Los obispos que no estarán en las beatificaciones.

La del obispo de Lugo se entiende perfectamente. Lo que ya cuesta más trabajo comprender es el empeño vaticano de mantenerle en la diócesis dada su enfermedad. Ya se entienden menos las ausencias de los obispos de Tuy-Vigo y Mondoñedo-Ferrol. Con lo que Galicia es la provincia eclesiástica menos representada.
No acude tampoco el obispo auxiliar de Oviedo Don Raúl Berzosa. Creemos que dado el carácter del obispo residencial es más que probable que le haya dicho algo parecido a esto: Ya que voy yo no hace la menor falta de que acudas también tú. Pienso que es urgente librar al obispo auxiliar de esa cruz y trasladarle cuanto antes a una diócesis. Y a Osoro, sea cualquiera el cargo que vaya a ocupar, que no le den nunca más un obispo auxiliar. No sabe que hacer con ellos. Bueno, sí sabe. Pero, para eso, no los necesita.
Los vascos hacen casi pleno de presencia. Apenas falta el auxiliar de Bilbao Echenagusía. Sus muchos años pueden justificarlo.
De Aragón faltará el excelente obispo de Teruel y Albarracín. Desconozco sus motivos. Seguro que los tendrá. (Corrección posterior: sí asiste el obispo de Teruel. Fue un error por mi parte. Pero como he dicho que es un obispo excelente no quiero borrar el párrafo. Que quede constancia de mi opinión sobre él y de su asistencia a Roma)
Cataluña, con tantos mártires, está también muy representada por sus obispos. Apenas echo en falta al obispo de Tortosa y administrador apostólico de Lérida. Tal vez no se atreva a presentarse en el Vaticano para que no le abronquen por no devolver a Barbastro-Monzón los bienes de aquella diócesis.
De las Baleares van todos. De Valencia, en cambio, es sorprendente la ausencia de los tres auxiliares de García Gasco. ¿Querrá el nuevo purpurado que nadie le haga sombra en su preestreno cardenalicio? Aunque, ¿qué sombra podrían hacerle sus auxiliares?
Andalucía, una de las regiones más masacradas en 1936, creo que va al completo. Y Canarias. De Extremadura echo en falta la presencia del nuevo obispo de Coria-Cáceres. Castilla-La Mancha en pleno. Y la archidiócesis madrileña. De Castilla-León falta el de Segovia, con la renuncia ya presentada y a quien es urgente sustituir.
Van también unos cuantos eméritos. La presencia de monseñor Iguacén, nonagenario, me parece especialmente emocionante. Estoy seguro que mi querido monseñor Cerviño hubiera ido encantado. Sus ochenta y muchos años se lo habrán impedido. Falta, naturalmente, Setién. Gracias a Dios. También Gabino. Me imagino que nadie les va a echar de menos. Y eso que el emérito de Oviedo tenía motivos muy próximos. Tan cercanos que, entre los 498, podrían estar su padre y su madre.
Pues esa es la lista. Que cada cual saque las conclusiones que quiera.