Sr. Director de Periodista Digital



Mi respetado Director y querido amigo: Hace diez meses me has acogido en este conglomerado de Blogs donde, hasta el momento, me he sentido en total libertad para exponer mis opiniones y soy consciente que buena parte del eco que he tenido, para mí absolutamente inesperado, se debe sobre todo a colgarlas en un medio muy acreditado y que recibe muchísimas visitas.

Por ello te estoy muy agradecido. Jamás recibí de ti la menor insinuación o censura por polémicas que pudieran ser algunas de mis manifestaciones. Y, siguiendo lo que parece regla tácita del medio de no agredirse los distintos responsables de los Blogs, jamás por mi parte hubo crítica a ningún compañero. Aunque las opiniones de algunos fueran tan contrarias a las mías. Y tan contrarias a la doctrina de la Iglesia de las que no pocos de los que colaboramos contigo, con mayor o menor acierto por nuestra parte, nos sentimos hijos o, por lo menos, la respetan.

Me dirijo a ti y no a José Manuel Vidal porque el Blog en cuestión afortunadamente no aparece en Religión Digital sino en ese ámbito mucho más extenso del que tú eres el director y el responsable.

Creo que uno de los éxitos de Periodista Digital está en la pluralidad de opiniones que acoge y en la libertad con que se expresan. Pero hasta el momento los diversos pareceres tenían por lo menos un mínimo de educación y de elegancia.

La agresión que acabamos de ver en ese Blog, de cuyo nombre prefiero no acordarme, es tan zafia, tan grosera, tan agresiva que entiendo rebasa todo lo admisible. Yo no sé si tienes hijas pequeñas pero, caso de que las tengas, seguro que te irritaría que esa penosa imagen llegara a su vista.

Y no puedo ni imaginarme lo que pensarían esas tres comunidades de monjas que tan dignamente llevan tres Blogs en Religión Digital si abrieran esa desdichada página.

Si la imagen utilizada, propia de una página no erótica sino pornográfica, es tal vez lo más hiriente a primera vista, el texto es todavía mucho peor. Blasfemia pura y dura. Contra la misa, la comunión, las monjas...

Por la dignidad de todos, por la tuya, por la de Periodista Digital, por la de todos lo que en él colaboramos y la de los muchísimos miles que lo leen, eso tiene que desaparecer. Y que sepan esos agresores que entre personas honradas, creyentes o ateos, católicos o no, no tienen cabida esas burdas agresiones a sentimientos profundos de no pocos y al buen gusto de todos.

Varios compañeros han expresado ya su indignación. Vaya también la mía. Alguno incluso se ha preguntado si como sacerdote, o simplemente como persona decente, puede seguir en esa compañía.

Yo lo tengo claro. Primero porque persona de esa ralea seguramente lo que pretendió fue nuestra indignación y nuestra retirada. Y no creo debamos darle por el gusto a quien tan extraviado lo tiene. Y después, querido director, porque estoy seguro de que vas a evitar que Periodista Digital se convierta en pornografía barata y blasfemia pública. Ya hay muchas páginas en internet con esos contenidos y estoy firmemente convencido que no tienes el menor interés en dirigir un periódico de ese tipo. Además confío totalmente en tu honor y en tu dignidad periodística acreditados durante tantos años.

No te protesto porque esa vergüenza haya aparecido en tu periódico. Evidentemente es imposible que puedas ver previamente ni una mínima parte de lo que aperece en Periodista Digital. Pero, una vez perpetrada la felonía estoy seguro que no la vas a consentir.

En espera de tus decisiones, un abrazo de este humilde colaborador de tu periódico digital

Francisco José Fernández de la Cigoña.
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