham que va a destruir Sodoma. Dos ángeles acuden a casa de Lot a avisarle para que huya. Les aloja en su casa. Enterados los sodomitas de la presencia de dichos huéspedes, se acercan a su casa. V.5. “¿Dónde están los hombres que han venido a ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos”. Lot salió y cerró la puerta tras de sí y dijo: “Por favor, hermanos, no hagáis esta maldad. Mirad, aquí tengo dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os parezca…
VV. 30 y ss. Relato de cómo las hijas de Lot lo emborrachan, se acuestan con él y tienen sendos hijos. El pretexto, que no había varones por la zona…
Génesis, 38.1-10. Dios mata a cualquiera por nimiedades que le desagraden, por ejemplo a dos hijos de Judá, uno Er y el otro el célebre Onán, que se negó a darle descendencia a la mujer de su hermano.
Números, 31.
1. Yahvé habló a Moisés y le dijo: Haz que los israelitas tomen venganza de los madianitas… 7…mataron a todos los varones. 9. Los israelitas hicieron cautivas a las mujeres de Madián y a sus niños y sasquearon su ganado… Dieron fuego a todas las ciudades en que habitaban… 15. Les dijo Moisés: “¿Pero habéis dejado con vida a todas las mujeres? Ellas fueron las que indujeron a prevaricar contra Hahveh a los israelitas… 17.Matad a todos los niños varones y a toda mujer que haya conocido varón; a la que haya dormido con varón, matadla también.
Deuteronomio, 2.
33. Yahveh nuestro Dios nos lo entregó [al rey Sijón] y le derrotamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo. 34. Nos apoderamos de todas sus ciudades y consagramos al anatema toda ciudad: hombres, mujeres y niños, sin dejar superviviente. (Para más "inri" el propio Yahvé había endurecido el corazón del rey Sijón para no dejar pasar a los israelitas. V. 30)
Josué, 10.10 ss.
En este relato, Dios es directamente responsable de la mortandad provocada por Josué, uno de los mayores genocidas de la historia de Israel. Y Yahvé los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda. Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada
Salmo 137.8
Hija de Babel, devastadora – feliz quien te devuelva – el mal que nos hiciste, -- feliz quien agarre y estrelle – contra la roca a tus pequeños [parece una obsesión en el AT].
Oseas, 13.
4. Pero yo soy Yahvé, tu Dios, desde el país de Egipto… 14.1 Rea de castigo es Samaria, porque se rebeló contra su Dios. A espada caerán, serán sus niños estrellados y reventadas sus mujeres embarazadas.
Deuteronomio 22. 13
Un matrimonio sólo será considerado válido si la esposa es virgen. Si lo es y el marido la acusa, éste sufrirá una fuerte multa pecuniaria. Si no lo es... "habiéndose hallado no ser virgen la joven, la llevará a la entrada de la casa de su padre y las gentes de la ciudad la lapidarán hasta matarla".
Éxodo 21:7
Cada ciudadano tendrá el derecho de vender sus hijas como esclavas, fijando el precio que crean conveniente.
Levítico 21.17.
Trata de cómo a Dios no le placen las personas con defectos físicos. 17 Habla a Aarón y dile: Ningún hombre de tu descendencia en todas sus generaciones que tenga defecto se acercará para ofrecer el pan de su Dios. Porque ningún hombre en el cual haya defecto se acercará: ni ciego, ni cojo, ni desfigurado, ni deforme, ni hombre en el cual haya quebradura de pie ni rotura de mano, ni jorobado, ni enano, ni que tenga nube en el ojo, ni que tenga sarna, ni erupción ni testículo dañado…
Deuteronomio 22:28
El ciudadano que se acueste con una virgen no desposada, debe pagar al padre de la virgen el precio establecido para las vírgenes, 50 siclos de plata.
Jueces 19.
Pasaje siniestro donde los haya. Relato del anciano que socorre al levita; cómo los de la ciudad quieren “conocer” al forastero; el anciano les ofrece su hija y su concubina… “Conocen” a la concubina de tal manera que ésta queda medio muerta a su puerta. Al día siguiente, el anciano descuartiza a la mujer y envía los trozos a las doce tribus de Israel.
II Reyes 2.23-24 Dios envía a dos osos que descuartizan a 42 niños que se habían burlado del calvo Eliseo.
Jueces 14.1-9. Sansón mata a 30 personas por la forma en que descubren su acertijo. V.19 Entonces el Espíritu del Señor vino sobre él con gran poder, y descendió a Ascalón y mató a treinta de ellos...
Ezequiel. II Parte. Cap. 25 a 33.
Toda la II parte es “palabra de Dios” por boca del profeta Ezequiel. Resultan aterradoras las invectivas y presagios contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Fenicia, Tiro, Sidón y, sobre todo, Egipto: “Yo haré venir la espada sobre ti y exterminaré hombres y bestias y la tierra de Egipto se tornará soledad y desierto y sabrán que yo soy Yahvé”. Es curioso resaltar cómo Dios se encarna en emperadores persas, que conquistaron Egipto, y cómo es tan fácil hacer profecías después de haber sucedido los hechos que se vaticinan.
Demos de lado citas del Nuevo Testamento donde ese Dios ambiguo del AT aparece de nuevo tanto en Evangelios como en diversas cartas. Y animamos a cuantos pasen por aquí a que se detengan y gocen con lecturas tan edificantes como las citadas y muchas otras que abundan en este repertorio de libros llamado de forma redundante “Biblia” (o sea, “Libros”)
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(1)La tópica confusión entre oír y escuchar. Escuchar presupone una actitud voluntaria; oír, sin embargo, depende de otros factores ajenos al que quiere escuchar. Ante la absurda pregunta de “¿Se me escucha?” la respuesta lógica es: “Sí, te escuchamos… ¡pero no te oímos!”