La misa en gallego.

El asunto lo debió destapar La Voz de Galicia, el periódico más leído en aquella región, el fin de semana pasado. Yo me hice eco de esa decidida apuesta eclesial por el gallego con exclusión del castellano. Y la nota del arzobispado, inteligentemente redactada, nos dice que no es una disposición del arzobispo, que no es ninguna novedad pues se viene repitiendo desde hace tiempo, que no es una disposición imperativa sino una recomendación y que el responsable de la misma es el vicario general.
Hoy mismo Libertad Digital, web muy visitada, titula: "La Xunta vigilará que la Misa sea en gallego y suene el himno en la Consagración"
Pues estupendo. Los curas vigilados por el Bloque y el Partido Socialista a ver como celebran. Y en el momento de la Consagración el fogar de Breogán, supongo que preferiblemente con gaitas. ¿No nos decían los liturgistas que nada de himnos en ese momento? Ya sólo faltará que el cura que no tenga gaita o que diga la misa en castellano sea multado como en Cataluña quien rotule en este idioma.
Y concluye el periódico de internet: "La Iglesia local ya ha dado una muestra de su disposición a cooperar con la llamada "normalización". Según ha informado el pasado fin de semana La Voz de Galicia, el Arzobispado de Santiago ha distribuido una circular a los párrocos para que tomen la iniciativa en el uso del gallego en todas las ceremonias. La nota va firmada por el Vicario General, Víctor Maroño Peña".
Yo no tengo nada contra las misas en gallego ni contra el himno de Galicia. Personalmente hasta me gusta que en el momento de la consagración suene un himno regional o el de España. Sigo la misa y la homilía en gallego sin el menor problema. Lo que me fastidia es la imposición, el que se embarque a la Iglesia en lo que no es propio de ella pues Cristo no mandó a sus Apóstoles para que predicaran el gallego a todo el mundo, que se secunden políticas separatistas que han dado ya tan mal resultado eclesial en Cataluña y las Vascongadas, que no se denuncie una inadmisible intromisión de la autoridad civil en el ámbito eclesial hasta el extremo de prescribir el idioma en que se ha de decir misa y la música que ha de sonar, no ya sin protesta de la Iglesia sino incluso con su aplauso. Y todo esto desde un Gobierno que se quiere laico y no se caracteriza por su amor a la Iglesia. De seguir así lo próximo será disponer que al comienzo de la misa suene la Alborada de Veiga y como despedida el Puenteareas de Reveriano Soutullo. Que será sustituido este último por el Oliñas veñen en el caso de que la misa sea para celebrar un matrimonio de gays o lesbianas.
Déjese que, como hasta ahora, los párrocos del rural, las vilas y el urbano digan la misa en gallego, castellano o en ambos idiomas según las preferencias de los fieles. Rechácese toda injerencia del poder civil en lo que es puramente eclesial, decídase de una vez si se debe tocar un himno en la Consagración y, en caso afirmativo, cuando la misa sea de boda o funeral, pregúnteseles a los interesados que himno desean, pues pueden preferir el Asturias tierra querida.
Y sobre todo, dejen de hacer nacionalismo barato que ya tenemos sobradas muestras de a donde lleva. Yo añadiría por último un ruego al señor arzobispo. Pero reconozco que es exclusiva incumbencia suya. Búsquese otro Vicario General. Seguro que tiene usted muchos sacerdotes que lo harían muchísimo mejor. Y que no comprometerían la persona del arzobispo.