Más sobre los mártires.

Unos ignorantes, o no, pretenden presentarnos un auténtico esperpento. Dieciocho curas asesinados por la España de Franco. Y lo digo con absoluta conciencia. Porque me parece un asesinato. Sin paliativo alguno. Dieciocho. O tal vez diecisiete porque el de Mallorca tal vez fuera ejecutado por colaboración con el enemigo. Cosa que entonces se pagaba con la muerte. En un bando y en el otro. No lo tengo muy claro y por eso tampoco me pronuncio con más rotundidad.
Pero, sea lo que fuere, son dieciocho frente a siete mil. Me parece que hay una cierta desproporción.
Además, los siete mil fueron asesinados por odio a la Iglesia. Sin la menor duda. Y eso les hace mártires. Los dieciocho, seguro que muchos de ellos, o hasta todos, buenísimas personas y hasta buenísimos curas, fueron asesinados por otros motivos. Todo lo impresentables que se quieran. Pero por otros.
No son mártires de la Iglesia. Aunque algunos, o todos, puedan ser santos. Pero por otro camino. Más dificultoso. Aunque abierto. Y yo no tengo la menor oposición a que se abra. Es más, de alguno de ellos pienso que fue un sacerdote ejemplar.
Pues, a ver si dejamos de decir memeces. La historia es la historia y los mártires los mártires. Los santos, por otra vía, serán también los que la Iglesia diga. Pero, a por ello. Porque hay idiotas que creen que la Iglesia debería beatificar a García Lorca o a Companys. Y cuando muera Carrillo a éste.