Cuando los encubridores intentan callar a los valientes en la Iglesia: El acoso a los supervivientes del Sodalicio continúa
"Las víctimas no estamos solas. Decir 'basta' hoy es gritar con Escardó, no ahogarlo. Decir “basta” hoy es no instrumentalizar a las pobres víctimas de Chiclayo porque, digan lo que digan, Prevost investigó con los medios a su alcance, siguió los protocolos e hizo todo lo que pudo para ayudar a las denunciantes"
"Ahora, León XIV, con su corazón de pastor, no se arrepentirá de avanzar en la reparación que nos debe el Sodalicio y, como ha hecho siempre, de abrazar a los que reclamamos justicia y dignidad. Los que llorarán serán los mediocres, cuando la luz deje sus mentiras al desnudo"
| Renzo Orbegozo Benvenuto, superviviente del Sodalicio
1. El LOBO ya no se esconde, pero igual asusta. Porque el mal se viste de gala para engañar, ¿no? Pero en Infovaticana ni se molestan en disimular. Nos atacan con saña, como si las víctimas fuésemos el problema. «Dicen que el demonio se disfraza de ángel de luz». «Dicen»… que el demonio unos días se disfraza de Carlos Balén, otros de Miguel Escrivá y en la época del cónclave de Jaime Gurpegui…
El film «Totò Diabolicus», con un mismo actor representando a cuatro hermanos, se quedó corto… ¿Quien es el que se esconde cobardemente tras un seudónimo? ¿Será el septuagenario Bermúdez? ¿O quizás será Javier Tebas, el último en subentrar en la defensa (ulterior instrumentalización) de las víctimas de Chiclayo, tras el paso por ahí de Coronado, otro personaje donde los haya?
Han pasado seis meses desde que el Papa León XIV tomó las riendas para limpiar la Iglesia y este “lobby” continúa escupiéndole en la cara como en aquellos días del Cónclave. Como nos escupe a nosotros. “La angustia del Papa Prevost” es, realmente, la angustia de este grupito de desalmados que, en palabras de uno de sus comentaristas, Arangu, solo es capaz de producir “el rollo macabeo que os habéis inventado”.
2. El PAPA no usa nuestro dolor como trapo sucio. Otros sí. León XIV no baila "al son de un trío calavera", como dicen con desprecio. Actúa porque los hechos pesan: hay testimonios, juicios, documentos que gritan la verdad sobre el Sodalicio. Está dispuesto a destapar las cloacas, como cuando puso en su sitio y expuso el fiasco del alcalde limeño, Rafael López Aliaga, que ha escondido los bienes del Sodalicio en un Trust - Acres - para evitar pagar a las víctimas lo que nos deben.
“Prevost, no te dejes atar por los que mienten”: mucho dramatismo, mucha hipérbole y poca consistencia. El Papa norteamericano y peruano a la vez está liderando una misión dura, pero realmente santa: desmantelar el Sodalicio con justicia, sin venganza. Tiene los informes de todas las visitas apostólicas previas y, sobre todo, tiene decencia. La que otros no tienen. “¿Chantaje?”. El chantaje lo hacen los que susurran que el Papa será "mártir" si toca a los intocables de siempre. Hasta ahora, cada paso que han dado Francisco y Leon XIV es un clavo en el ataúd de la impunidad.
3. ESCARDÓes un corazón roto, no un arma para las guerras que organiza lo más facho peruano y español. José Enrique, al que queremos y admiramos por sus veinticinco años (bodas de plata) en su denuncia del Sodalicio, no es un "tótem tóxico", como escupen en un artículo que da vergüenza ajena. Es un hombre que cargó su cruz y, aun así, tuvo el valor de hablar. Su historia duele: experimentos psicológicos y abusos físicos ya en la adolescencia que lo marcaron al rojo vivo. No es “rehén” de nadie (y menos él, verso suelto donde los haya): es un faro que ilumina lo que otros quieren tapar con cortinas de humo. Los leguleyos de "matices" y "objetividad" que lo atacan no buscan la verdad: quieren diluir el agua con más agua hasta que no quede nada. El dolor de Escardó no es un ‘’escudo’’: es una herida abierta que nos recuerda por qué luchamos. Los comentarios crueles que le dedican desde Toledo o en Infovaticana solo echan sal en una herida que es la de todos.
4. Las VÍCTIMAS queremos una Iglesia viva, libre, que huela a esperanza y no a podredumbre. La Iglesia que a muchos de nosotros nos robó el Sodalicio. Estamos decididos a cortar las cadenas que ayer nos pusieron los agresores y ahora los encubridores, los que usan el dinero y el miedo para proteger a los suyos: una Iglesia que encubre no es un hogar, es una jaula rota. Por esto cuando Infovaticana grita "basta", la traducción de este aspaviento es “volvamos a los tiempos en que las víctimas se tragaban el dolor solas”.
Pues no: no estamos solas. Decir "basta" hoy es gritar con Escardó, no ahogarlo. Decir “basta” hoy es no instrumentalizar a las pobres víctimas de Chiclayo porque, digan lo que digan, Prevost investigó con los medios a su alcance, siguió los protocolos e hizo todo lo que pudo para ayudar a las denunciantes. Ahora, León XIV, con su corazón de pastor, no se arrepentirá de avanzar en la reparación que nos debe el Sodalicio y, como ha hecho siempre, de abrazar a los que reclamamos justicia y dignidad. Los que llorarán serán los mediocres, cuando la luz deje sus mentiras al desnudo.
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