Ésta sí que puede ser una sorpresa de Benedicto XVI.

Cierto que en la comunicación vaticana habla de severas sanciones pero no se nombra la excomunión. Y se introduce, además, una atenuante curiosa. Esas penas parece que sólo recaerían si el acto se hubiera realizado en condiciones de verdadera libertad. Si actuaran coaccionados es colegible que no. ¿Por qué? ¿Porque al realizarse sin libertad el acto es nulo y al no haber consagración no cabe excomunión por ello? Tal vez sea esa la explicación.
Pero no deja de tener complicadas lecturas. ¿Los mártires cristianos hicieron el canelo no apostatando para salvar sus vidas? ¿Porque al estar gravísimamente coaccionados el acto sería nulo? Me gustaría que me lo aclararan por si me tuviera que encontrar en el caso. Si hay que morir pues se muere. Y que Dios nos dé fuerza para confesarle. Pero, si no fuera necesario, mejor que nos lo cuenten.
Pienso que hay otra explicación más verosímil. En China todo es ya un camelo. Salvo la persecución gubernamental que afortunadamente ya no es lo que fue. Aunque siga siendo dura. Los católicos clandestinos, y los oficiales, reconocen y aman al Papa. Unos con riesgo y declarándolo. Otros cómodamente y sin hacerlo oficial pero mandando mil mensajes subterráneos. ¿La oposición vaticana a la nueva consagración fue un paripé? ¿El nuevo obispo había asegurado ya su fidelidad al Papa y Benedicto XVI la había aceptado?
Todo es posible. Pero me gustaría que me lo aclararan. Aunque también acepto que, dada la dificultad de la situación, el Papa o la Curia no lo aclaren. De momento. Regir la Iglesia de Dios es muy complicado. Y acepto todo lo que se haya que aceptar. Pero las dificultades que se le ocurren a cualquiera creo que se deben manifestar. Porque habrá algunos que no lo entiendan.
No se me tome este artículo como la más mínima censura a Benedicto XVI. Estoy encantado con mi Papa. Cada vez más encantado. Pero aquí ha pasado algo. Algún día lo sabremos. Y seguro que será en gloria de nuestra Santa Madre Iglesia.