Obispos Polacos

No faltaba aliño alguno para que la información pudiera haber sido servida en el ágape de los noticiarios con refocilación y alborozo, por parte de muchos, y con el lacerante dolor de todos. De su dispensación y distribución estuvo a cargo nada menos que el Excmo. y Rvdmo. , y otros superlativos imposibles del protocolo eclesiástico, don Jozej Michailik, líder de los obispos polacos, en su calidad de Presidente de la Conferencia Episcopal de su país. El tiempo transcurrido entre su formulación, su rectificación y “arrepentimiento”, los medios de comunicación social, nacionales e internacionales, lo llenaron con diversidad de comentarios y admiraciones.

Desdichadamente todavía frecuentes los casos de abusos a menores, con toda clase de desatinos y de desprestigios anejos a la paidofilia, -y más a la practicada en los estamentos clericales-, demostrada con argumentos judiciales, el presidente del máximo organismo de los obispos polacos intervino de sorprendente manera. Su alegato se centró en la idea de que “los padres son también solidariamente responsables de estos hechos, al no proporcionarles a sus hijos el amor, la atención y el cariño que precisan, viéndose estos de alguna manera obligados a satisfacer su necesidad con las atenciones que les presten sus educadores, y más en el caso de que estos sean sacerdotes o religiosos.

. El argumento y el diagnóstico, por muy misericordiosamente que sean juzgados, no pueden ser más desafortunados. Ríos de descalificaciones envilecieron de repugnancia y de asco, críticas y exégesis efectuadas en esferas familiares, políticas, sociales y religiosas.

. Las matizaciones a las declaraciones que se vio forzado a efectuar el Mons. arzobispo polaco, no convencieron a todos, aún al haber instado una y otra vez que “por supuesto, el niño es siempre inocente y jamás podrá ser objeto y sujeto de ninguna clase de abusos y escándalos…”. En este caso, como en tantos otros, el periodista que le formuló la pregunta no quedó bien parado, al no haber percibido que “él se encontraba en horas bajas”, aún reconociendo que “fue un “lapsus” y que su reacción y emisión del juicio habían sido muy precipitados”, no aprovechando la feliz oportunidad de la rectificación para proclamar “la tolerancia cero”, que ha de administrarse en estas cuestiones, y más cuando de forma tan directa está en ellas implicada la Iglesia…

. ¿Pero es posible que los periodistas también tengamos que estudiar la parte de la “episcopología” que trate el tema de la madurez que se les exige a los obispos a la hora de su nombramiento al frente de una diócesis y de la Conferencia de toda una nación , católica, apostólica, romana, y tan ejemplar como la polaca?. A nadie le será dado echar en olvido que, como todas las personas, los obispos son candidatos y ejercitantes de las “horas bajar”, como lo son los médicos, los conductores del AVE y de los camiones,, los pilotos de las aeronaves y cuantos profesionales lo sean de verdad.

. ¿Acaso estas y otras noticias no deberían contribuir a un replanteamiento profundo del nombramiento de los obispos, con redundante apreciación y estima en su elección acerca de su sensibilidad con los problemas humanos, habiéndolos vivido no de oídas, sino lo más cercana y comprometidamente posible? ¿Es que al hasta hoy “tipo ideal” de obispo, le han de seguir quedando multitud de Cuaresmas, sin que apenas si se atisben en el calendario litúrgico y pastoral, los tiempos esperanzadores del Adviento que reclama el Papa Francisco, sin tapujos ni pretextos?

. El pueblo- pueblo tendrá que intervenir de forma directa en la elección de sus obispos, tal y como aconteció en la primitiva Iglesia, antes de que el “voto- compromiso” de obediencia a los “Romanos Pontífices”, a los emperadores y a los señores feudales, les despojara de su libertad y convirtiera a unos en acólitos o en monaguillos, y a otros, en burócratas y funcionarios, todos ellos revestidos ostentosamente de “ornamentos” que se apodan “sagrados”, pero con carencias de religiosidad y “superavit” de paganías.
Volver arriba