La otra cara de Fisichella.

¿Intento de lavar la cara ante los tradicionalistas tras el desdichadísimo artículo en L'Osservatore Romano? No lo sé. Pero para mí sigue con la cara sucia. Me es igual que un obispo celebre la misa antigua. Puede ser un excelente pastor sin celebrarla. A ninguno le he reprochado que no lo haya hecho. Sí, que la haya obstaculizado. Que es cosa muy distinta.
Fisichella tiene que desautorizar públicamente su artículo. Porque ha hecho mucho daño. Casi lo de menos fue su crítica a un hermano que no hizo otra cosa que expresar lo que la Iglesia sostiene y acusarle injustamente de falta de misericordia cuando la había extremado con la pobre niña embarazada. De lo que Fisichella ni se enteró. Cuando le era facilísimo hacerlo sólo con haberse puesto en comunicación con él.
Lo grave, lo verdaderamente grave, es que de su desgraciado artículo era muy fácil entender que había abortos buenos, comprensibles o justificables. Y que lo verdaderamente grave era la falta de misericordia al condenarlos.
¿No es eso lo que piensa Fisichella? Estoy dispuesto a creérlo. Pero él sabe como se ha entendido por muchos su artículo. Y debe desautorizarlo. Metió la pata y tiene que sacarla. No vale dejarla metida. Porque si no la saca se lo van a estar recordando siempre.
Él verá si quiere repetir el caso del cardenal de Barcelona. Yo tengo un pésimo concepto del arzobispo barcelonés pero estoy seguro de que es contrario al aborto. Su tolerancia ante aquel sacerdote suyo que los pagaba es un baldón que llevará ya toda su vida. Con lo fácil que hubiera sido una escueta nota reprobando sus declaraciones y diciendo que le había impuesto una penitencia. Que hasta podría haber sido el rezo en privado de tres avemarías. Prefirió el silencio encubridor y bien caro lo ha pagado.
Pues Fisichella verá. Una misa por el modo extraordinario no lava su artículo. Que ahí está para vergüenza suya y de L'Osservatore. Es un arzobispo joven y parecía llamado a una brillante carrera eclesial. Que tal vez consiga. Pero, o se desdice o ese artículo se lo van a recordar siempre. Que las hemerotecas son muy malvadas.