A mis hermanos ecuatorianos, con amor.

He tenido muchas relaciones con vosotros. Generosísimas por vuestra parte. A cambio de unas monedas os dabais. Muchísimo.

Cuidábais a nuestros enfermos y a nuestros niños. Con un cariño que no lo pagaban nuestros dineros. Dábais mucho más de lo que os dábamos. Siempre con una sonrisa y con vuestro corazón. Érais, sobre todo, más que todo, buenos.

Respetuosos, educados, próximos, agradecidos. Creo que en mi casa siempre habéis sido acogidos con reconocimiento y respeto. Luz María, Marina, Marco... Pero nos habéis dado mucho más de lo que os dimos. En lo duro. Cuando nos hacíais falta.

Hoy, o ayer, se han ido dos compatriotas vuestros en un miserable atentado. Pero hace unos días se han ido las ilusiones de muchos de vosotros, atesoradas en muchos días de trabajo, con horas acumuladas en varios sitios, por ir a visitar a los vuestros tras no sé cuantos años, muchos, de ahorro casi imposible. Porque la mayor parte de lo que ganábais, con un trabajo ejemplar, se iba a vuestros hijos, a vuestros padres, que malvivían en vuestra hermosa patria.

Una Aerolínea os dejó sin viaje y sin ilusiones. No os lo habéis gastado en el juego, la droga o el despilfarro. Lo guardábais, euro a euro, con mil privaciones, para el dar el último adiós a unos padres ya ancianos, o para ver al hijo por el que habéis dado todo. Tanto como es eso tan duro como el desarraigo. El vivir lejos de lo que amáis, de lo que es vuestro. Lo único que verdaderamente tenéis.

Yo, ante el dolor de los dos muertos de Barajas, ante la infinita frustración de los que íbais a volar a ver a los que queríais y os quedásteis en tierra, ante tanto amor y tanta dedicación como nos prestáis, solo puedo deciros que lo siento y gracias.

Y que yo, y mi familia, a la que tanto nos habéis dado, repudiamos a los asesinos, a los que os han estafado, a los que no os quieren. Toda esta familia os quiere. Y lo sabéis. Lo habéis notado. Y como la mía hay otras muchas familias españolas. Que os agradecen, con afecto, con mucho afecto, el que vosotros nos dais.
Volver arriba