SI LA IGLESIA TE METE MIEDO, NO ES LA DE JESÚS







01. NO PERDÁIS LA CALMA, CONFIAD.



El miedo y la angustia están presentes en el ser humano desde la noche de los tiempos, desde los orígenes. Adán tuvo miedo y se escondió, (Gn 3,10). Todo ser humano atravesamos en ciertos momentos de la vida por la experiencia del miedo y, en ocasiones, de la angustia.

EL MIEDO es una vivencia fuerte e intensa que sentimos ante la presencia de un peligro más o menos inmediato y concreto.


LA ANGUSTIA
(palabra originaria que significa angosto, estrecho) . Es un estado afectivo sufriente que aparece como reacción ante un peligro más bien desconocido, difuso pero que afecta embarga a toda la persona hasta su última célula o neurona.

El miedo y la angustia pueden impregnar nuestra vida y pueden provenir de las causas más diversas: miedo ante una enfermedad, problemas afectivos, económicos, etc.
La angustia, -de modo más difuso-, es un profundo cansancio existencial, la angustia es indiferencia y falta de interés por la vida, es un no ver salida a la misma y todo ello en una profunda noche y sufrimiento.

Las religiones, el pecado y la culpabilidad que tanto acentuaba la moral católica, los desprecios y marginaciones, la fragilidad de nuestra propia psicología pueden ser fuente de angustia existencial. La angustia toca a vísperas de depresiones.
Lutero sufrió durante largos años un estado de ánimo de angustia ante la posible condenación y fracaso. La confianza, el justo vive por la fe, será lo que le saque de la angustia y le haga confiar en la misericordia de Dios

Sea por lo que fuere, el miedo y la angustia pueden hacerse presentes en nosotros y bloquean nuestra vida, paralizan toda iniciativa y creatividad (V. Frankl).

02. ¿EL MIEDO ES EL FUNDAMENTO DE LA RELIGIÓN?


Sobre esta cuestión se ha pensado y escrito mucho.
Tanto en alguna filosofía de la religión como en muchos momentos de la vida cotidiana de la iglesia, el miedo ha sido el “caldo de cultivo” y el arma de trabajo.

Una religión que acentúe con tanta violencia el miedo, el pecado, la culpabilidad, la conednación, el infierno, incluso el purgatorio necesariamente terminará generando angustia.

De hecho hemos vivido amedrentados, cuando no aterrorizados por el miedo, la culpabilidad, el pecado, la condenación, el fracaso, la predestinación, el infierno. Y lo malo no es que eso lo hayamos vivido hasta hace no muchas décadas, sino que en grandes sectores de la Iglesia, se quiere recuperar y reimplantar el pavor como cantus firmus del cristianismo,
Sin embargo el miedo y el “terrorismo” (terror) no son cristianos. El miedo no es un “arma” con la que Cristo jugara. ¡Cuántas veces nos dice el Señor: NO TENGÁIS MIEDO!
Puede que el miedo y la angustia sean el humus de las religiones, pero no del cristianismo.




03. NO PERDÁIS LA CALMA
Jesús muchas veces dice a los suyos: no tengáis miedo, no perdáis la paz, la calma.

Mt 10,26. No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede {hacer} perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.

Mt 10, 31 Así que no temáis; vosotros valéis más que los pájaros del campo.

Mt 14,24 (En plena tempestad) Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo, soy yo; no temáis.

Mt 17,7 (Tras la transfiguración) 7 Entonces se {les} acercó Jesús, y tocándolos, dijo: Levantaos y no temáis.
Mt 28,5 (En la resurrección) Y hablando el ángel, dijo a las mujeres: Vosotras, no temáis; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
Mt 28,10 10 Entonces Jesús les dijo: No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.
Lc 2,10 (En el nacimiento de Jesús) Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo;
Jn 6,20 Pero Él les dijo: Soy yo; no temáis.
Jn 14 1 No perdáis la calma, creed en Dios: creed también en mí.
Jn 14,17 La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo.
Jn 16, 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz confiad, yo he vencido al mundo
Jn 6,20 (saliendo del lago) Jesús les dijo: Soy yo; no temáis.
Jn 14,1 No perdáis la calma, creed en Dios: creed también en mí.
Jn 20,19-21 Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas los discípulos encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.

Puede que las religiones como sistemas de creencias y de “orden público” infundan miedo y angustia. El cristianismo nunca infunde angustia ni miedo. Y si este tipo de Iglesia infunde miedo, es que no es cristianismo, no es la Iglesia de Jesús.



Ser cristiano es una felicidad, no la tragedia en la que lo han convertido los eclesiásticos. El cristianismo es la posibilidad de vivir en calma, en paz. No temáis: confiad







04. CONFIAD.



La confianza (fe) y el miedo-angustia son opuestos. En la confianza, en el amor no hay temor, (1Jn 4,18).
No tenemos miedo a aquella persona en la que confiamos, sino todo lo contrario, la estimamos, la queremos, nos fiamos de tal persona.




El Dios de JesuCristo no es de “armas tomar”. El Dios que hemos recibido, sí es un Dios de “mucho cuidado”, pero al Dios de Jesús no le hemos de temer, y no porque tengamos las “cuentas claras”, sino porque Dios es amor.



CREER ES CONFIAR, FIARSE. Confiar, -por tanto, creer-, no es comprender racionalmente y aceptar al pie de la letra lo que dice el Catecismo, sino que creer es confiar en Dios, sentirse querido por Dios, es acoger el misterio insondable de la vida desde Dios, creer es encontrarse con el Señor y vivir bien asentados en la “roca que nos salva”, en “la piedra angular”. Confiar es caminar acompañados y guiados por el Buen Pastor. La confianza disipa miedos y angustias.







05. EXPERIENCIA DE SERENIDAD EN LA VIDA.

ME VOY A PREPAROS UN SITIO: SENTIDO DE LA VIDA, HORIZONTES
La serenidad es una vivencia profunda, íntima, sanante.
Cuando estamos atravesaño una crisis grave sea del tipo que sea: de salud, con la institución, familiar, etc. es bueno, sana entrar en la profundidad de nuestro ser y escuchar a Cristo que nos dice: NO PERDÁIS LA CALMA.
Tal vez no es más que un momento, pero de repente alcanzamos una paz profunda, una paz que el mundo (ni las instituciones pueden dar). Una gran alegría apacigua nuestro interior.
Basta con permanecer en esa paz interior. No nos atosiguemos ni carguemos a los demás con más aparataje y bisutería religiosa.

06. ME VOY A PREPARAROS UN SITIO




Lo del “sitio” es un modo de hablar. En estas cosas no hay sitios, el lugar del hombre es Dios. Terminaremos en Dios. No sabemos más.
De todos modos, no hay caminos, sino horizontes, estelas en la mar (A Machado), búsquedas, Éxodos, Emaús.





NO PERDÁIS LA CALMA, CONFIAD.

Volver arriba