Una revolución frente a la espiritualidad creída.

Me dejó un sabor agridulce, amargo y un punto aflictivo el hecho de revolver el otro día en asuntos concernientes a guerras y conflictos religiosos. Me sentí pesimista pensando si podrá la humanidad superar esos dramas del pasado y si no será posible nunca que la paz impere en la Tierra.

La avidez de los unos, los instintos homicidas de los otros, la inevitable defensa de los concernidos, el fanatismo religioso de los iluminados que se sienten en posesión de la verdad o que quieren salvar de la ruina y la condenación a sus congéneres… todo ello insta a la eterna confrontación entre los hombres. Las personas del común no pueden olvidar  que determinados personajes encumbrados se rigen también por sus instintos y creyendo que están asentados en lo razonable, llevan a sus pueblos a la ruina.

En todo momento, el individuo: el instinto de conservación, la búsqueda de alimentos, el afán depredador, la previsión y la inquietud por asegurar del futuro, el ansia acumuladora, en fin, todo lo que de más bajo que mueve al individuo están en el origen de las desavenencias y conflictos, sea en la pequeña sociedad, sea entre naciones.

Y a la vez que esos pensamientos me embargaban y deprimían, me vino a la memoria la canción de John Lennon, “Imagine”. No, no todo queda en la imaginación. Hay mucho que cada uno puede hacer, tanto en el reducido espacio donde vive como en el tiempo que le ha tocado en suerte.  La respuesta está en la misma canción: “It’s easy if you try”, es fácil si lo intentas.  

Imagina que no hay cielo, es fácil, si lo intentas, -  que no hay infierno debajo de nosotros, sólo cielo sobre nosotros, - imagina a todo el mundo viviendo el presente. - Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo, - nadie a quien asesinar o morir,  - ninguna religión tampoco,  - imagina que todo el mundo viviera su vida en PAZ.. 

Imagina que no hubiera posesiones, -  me pregunto si puedes imaginarlo,  -ninguna necesidad de codiciar o pasar hambre,  -  la fraternidad del hombre, imagina que toda la gente compartiera el mundo. -   Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, -  espero que algún día tú lo disfrutes y el mundo viva como uno solo.

Elegir el no creer todo lo que nos dicen sobre salvaciones de lo más variopinto no es proyecto tan difícil. Y es el único camino sabio digno del hombre. Nada de eso de “que por nuestra salvación bajó del cielo”.  Es el hombre el que se salva a sí mismo y debe hacerlo. Demasiado tiempo llenando nuestra “imaginación” con historias de salvación y han pasado dos mil años pregonándolo sin que los resultados sean perceptibles o correspondan al esfuerzo.

Es hora de convencerse de que las sabidurías ancestrales son tonterías modernas. Nuestros tiempos han cambiado y han superado demasiadas credulidades.  Nuestra guía ya no está en los libros venerados de la Antigüedad, que no son sino imaginaciones de sujetos iluminados, perturbados, necesitados o ansiosos de su propia gloria.  Dejémoslos en el rincón donde duermen las ficciones y quimeras de la infancia, que también la Humanidad ha recorrido un largo camino de infancia.

Podrán parecer “palabras de amor, sencillas y tiernas”, pero es el amor la savia de la vida. Es el detenerse y pensar en lo que los demás desean, que en poco difiere de nuestros propios pensamientos y deseos: paz, progreso, bienestar, seguridad y en definitiva, amor, guiados por el único faro que tenemos, nuestro propio sentido común. 

Volver arriba