Liturgia del 30º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

Liturgia del 30º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)
Liturgia del 30º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

30º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

Comentario copiado:


Para quienes quieran VER y OÍR... para después decidir.


Papa Francisco:

- "Jesús se deja encontrar por quien lo busca, pero para buscarlo hay que moverse".

- "Sabemos que la regla es que quien en la vida está detenido termina por corromperse".

Papa Benedicto XVI:

"La verdadera obediencia no es la obediencia de los aduladores, que evitan todo choque y ponen su intangible comodidad por encima de todas las cosas. Lo que necesita la Iglesia de hoy y de todos los tiempos no son panegiristas de lo existente, sino hombres en quienes la humildad y la obediencia no sean menores que la pasión por la verdad; hombres que den testimonio a despecho de todo ataque y distorsión de sus palabras" (Joseph Ratzinger, "El verdadero pueblo de Dios", Herder, p. 293).

Karl Rahner:

"El verdadero problema de la Iglesia es seguir tirando, con una resignación y un tedio cada vez mayores, por los caminos habituales de una mediocridad espiritual".

Albert Einstein:

"Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar que se produzcan resultados diferentes".

Jairo del Agua:

- "Un pie siempre cuestiona al otro cuando CAMINAN. Pero NO cuando están PARADOS".

- "Quien lee Escritura, Tradición y Magisterio sin discernir, es como el necio que quiere alimentarse mordiendo el lomo del ternero que pace en el prado".

Y empezamos:


El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


El evangelio del domingo nos propone esa desconcertante parábola en la que el fariseo, que cumple la ley, no queda justificado a los ojos de Dios y sin embargo acepta la oración del publicano, que se sabe pecador.


El tema no es la humildad como puede parecer. La lógica evangélica nos da la clave para interpretar esta aparente paradoja. Jesús criticó de mil maneras la actitud religiosa del cumplimiento frío de la ley, que nubla la vista para ver las necesidades del prójimo y nos resta humanidad. Nos invita a descubrir la misericordia y el amor permanente de Dios y obrar en consecuencia.


ACTO DE RECONOCIMIENTO

En el pasado se nos ha enseñado a reconocer permanentemente nuestros “pecados”, la oscuridad que llevamos dentro. Pero la oscuridad no se vence despotricando contra ella sino encendiendo la luz.


Y esa luz en nosotros está en los dones y cualidades que Dios Padre nos ha dado, es decir, en nuestro SER, lo que somos en el fondo de nosotros mismos, partecitas del Padre que nos engendró. 


Por eso comenzamos nuestra celebración reconociéndolas y comprometiéndonos a ponerlas al servicio de nuestro crecimiento personal y del bien común.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los OTROS.

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:

Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros…


ORACIÓN COLECTA


Señor, Tú te fijas en la anciana que echa una monedita, en el que ora en el último rincón del templo en el que es más sencillo y más pequeño y mientras, nosotros queremos parecer grandes, importantes, los mejores, los principales.


Así de pequeños somos por dentro, Señor, que necesitamos parecer más de lo que somos. Vendemos una imagen magnificada y competimos con los demás para disimular nuestra fragilidad.


Tú, que conoces cada rincón de nuestra mente, que nos formaste en el vientre de nuestra madre, que tienes contados cada uno de nuestros cabellos, sabes de nuestra pequeñez y de la necesidad de «fardar» y ser competitivos.


Nos impulsas  Señor, a ser personas fraternas, que se saben pequeñas y grandes al mismo tiempo, que aceptan sus deficiencias como algo humano, que reconocen sus carencias y sus necesidades y que saben que dependen de los demás, igual que los demás necesitan de nosotros.


Deseamos ser una gran familia, Señor, de gente sencilla, que se ayuda, que se complementa, que se apoya, que comparte sus riquezas y se facilita la vida en las dificultades, que está atenta a lo que necesita el otro y que sabe recibir con naturalidad y sencillez.


Queremos ser como Tú, Señor, pequeños por fuera

pero muy grandes por dentro. Amén.


Lectura del libro del Eclesiástico (35,12-14.16-18):


El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial. No es parcial contra el pobre, escucha las lágrimas del oprimido. No desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja. Sus penas consiguen su favor y su grito alcanza las nubes. Los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan. No cejan hasta que Dios es el hábitat donde se sumergen y se sienten amados y protegidos.

Palabra de Dios


Salmo 33


R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó


V/. Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren R/.


V/. El Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y lo libra de sus angustias. R/.


V/. El Señor está cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él. R/.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):


Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.


La primera vez que me defendía ante el tribunal, todos me abandonaron y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles.


Él me libró de la boca del león; el Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo.

¡A Él la gloria por los siglos de los siglos, Amén!

Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús, esta Parábola, por algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos, y despreciaban a los demás:

- Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era un Fariseo; el otro, un Publicano.


El Fariseo, erguido, oraba así en su interior:


¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese Publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.


El Publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al Cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:

- ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.


Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél, no. Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla, será enaltecido.

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús

HOMILÍA

Un cuento para empezar:

<<Aquel día Luisito había roto jugando un jarrón de su casa. Su mamá le amenazó:

-  “Ya verás cuando venga papá, cómo se va a poner”.

Cuando su padre iba llegando, fue a esconderse rápidamente debajo de la cama de sus padres. Su mamá lo había visto, y, cuando entró el papá en casa, lo llevó a su cuarto, y le dijo al niño:

-  “Luisito, sal de debajo de la cama, que ya llegó tu papá y vio el jarro roto”.

Este respondió:

-  “Papá, ¿me va a regañar?” Éste respondió:

-  “No, te voy a dar un besito”.

Entonces el niño salió deprisa de debajo de la cama, y corrió a los brazos de su papá. Se había sentido perdonado, salvado y querido>>.

El hijo pródigo también se sintió salvado. Y hoy el publicano. Se tropezaron con el amor, en vez del juicio de que tanto nos han hablado. Parece que, por fin, vamos vislumbrando al Abba de Jesús.

Sin duda nos identificamos y alabamos la oración del publicano frente a la del fariseo, pero (y esto pocos lo dirán o lo considerarán), tanto uno como otro fallan en su apreciación de Dios: 

El fariseo se siente “seguro de sí mismo” y falla. El publicano se siente pecador y falla al considerar que Dios está lejos de él, por eso tiene que insistir en pedir un perdón que Dios ya le ha otorgado. Dios es el mismo para los dos, uno le acepta por su gratuidad, el otro pretende poner a Dios de su parte por la bondad de sus obras humanas.

Dios está cerca de los dos, pero el publicano reconoce que la cercanía de Dios es debida a su amor incondicional y no a sus méritos. En consecuencia el publicano está más cerca de Dios, aunque no descubre que está perdonado de antemano. El fariseo cree que Dios tiene la obligación de amarlo porque se lo ha ganado. Ese era el pensamiento judío del que no nos hemos despegado todavía.

“Los buenos de toda la vida” tienen mayor peligro de entrar en esta dinámica. Si nos atreviésemos a pensar, descubriríamos lo absurdo de esa postura. Todo lo bueno que puedo descubrir en mí viene de Él, que desde lo hondo de mi ser lo posibilita.

Dios no me quiere porque soy bueno sino porque Él es amor. El razonamiento del fariseo parte de una visión ancestral y equivocada de Dios, visión que todavía perdura  en nuestra religión. Tenemos que salir de considerar a Dios separado de nosotros y ausente, que exige nuestra obediencia para estar de nuestro lado. El fallo más grave que podemos cometer como seres humanos es precisamente considerarnos algo al margen de Dios.

Dios me está dando lo que soy antes de empezar a existir y antes de pedir nada. Dios es GRATUIDAD total, no necesitamos forzarle a concedernos nada. Ni forzarle a darnos favores. Lo que consigamos será CONSECUENCIA de nuestra libertad, de las causas que elijamos.

Lo que sí puedo y debo hacer es responder conscientemente a los dones que me da, como la INTELIGENCIA, la VOLUNTAD y la LIBERTAD. Y tratar de agradecerlo desplegándolo en mi vida. No hay mayor orgullo de un padre que ver crecer a sus hijos y desplegar sus capacidades. 

Estas simples reflexiones me llevarán a la consecuencia de que no tengo que ser bueno para que Dios me ame, porque Él ya me quiere siempre y no puedo comprar su amor. Voy a intentar ser agradecido fallándole menos y siendo lo que Él me impulsa a ser: Su imagen y semejanza: Transparencia de Dios. 

Esto también tiene consecuencias en nuestra relación con los demás: Amar al que se porta bien conmigo tiene poco valor. Es lo que hacemos todos, pero tenemos que revisar esa actitud. Si me porto humanamente con aquel que no se lo merece, estaré dando un salto de gigante en mi evolución hacia la plenitud. Ser más humano me hace a la vez, más divino.

Se trata, como ya repetí otras veces, de realizarnos en plenitud poniendo en funcionamiento todos esos dones, cualidades, talentos de que Dios nos ha dotado. Sabiendo que nada tienes que conseguir de Dios. Dios ya te lo ha dado todo y te ha capacitado para desplegar todo tu ser. No tengas miedo a nada ni a nadie. Tu ser profundo no lo puede malear nadie, ni siquiera tú mismo. Tus fallos son solo la demostración de tu ignorancia, de que no has descubierto lo que eres, pero las posibilidades de descubrir esa plenitud siguen ahí intactas. 

Y cuando te sientas abrumado por tus fallos, descubre que para Dios eres siempre el mismo hijo irrepetible, necesario para el mundo y para Dios. 

La autoestima es imprescindible para poder desarrollarte, pero no puede apoyarse en los éxitos materiales que puedas tener sino en lo que Dios es en ti, eso es lo que realmente eres.

Y termino con una anécdota que parece un chiste, pero encierra una gran enseñanza.

<<Un día Federico el Grande, Rey de Prusia, visitó una cárcel, y habló con cada uno de los reclusos. Ellos le contaron historias sin fin de inocencia, de malentendidos y de explotación.

Por fin el rey llegó a la celda de un convicto que permanecía callado.

-  “Bien”, dijo el rey. “Supongo que tú eres también una víctima inocente”.

-  “No, señor, no lo soy. Soy culpable y merezco esta condena”.

Y el rey, volviéndose al carcelero, le dijo:

-  “Suelte a este preso. Mándenlo fuera, que va a contaminar a toda esa gente tan buena e inocente de la cárcel”>>.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.

ORACIÓN UNIVERSAL

Una semana más la Palabra nos habla de gratuidad, de perdón, de encuentro íntimo con el Dios que nos habita. Oremos.

Jesús, acogemos tu Misericordia


• Queremos una Iglesia audaz y capaz de realizar los cambios necesarios en sus estructuras, formas y lenguaje para ser palabra y referente del Evangelio hoy, en esta sociedad y en este mundo.

Jesús, acogemos tu Misericordia


• Queremos que nuestras comunidades parroquiales, religiosas y de fe sean lugares de acogida, donde todo aquel que busque encuentre y al que llama se le abra.

Jesús, acogemos tu Misericordia


• Todos  nosotros queremos ser conscientes de todo lo que recibimos día a día y ser agradecidos compartiendo y sirviendo.

Jesús, acogemos tu Misericordia


• Queremos que nuestra vida sea en clave de fiesta, de perdón, de misericordia, de salvación.

Jesús, acogemos tu Misericordia


Padre y Madre buena,  los creyentes seremos capaces de vernos en verdad, desechando máscaras y falsedades, abrazando la verdad y libertad que nos trae Jesús, tu hijo que vive por los siglos de los siglos. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino, te ofrecemos nuestra oración. Nuestra oración sencilla de acción de gracias, por tu aliento y presencia a nuestro lado. Por tu impulso para que, como los misioneros, demos testimonio de tu amor. PJNS


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te damos gracias, Señor,

por enseñarnos que Tú eres un Padre

que recibe, perdona y acoge al que acude a Ti.

Te damos gracias porque nos enviaste

a tu Hijo que nos enseña tu Amor de Padre

y cómo tenemos que perdonarnos entre nosotros.

Tú eres el Dios del perdón,

que siempre acoges a los que acuden a Ti,

con sencillez de corazón.


Tú eres el Dios de los sencillos,

de los publicanos, de los buenos y de los  malos, el Dios de todos, que sólo sabe dar y perdonar.


Tú haces cosas grandes con los sencillos,

con los que te buscan para llenarse de Ti,

pero nada puedes hacer por los soberbios

porque no se dejan llenar,

todo lo llena su orgullo.


Por eso unidos a todas las personas

sencillas de la tierra y los que te buscan de todo corazón, te cantamos:


SANTO, SANTO, SANTO…

CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Te alabamos, Padre  Santo, porque estás con nosotros en el camino de la  vida, sobre todo, cuando tu  Hijo Jesús nos congrega para el  Banquete Pascual de su Amor y comparte con  nosotros el vino y el pan.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús aquí significadas.


El mismo Jesús, la  víspera de su Pasión y Muerte,

cuando estaba reunido  a la Mesa con sus amigos, tomó un pan, lo  bendijo, y se lo repartió,  diciendo...


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros


Y lo mismo hizo con  una Copa de vino: al terminar de cenar,  alzó una copa, brindó por el triunfo  a su Padre del cielo, y se la pasó a sus  amigos, diciendo...


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección ven Señor Jesús


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio 

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. 


Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.


Fortaleces a tu pueblo con el signo del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y nos renuevas  a todos a su imagen.


Derramas tu bendición abundante sobre el Papa León,  sobre nuestro Obispo N… y sobre todos tus hijos.


Para que  todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio; preocupándonos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y mostrándoles así el camino de la salvación.


Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo 

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad. 


Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús, unidos a nuestra Madre María,

a su esposo San José, a los apóstoles, a los santos y a todas las personas de buena voluntad diciendo


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


ADORA Y CONFÍA

No te inquietes por las dificultades de la vida,

por sus altibajos, por sus decepciones,

por su porvenir más o menos sombrío.


Quiere lo que Dios quiere.

Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades

el sacrificio de tu alma sencilla que,

pese a todo,

acepta los designios de su providencia.


Poco importa que te consideres un frustrado

si Dios te considera plenamente realizado,

a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios

que te quiere para sí.

Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.


Piensa que estás en sus manos,

tanto más fuertemente cogido,

cuanto más decaído y triste te encuentres.


Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.

Que nada te altere.

Que nada sea capaz de quitarte tu paz.

Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.


Haz que brote,

y conserva siempre sobre tu rostro,

una dulce sonrisa,

reflejo de la que el Señor

continuamente te dirige.

Y en el fondo de tu alma coloca,

antes que nada,

como fuente de energía y criterio de verdad,

todo aquello que te llene de la paz de Dios.


Recuerda:

Cuanto te deprima e inquiete es falso.

Te lo aseguro en el nombre

de las leyes de la vida

y de las promesas de Dios.


Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste,

adora y confía. El Padre siempre, siempre, está contigo y rema a tu favor.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

Volver arriba