Seguir la estela de la estrella

estrella

  1. Hemos visto salir su estrella.Un breve encuadre:
  • o Los del partido y los que no lo son”:

Los magos –paganos-extranjeros- han visto brillar la luz de la estrella en la noche de la vida. Los gramáticos -que esa es la palabra que usa el evangelio, para designar a los “ingenieros del Obispado” de Jerusalén- también llegaron a la misma conclusión de que la estrella había de aparecer en Belén. Pero la lectura del mismo hecho es bien diferente.

El relato tiene un doble movimiento:

  • o Amar la verdad (Luz) o el poder (Herodes).

Los magos y Herodes buscan al niño, ¿dónde está el rey de los judíos? / Id y averiguad qué hay del niño. Pero las intenciones y los motivos por los que buscan al niño no son los mismos

  • o Entre cristianos de toda la vida y los advenedizos.

Los judíos -el pueblo- no se han percatado del nacimiento de la Luz, en cambio los paganos, magos, sí. Los paganos le buscan y le acogen, los judíos, no.

  • o Caminos hay muchos.

El camino de los magos es completamente diverso al camino de Herodes. La intencionalidad a la hora de escoger un camino puede ser muy distinta.

  1. Dónde estás y dónde está Dios (la salvación)?

Para quien vive medianamente consciente, la vida hace una pregunta potente y a dos tiempos.

         ¿Dónde estás? ¿dónde está Dios? Hoy la escuchábamos en el relato de los magos, ¿dónde está el rey de los judíos?

         Esta cuestión aparece muchas veces en la Biblia y en la vida. Hago alusión a dos momentos clave.

El Señor Dios llamó al hombre (Adán) diciendo ¿dónde estás? (Gn 3,9)

Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. Soy yo acaso guardián de mi hermano? (Gn 4,9)

         ¿Dónde estás?

         Cuando Dios, la profundidad de la vida, le pregunta a Adán, al ser humano: ¿dónde estás? no le está preguntando si ha salido a dar una vuelta por los jardines de Alderdi eder (paraíso terrenal), sino que en ciertos momentos de la vida universal (el homo sapiens) y de nuestra vida personal, la existencia, Dios, los problemas, las adiciones, las crisis nos preguntan: ¿Dónde estás? ¿En qué situación, en qué momento de la vida me encuentro?

         ¿Dónde y cómo estoy en la vida?

         El lugar del hombre es Dios.

         ¿Dónde está tu hermano?

         Antes de nosotros, alguien fue el primer Caín. Cuando en la larga evolución surge la libertad, surge el mal, Caín. Alguien fue también Abel. Dios le pregunta a Caín, (que somos nosotros): ¿dónde está tu hermano?

         ¿Dónde están nuestros hermanos y si nos importan. Nosotros no somos con Caín que mató a su hermano de un golpe de quijada, pero en el mundo islámico están matando a no pocos cristianos, ¡cuántos niños (y no niños) mueren de paludismo y de hambre! ¡Cuántas mujeres maltratadas! ¡Cuántas familias y hermanos que no se hablan ni se tratan, pateras, cuánto paro mientras las -los-multinacionales siguen llevándose el dinero a espuertas! ¿Habrá negocio e intereses en las mismas vacunas actuales?

¿Dónde está tu hermano?

Dice el papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti:

 Miremos finalmente al hombre herido. A veces nos sentimos como él, malheridos y tirados al costado del camino. Nos sentimos también desamparados por nuestras instituciones desarmadas y desprovistas, o dirigidas al servicio de los intereses de unos pocos, de afuera y de adentro. Porque «en la sociedad globalizada, existe un estilo elegante de mirar para otro lado que se practica recurrentemente: bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo, incluso se adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos, (FT 76)

  1. ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?

         La pregunta nos lleva también a buscar a Dios. ¿Dónde está el Rey que nos ha nacido? También en la Biblia aparece frecuentemente formulada esta cuestión:

¿Dónde está el camino a la morada de la Luz? (Job 38,19.24)

¿Toda la vida me echan en cara: Dónde está tu Dios? (Salmo 42, 3.10)

         Todo ser humano busca a Dios aún de modo “inconsciente” e incluso equivocado. Decían san Agustín que, quien busca el placer y la felicidad, en el fondo está buscando a Dios.

         Yo creo que esta búsqueda es motivo de alegría y serenidad.

  • ü Alegría porque nuestra vida es un caminar hacia Dios (moralinas de segunda división aparte).
  • ü Serenidad porque muchas veces nos “desesperamos” ante la situación de descristianización, de ocaso cultural, y pensamos que todo se viene abajo. También hay búsquedas en las corrientes de agua de nuestro tiempo, de nuestras gentes y jóvenes.

  1. Mira la estrellas.
  • o Dios le mandó a Abraham: Mira las estrellas. (Gn 15,5). En aquel contexto de transhumancia, pastoreo, etc., no había templos, ni la religión estaba instalada. Por eso Dios, el horizonte y la esperanza estaba en las estrellas. Las estrellas eran (ya no sé si lo son) un poco de luz, orientación en la noche, división del tiempo: invierno, verano, etc. Mira las estrellas.

Es lo que hacen los Magos: siguen la estrella, siguen la estela de la estrella.

  • o Y llegan a Jerusalén. Pero en Jerusalén nadie ha visto la estrella, posiblemente con la excepción de unos pastores.

  • o Hoy en día, como Abraham, vivimos en transhumancia, a descampado. ¿Quién lo sabe todo, quién tiene la palabra mágica que soluciona las cosas? En muchos asuntos y problemas apenas sabemos decir una palabra. (Buen ejemplo de ello es la pandemia que estamos viviendo). Mira las estrellas y camina, que parece que es “por allá”

¿Miro las estrellas, los signos y acontecimientos que hablan y abren hacia la Luz?

Un momento de oración, una lectura, un logro de la ciencia, un diálogo familiar o político por la paz son pequeñas estrellas, quizás solamente fragmentos de luz, pero valiosos.

  1. Adoraron al niño y se volvieron a casa por otro camino.

         “Estrellas y figuras” hay muchas, más bien ídolos, y en todos los campos: política, espectáculo, deporte, eclesiásticos, etc. Pero a esos no hay que adorar: solamente adorarás al Señor tu Dios.

         Los cristianos adoramos a un pobre niño, no a Herodes y a los muchos Herodes que pululan por la historia.

Vamos a darle al “intro” personal y a pensar en las diferencia que hay entre el niño de Belén y Herodes, o, lo que es lo mismo, pensemos en las diferencias que hay en el niño que viene en el vientre de su madre en una patera y los jefes de gobierno europeos, pongamos por caso.

Nosotros adoramos al niño de Belén, al de la patera, es decir: la sencillez, la pobreza, la libertad, la vida, la humildad.

A casa por otro camino

         Tiene una cierta gracia esto de que se volvieron a su casa por otro camino. No es una cuestión de mero tráfico navideño. Sin duda que los Magos tenían una gran buena voluntad y buscaron la verdad. Por eso cuando encontraron la luz, se volvieron a casa por los caminos de la verdad.

Termino como he comenzado:

¿Dónde estamos, qué hemos hecho de nuestro hermano?

Volver arriba