¿Un respeto? Sí a la persona creyente, no a la creencia.



Por decencia y profilaxis intelectual no se puede defender lo archi repetido por cuanto creyente se siente herido en su sensibilidad cuando alguien pone en solfa sus disparatadas aseveraciones: "Nuestras creencias religiosas deben ser respetadas". . Definitivamente, no podemos estar de acuerdo.

Toda creencia es cuestionable como lo es cualquier aserción errada, cualquier verdad a medias o no confirmada, un ideal político extremista o una teoría económica empobrecedora.

Quien sí merece todo el respeto es el creyente, la persona (1): puede creer lo que quiera; no se le puede coartar en sus prácticas --siempre que no exista colisión con los derechos de los demás--; ni denigrar ni insultar ni menospreciar por ello, etc. En lógica reciprocidad, deseable sería que los crédulos convictos obraran de la misma forma.

Aunque resulta difícil separar al crédulo de lo creído, así debe ser. Más sencillo, persona sí, credos no; razones sí, descalificaciones no, verdades sí, credos no.

Dicho lo anterior, ¿no es respeto , también, resaltar el trasfondo de las creencias, mostrar otra verdad posible, hacer patentes las contradicciones y decirle a un crédulo que lo que cree es incompatible con las verdades del sentido común? ¿O que lo que cree puede ser erróneo, ilusorio, quimérico, absurdo, infundado o insostenible? Quizá encuentre la verdad de su falsedad.

Veamos algo de eso...

I SERIE.Para la Jerarquía son cuentos hechos milagrosos como los que siguen:

a) el Espíritu Santo guía al automóvil para presenciar una aparición;
b) un olivar se llena de flores blancas en una tarde;
c) alguien se cura del cáncer por beber aguas fecales;
d) a la vidente se le sale el ojo de la órbita y se sitúa en la frente;
e) en el “palacio del rey David” una novia se desposa con Jesucristo ante trescientos invitados;
f) desaparecen de los sagrarios de los alrededores tres mil hostias y caen sobre una vidente;
g) tres niñas bajan corriendo una empinada cuesta de espaldas y de noche sin caerse;
h) un juez dicta las sentencias guiado por la Virgen;
i) la cocinera ve la cara de Jesucristo en una sartén recién fregada;
j) alguien recorre distintos lugares, en los que se aparece sucesivamente la Virgen, buscando un terreno “autorizado por las ordenanzas municipales” para erigir un santuario a la virgen... (2)

Califican como cuentos, cuando no estafas, tales hechos milagrosos de ciertos videntes, casi siempre del género femenino. Y, sinceramente, no encuentro la diferencia cualitativa entre ellos y lo que sigue.

II SERIE.Para la Jerarquía son verdades:
a) por recibir agua en la cabeza o sumergirse en el estanque desaparecen culpas que, según relatos míticos, cometió el representante de la humanidad ;
b) por decir “esto es mi cuerpo” algo cambia de sustancia;
c) por mirar al interfecto, queda limpio de lepra;
d) por decir “fiat” a un ángel, la mujer queda preñada;
e) por proferir deseos, éstos se cumplen: la higuera queda seca; la hija queda curada; los cerdos se despeñan...
f) por tener una estampita debajo de la almohada, el moribundo revive;
g) dijo que después de muerto resucitaría y resucitó (por cierto, dijeron que lo dijo unos 40 ó 50 años después del evento).

Si el sentido común compara ambas series, percibe que, cualitativamente, no hay diferencia ninguna entre ellas. ¿Cuál es el fundamento de una u otra credulidad? Cada cual puede tener sus razones...

¿Razones? ¿Pueden alegar "razones"? Algún día hablaremos de tales razones, "las razones del creer".

Aún así, soy yo mismo el que me pregunto sin aventurar respuestas:
¿En qué está equivocado el artículo?
¿Qué razones esgrime un creyente para sustentar tales creencias?
¿Hay diferencia "cualitativa" entre ambas series?
¿Está la Jerarquía cualificada para dirimir creencias?
¿Cómo diferencia un niño "cuentos" de "creencias"?
¿Cuál es el criterio válido para respetar creencias?


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(1) De nuevo hacemos patente la carga despectiva y denigratoria con que los "creyentes" utilizan el término "incrédulos" para designar a los que no comulgan con sus credos, por lo cual, una vez más, utilizaré el término positivo de "crédulos" para referirme a ellos.


(2) Son datos recogidos por J.Torbado en el libro ¡Milagro, milagro! y como tales los aceptamos.
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