Buscando al Padre encontré a las criadas. Sobre la conversión del Opus Dei

Ésta es mi historia, no la de todos, y así la cuento. Estoy muy agradecido al Opus, por cosas que no son de recodar  ahora. Pero me gustaría que cambiara algunas cosas, como podrá ver quien siga leyendo. 

Relicarios | San josemaria, Maria de la paz, San josemaria escriva

Año 1950. El primer libro de religión que leí fue El Camino. Estaba mi madre sancionada en San Roque de Rio-miera, y para sustituirla en la escuela de Laconcha, la Lunada llegó otra maestra que le regaló como libro de Conversión El Camino. Sé que hablaron con pasión sobre ese libro y a mi madre, que había estudiado en la Normal de Teresianas de Bilbao no le convenció y lo dejó arrinconado en algún sitio.

Yo lo busqué y lo leí con pasión. Debí entender muy poco, pero sé que me influyó muchísimo: Hablaba de clase de tropa de dirigentes de tropa, me pareció parecido a los discursos del Secretario Falangista del pueblo. Debí olvidarlo después, pero siempre lo recuerdo como principio de los cientos de libros de religión y teología que he debido leer desde entonces.

Verano 1985. Torreciudad. Llevé a mi madre y a mis tíos a Torre-ciudad. Mi tío conocía el terreno, la antigua ermita milenaria de la Virgen, pues había estado por allí en la guerra del 36-39 y quería recordar. Mi tía quería conocer la nueva iglesia, la “obra” del Padre. No nos dejaban entrar estaban las sirvientas de la obra (las criadas) rezando… Era algo privado. Llamé al Director, dije que querían rezar, que publicaría  su prohibición en toda la prensa… Al fin cedió, entramos… Más de 100 sirvientas de la Obra, ante la Virgen del padre.

No pudios ver la ermita milenaria, sólo por fuera, la Virgen se la habían llevado a la nueva Basílica,  construida para la “próxima” canonización del Padre.

Otoño 1985. Salamanca, P. Antonio Vázquez (1926-2020) y el Opus Dei. A. Vázquez, amigo del alma, era catedrático de psicología religiosa de la Pontificia de Salamanca, quizá el mejor especialista en psicología religiosa de lengua castellana. Estaba escribiendo un libro sobre figuras y obras religiosas (San Agustín, Teresa de Jesús, Teresa de Lisieux y Josemaría Escrivá…), que no ha publicado por no remover problemas.

Le conté  lo que había visto en Torreciudad y me pidió que visitara el Roma el sepulcro del P. Escrivá, que lo viera todo bien, que sacara fotos, que se lo contara. Él tenía ya casi escrita la semblanza del P. Escribá  y del Opus; me dijo que estaban “construyendo” su biografía sobre tres pilares:

Pilar 1.  El Padre Dios se ha revelado en el Padre Escrivá…. Estaban haciendo de Escrivá la imagen más perfecta del Padre, revelación de su figura trinitaria, casi encarnación del Padre.

Pilar 2. El Dios Hijo, camino del Padre se ha revelado el el Camino, que es el libro de su vida , su evangelio. Los cuatro evangelios antiguos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) eran en el fonde secundarios.Sólo ha un camino que es Cristo, revelado en su libro, El Camino.

Pilar 3, La obra de Cristo, el Espíritu Santo es Opus Dei,  revelación y presencia verdadera del Espíritu santo en la tierra….En el fondo, la iglesia histórica de Roma se estaba destruyendo…El Opus Dei sería, estaba siendo, la obra de Dios en la tierra…

 Le dije que no me parecía, que había que matizar mucho, le conté mi experiencia de la lectura de Camino. Sonrió y me dijo. No leíste bien, no tienes buena maldad para entender las cosas. Así lo dejamos y fui a Roma

 Un amigo del alma, A. V. Fernández, máximo especialista en Psicología Profunda, me pidió que fuera a ver la tumba de Mons. Escrivá de Balaguer y se la contara.

Diciembre 1985. Roma. Fui a Roma y encontré unas horas para acercarme a la casa central del Opus Dei, en la calle Bruno Buozzi 75   Josemaría Escrivá no era aun beato ni santo, pero sí venerable y venerado por muchos. Y así fui a visitar su tumba.

Llevaba  una cámara fotográfica, pero no saqué ninguna foto  y así sólo puedo ofrecer fotos públicas de  Google. Entré y me recibieron con gran amabilidad, apreciando el motivo de mi visita (¡rezar ante el Padre...!), pero con decisión aún mayor me dijeron que no podía bajar a la cripta, pues se hallaba ocupada por las Hermanas Sirvientas, obreras de la Obra, que celebraban su retiro con el Padre, en perfecto silencio. No podía molestarlas, tenían derecho a estar solas, ellas, grupo de buenas mujeres. Se repetía la historia anterior de

Santuario de Torreciudad - Turismo Somontano

Insistí con timidez, apelando a mis amigos devotos del Padre. Yo no era de la Obra, pero había venido a Roma, entre otras cosas, para rezar por mis amigos del Opus, ante el sepulcro de Padre. Me lo habían pedido con inmensa devoción y en nombre de ellos, especialmente de un tal Sanlés, que acababa de presentar su tesis en Pamplona, con mucho sacrificio, había robado unas horas a mi agenda de profesor y había venido.

El Santuario de Torreciudad - DescubreHuesca.com

¿Que volviera otro día? No, no podía, tenía la agenda cerrada, y me daría vergüenza ajena llegar a España y decir a mis amigos devotos, que unos pequeños inconvenientes burocráticos de sus hermanos del Opues me habían impedido cumplir su deseo.

Me respondieron que no eran inconvenientes burocráticos, sino de orden y disciplina espiritual. Que estaban orando las Sirvientas por la Beatificación del Padre, que lo hacían a solas, como convenía... Les respondí que me parecía muy bien, que ellas podrían seguir en su soledad. Que yo también quería rezar a solas, lo mismo que ellas, sin molestarlas. No me gustaría tener que decir a mis amigos del Opus de España (¡e insinué que eran importantes!) que sus dirigentes de Roma no me dejaron rezar...

Hubo unas consultas y al cabo de un tiempo me permitieron bajar. Quiero desde aquí agradecer a los responsables de la casa y cripta del Padre, en Bruno Buozzi, que me permitieran la visita y que así pudiera ver y sentir lo que allí pude ver y sentir.

Uno de los porteros me acompañó en silencio a la cripta baja y, abriendo cuidadosamente la puerta, me dijo: ¡Ore en paz, profesor! Y así quedé a solas, acostumbrándome a la semioscuridzd. Y en el fondo fue eso lo que hice: Orar en paz de Dios con un grupo de hermanas o hijas de la obra, a las que he querido llamar "obreras santas".

Quiero recordar y honrar, por ellas y con ellas, a las miles de hermanas legas que a lo largo de siglos han servido, como criadas sin salario, en los buenos monasterios y conventos de la iglesia. La forma en que han servido no me parece estar en la línea del Santo Evangelio; pero ellas han sido con su vida Santo Evangelio. Me dí cuenta de que ellas serían el único futuro posible para el Opus, pues el Opus de Escrivá de Balaguer, tal como me lo había presentado el Prof. Vázquez no respondía al evangelio de Jesús, y tendría que cambiar mucho o desaparecer, pero, al fin quedarían las criadas, convertidas en hermanas, monseñoras de la iglesia.  Quise mirar y verlo todo, pero, al principio, sólo logré descubrir una nube de cofias blancas, con puños almidonados blaquísimows sobre un mar de uniformes azules. Estaban de rodillas, inclinadas, en absoluto silencio, las sirvientas del Padre, de gala exterior, con profunda paz interna. Pensé en mi lenguaje normal: "son la criadas". Pero luego me dije: ¡Son las Obreras de la Obra de Dios, del Opus Dei, merecen el mayor respeto. Evidentemente, no les saqué ninguna foto. Sería profanar  su obra, la obra de Dios que es el servicio mutuo, en libertad. Así me dije: "Son Hijas de Dios, son Señoras... Xabier, tienes que hacerte como ellas, también tú, obrero de la teología, inclinado y devoto, rezando de verdad". No sé si el argumento era bueno, pero me puse inmediatamente de rodillas, mirando a la tumba del centro de la cripta. Primero estuve con los ojos bajos, dejándome llenar por la presencia de aquellas criadas-obreras, señoras del Opus, la Obra de Dios. Pensé que ellas eran lo más importante del Opus, lo más grande de Roma, Santas Obreras de una Obra inmensa que ellas quizá no lograban conocer. Les habían dicho que su servicio era muy importante y así servían, sacando un tiempo para venir, con vestido de criadas de gala, ante el sepulcro del Padre. Y así estuve con ellas, largo rato, profundamente inclinado. No suelo ponerme de rodillas, pues prefiero orar de pie, con un Dios que camina conmigo. Pero entonces me incliné y me arrodillé con ellas. Primero había protestado por dentro con rabia: ¡Un patio trasero de criadas, eso era el Opus que yo había descubierto en Roma! Luego pensé que tenía que ser importante una Obra que tenía obreras como aquellas. Y así me fue llenando una inmensa ternura por ellas, con ellas. Y di gracias a Dios por haber venido.  Quería haber curioseado sobre una tumba especial y me encontré con ellas. Había venido a ver la Gloria del Padre y me encontré con la Oración arrodillada de las Obreras. Ciertamente, no eran obreras al servicio de los pobres del mundo, pero eran pobres y trabajaban con la mejor intención. Parecían obreras de los miembros privilegiados de la Institución, que eran de hecho sus "señores/as", a quienes barrían el cuarto, limpiaban la casa, lavaban la ropa, hacían la comida. Así pensé, no sé si estaba equivocado; y sentí una inmensa ternura (y gran rabia) por ellas. Apenas logré ver sus rostros, sólo alguna mirada fugitiva, Pero descubrí ponto sus manos, callosas, trabajadas por los años, tras los puños de blanco almidonado. Como criadas de casas nobiliarias del siglo XIX, así las fui mirando. Había visto algunas en películas de nobles y un día llegué incluso a hablar con una, de carne y hueso, en la zona noble de Neguri, donde están los nobles de la industria vasca, los señores. Pero así, tantas y tantas, a mi lado, a medio metro de distancia, rezando, nunca las había visto. Sin duda, eran las obreras de una Obra importante. No sabía (ni sé) cómo se llaman (criadas, sirvientas, servidoras, auxiliares...); pero descubrí que estaban al servicio de un Dios que las guiaba por el Camino de la vida, a través de un Padre al que venían a rezar, para ser cocineras, planchadoras, limpiadoras ocultas de unos numerarios/as liberados para dedicarse mejor a sus trabajos "nobles" de investigación y cambio del mundo. Ciertamente, en el Opus, que es Obra de Dios todos somos obreros de todos, siguiendo un único Camino, como había escrito el Padre, pero hay unas (¡ellas!) que son más o parecen obreras que otras. Imaginé las casas ricas, donde servían y rezaban estas criadas de lujo. Habían dejado sus labores y habían venido (¿sólo desde Roma? ¿también desde España?) para rezar ante el Padre y sentirse ante él "señoras". ¿O también se sentían criadas antes el Padre? No lo sé, no me atrevía a hablar con ellas, pero estaba convencido de que éste era para ellas un gran día. Yo podìa sentir que, objetivamente, su forma de servir a la Obra era equivocada, pero tenía que respetarlo su Camino y respetarlas. Así recé pr ellas, con ellas. Me olvidé de las intenciones de mis amigos del Opus de España (¡todos señores, no conocía en España criadas del Opus! ¿no me las habían presentado!). Me olvidé incluso de la petición de mi amigo psicólogo. Y así seguí orando o meditando. Pero la realidad de la tumba me despertó. Después de haber mirado con el rabillo del ojo a las obreras me atreví a mirar abiertamente a la tumba del Padre de la Obra. Una inmensa pieza negra, de mármol muy negro, de una pieza muy grande... Había visto muchas piedras sagradas, en Arretxínaga y en Huanca del Perú (por ejemplo), piedras y rocas veneradas desde antiguo, por su vinculación con los dioses o con apariciones del Cristo. Pero ésta era la más lujosa de todas, pulida, lisa, plana, cerrando un tumba, en el sótano de una distinguida de un barrio lujoso de Roma.

Actualmente, tras su beatificación (1992) y canonización (2002), el cuerpo de San Josemaría Escrivá, está en una iglesia, abierta al culto de la misma Roma: S. María de la Paz (Vía Garibaldi). Pero no sé si sigue al lado o por debajo del sepulcro la misma losa negra, no he ido por la nueva iglesia. De todas formas, entonces, el año 1985, estaba allí: una piedra inemsa, en un sótano de la Via Bruno Buozzi.Entonces pude mirar mejor y con detalle. Creo que había una cruz, pero lo he olvidado (¡ah, el juego de la memoria!). Sólo vi las rosas rojas, muchas, muchas, ricas, riquísimas, sangrantes, encarnadas, sobre el mármol negro, negro, negro. Estaban allí como dejadas al azar, pero perfectamente desordenadas, quizá cientos... ¿Erar de ellas? ¡Estuve seguro de que sí! Las habían costeado las criadas, gastanso su poquísimo dinero para el Padre, con sus uniformes azules de gala, con sus cofias y sus puños blanocos... Era un mar de colores, eran ellas una gloria.Ellas eran la gloria, pero seguí mirando hacia la tumba donde estaba escrito sólo un hombre, nombre de Dios, sólo de Dios, el Dios cristiano de Jesùs: EL PADRE. No se decía nada más, ni José María, ni Escrivá, ni Balaguer... Sólo un hombre, el Padre. Era signo de Dios, sin duda alguna, del Padre de Jesús, con letras y fechas doradas. Esto decía el oro de la lápida:

El Padre   9. 1. 1902   26. 6. 1975

The practical wisdom of St. Josemaría Escrivá - Patrick Novecosky

Eran sus fechas, las fechas doradas de su vida y de su obra. Pensé en el sentido de la Santa Trinidad: Padre-Dios, Camino-Cristo, Obra-Obreras.... Pensaba en esto cuando alguien me tocó en el hombre. Comprendí que tenía que salir y así salí, contento de haber estado ante la tumba del Padre con sus Santas Obreras Cuando volví a España le conté a mi amigo Antonio lo que había visto. Evidentemente, no necesitaba fotos, ni las hubiera tomado, en caso de tener una cámara. Hay cosas que no se fotografían. No se podía profanar la plegarias de aquellas santas, sí, de aquellas santas de la Obra, las criadas.Ese recuerdo me queda: unas manos callosas de trabajo, una oración de cofias blancas, sobre el rojo de sus rosas. Me había llenado la melancolía. Vázquez me dijo: ¡Tierno vienes! Tierno has quedado!. Y es así. Desde entonces, cuando pienso en el Opus Dei me vienen a la memoria ellas. Ya no está el cuerpo de Escrivá en la Cripta de Bruno Buozzi, pero las  criadas siguen estando.

POSTDATA 2025

El libro del Camino… que yo leí el año 1950 se lo llevó la riada del Ibaizabal 2l 1953

El tema del Opus y sus criadas… ha seguido pendiente. He leído y me han contado muchas historias de “criadas” del Opus que han protestado, han hecho juicios en contra de la Obras. Hay abundantes libros sobre eso. Estoy convencido de que el Opus solo cambiará y se hará plenamente cristiano cuando las “hermanas” (servidoras de amor y misión en la Iglesia) sean las directoras, sin un mon-señor varón dirigiendo todo desde arriba.

El tema de torre ciudad sigue pendiente… Un día de estos le escribo al Obispo de Barbastro, alumno, colega y amigo… preguntándole como le va, pues me han dicho que los del Opus de arriba se apoderado de la imagen milenaria de la Virgen de Torreciudad de Abajo,  que es del puehlo, de todos los cristianos…

El P. Antonio Vázquez murió en la pandemia….  No habíamos resuelto el tema de Dios Padre revelado/encarnado el en P. Balaguer, son José María.  No habíamos resuelto el tema de Jesús camino universal o sólo camino del libro del opus. Nos quedaba, nos queda Antonio el tema de fondo de la trinidad de la vida.

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