El Opus Dei y yo.
Yo con el Opus he tenido escasísimos contactos. Casi ningunos. Apenas un levísimo intento de captación, en mis años universitarios, que no fue a más porque seguramente se dieron cuenta de mi escasa valía. O que mi escasa valía no les valía.
Luego, ya de padre de familia, tuve un vergonzoso intento de captación de uno de mis hijos que me pareció absolutamente deplorable. Y no porque ni yo ni mi mujer nos negáramos a que un hijo nuestro fuera del Opus Dei. Lo hubiéramos aceptado encantados siempre que los procedimientos fuesen nobles. Que no lo fueron.
Pero eso está ya olvidado. Y sin resentimientos. Guardo otro sobre un sacerdote de la Obra, con nombre de acreditado modisto, y a quien presentaban como gran figura de la Teología. La Teología ya se ha olvidado de él, porque no tenía el menor peso, y yo prefiero también olvidarme de una miserable actuación suya.
No son pues mis escasos antecedentes especialmente favorables. Pero reconozco que han hecho una gran labor en la Iglesia. Pese a Pilar Urbano, a Rafael Calvo Serer, a Paloma Gómez Borrero de comentarista de Tom Cruise, del teólogo con nombre de modisto, un Don Javier del Prado, que creo se llamaba así...
Pues eso es lo que quería decir. No se vaya a pensar que por que critique a algunos opusinos me estoy manifestando contra la Obra. Que creo está haciendo en la Iglesia algo importantísimo. En toda organización sale alguna oveja negra. O unas cuantas ovejas tontas Seguiré criticando lo que me parezca mal de algunos de sus miembros. Con total libertad. Y reconociendo lo que hagan bien.