Rocco D'Ambrosio, en San Pablo ¿Lo conseguirá Francisco?

(Antonio Aradillas).- Rocco d´Ambrosio, profesor de Filosofía y Ética Política de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, se formula, entre interrogaciones, o admiraciones, la pregunta que convierte en el título del libro recientemente publicado por "San Pablo", con el subtítulo de "Reforma eclesial y lógicas institucionales". Tanto el tema, como el personaje al que aureolan los signos ortográficos aludidos son, están y estarán de actualidad persistente e imprecatoria.

Adelanto que en la tarea ministerial y sagrada eclesial -personas e instituciones- , el papa Francisco lo tiene, como vulgarmente se dice, crudo. Muy crudo. Crudísimo. El referido autor del libro comparte esta opinión, ocupado y preocupado "por la formación en el compromiso social, y como director de la revista "Cercasi un fine", dedicada a la cultura y a la política. D´Ambrosio da cuenta de cuanto piensa y siente "acerca de las feroces críticas que al propio papa Francisco les son hechas aún dentro de la misma Iglesia, en las que se repiten expresiones como "comunista", "pauperista", "débil doctrinalmente", "destructor de la Iglesia", "hereje", "ecologista", "irrespetuoso con la tradición", "contrario a la moral católica sobre la familia", "inoportuno en el vestir", " exagerado en algunos gestos", "jesuita que quiere hacer de franciscano", "demasiado exagerado y teatral", "imprudente", "excesivamente simple", "poco diplomático" etc. El autor se admira de que "tales jaculatorias provengan de aquellos que, con otros papas, se consideraban "fidelísimos al Sumo Pontífice", y ahora parecen haber perdido las tan exaltadas fidelidades y obediencia".

El diagnóstico del autor no puede ser más expedito, directo y exacto, al denunciar que tan desnortada e interesada letanía de improperios "piadosos" o impiadosos, carece además de conexión con el evangelio y con los signos de los tiempos, dando la infeliz impresión de querer seguir viviendo en los extrarradios de lo que es -debiera ser- la Iglesia de Cristo, con olvido de que a todas sus "invocaciones" habría que responder "Amén" o "¡Ruega por nosotros¡" Por ejemplo, "¡Papa Francisco, "imprudente y poco diplomático", ruega por quienes son, y encarnan, la "prudencia" humana, y son y se comportan como "diplomáticos" , fariseos e hipócritas, poniendo a Dios por testigo, o intentando "nadar y guardar la ropa" por vocación e inspiración, que dicen sagrada.

El libro -134 pp.- describe y sugiere en sus ocho capítulos, los elementos históricos para que los lectores, suficientemente ilustrados, examinen su conciencia en temas de tanta importancia eclesial y social como la "partida" del papa; nada nuevo, sino solo el Vaticano II; una Iglesia humana y algo más; comprender la Iglesia sin simplismos ni ideologías; el poder entre los muros del Vaticano; el hedor de la corrupción y el olor de las ovejas; el peso de los escándalos y la paciencia en la reforma y la reforma y la perspectiva desde abajo...

Es posible que el planteamiento que se hace en el capítulo 7 -"el peso de los escándalos"- en relación con el caso Maciel, junto con el tratamiento dado por los papas Juan Pablo II y por Benedicto XVI, no todos estemos de acuerdo con la pedagogía empleada en el mismo -"denuncia y corrección"- , aunque el planteamiento efectuado por el autor pueda haber sido comprensible y tal vez, hasta el adecuado.

Esto no obstante, en este y en otros temas y circunstancias eclesiales, destacan proféticamente la figura del papa Francisco "inspirado por el Concilio Vaticano II, que puso en marcha un gran desafío para la Iglesia como institución y para cada uno de los miembros que la integran. "El papa sigue y seguirá intentando la reforma -"limpiando las porquerías de la Iglesia"- enfrentándose a lo que no funciona o está corrompido dentro de sus filas"

En la "Evangelii Gaudium" (n.27) sueña Francisco " con la opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación".

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