Martínez Camino de nuevo en el candelero.

Vuelve a comentarse una posible mitra para el P. Martínez Camino, de la Compañía de Jesús, actual secretario de la Conferencia Episcopal española.

Me parece verosímil aunque en estos casos, hasta que no tienes el nombramiento no debes encargar el festejo de celebración. Muchísimos cantados infinitas veces para obispos se quedaron en simples sacerdotes. Recuérdense por ejemplo los casos de Jesús Iribarren, también secretario de la Conferencia Episcopal, según me parece recordar, o de Don Santos Beguiristain.

Pero sí debemos corregir algunas inexactitudes que con motivo de esa posible mitra corren por ahí. Una de ellas es que el jesuita podría ocupar el puesto dejado vacante por monseñor Romero Pose. Pero Don Eugenio no ha dejado ningún puesto vacante porque no ocupaba ningún puesto preestablecido. La archidiócesis de Madrid no tiene adjudicados tres puestos de obispo auxiliar. Puede no tener ninguno, tres u ocho. Todo dependerá de que las propuestas, en su caso, o las peticiones del cardenal madrileño sean aceptadas en Roma.

Por tanto, la posible promoción del P. Martínez Camino no tiene nada que ver con el fallecimiento de monseñor Romero. Pudo ser nombrado obispo en vida del prelado recientemente fallecido, en cuyo caso Madrid habría tenido cuatro obispos auxiliares, o si el cardenal creyera que no necesita otro obispo auxiliar más, puede quedarse la archidiócesis sólo con dos auxiliares.

Tampoco es obstáculo alguno el que sea jesuita. Cierto que los hijos de San Ignacio no pretenden, por profesión, ocupar mitras, salvo en territorios de misión, y que cuando el Papa decide nombrar a un jesuita para diócesis que no son misioneras, como Martini en Milán o Bergoglio en Buenos Aires, el Prepósito general de la Compañía expresa al Papa su lamento. Pero quien manda en la Iglesia es el Papa y no el general de los jesuitas. A quien no le queda más remedio que aguantarse. Y el designado no tiene que abandonar la Compañía antes de ser nombrado obispo. Pasa a ser un jesuita a quien han nombrado obispo al igual que ocurre con un dominico, un franciscano o un benedictino. Lo único que ocurre es que dejan de estar sometidos a la autoridad de las jerarquías de la orden.

El P. Martínez Camino es jesuita de iure y de facto. Y si mañana cesara en su cargo de secretario de la Conferencia episcopal pasaría a ser un jesuita más sometido a la obediencia de las autoridades de la Compañía. Salvo que entonces pidiera y lograse ingresar en el clero diocesano o en otra orden religiosa. ¿Qué va a pedir en breve la salida de la Compañía? Es posible. Pero ello no será una condición para recibir el episcopado sino por no sentirse conforme con la actual línea de los hijos de San Ignacio o por el trato que le dispensen.

Yo he puesto a escurrir al P. Martínez Camino. He reconocido que me obcequé y que no se merecía el trato que le di. Creo que es un sacerdote preparado y brillante y que sería un buen obispo. Otra cosa es que no me parezca muy simpático. Pero esa no es una condición episcopal. Y, además, es una apreciación muy subjetiva por mi parte.
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