Del 5 al 8 de diciembre se celebrará en Santander el Encuentro Nacional del Diaconado Permanente El Diaconado: signo permanente de servicio en una Iglesia sinodal

Entre los días 5 y 8 de diciembre de 2025 tendrá lugar en Santander el Encuentro Nacional del Diaconado Permanente, una cita esperada por todos aquellos que viven este ministerio como una llamada al servicio y a la comunión
Con el lema «El Diaconado: signo permanente de servicio en una Iglesia sinodal», este encuentro reunirá a diáconos, esposas y responsables diocesanos de toda España en el Seminario de Monte Corbán, un marco de singular belleza y hondura espiritual
Entre los días 5 y 8 de diciembre de 2025 tendrá lugar en Santander el Encuentro Nacional del Diaconado Permanente, una cita esperada por todos aquellos que viven este ministerio como una llamada al servicio y a la comunión. Con el lema «El Diaconado: signo permanente de servicio en una Iglesia sinodal», este encuentro reunirá a diáconos, esposas y responsables diocesanos de toda España en el Seminario de Monte Corbán, un marco de singular belleza y hondura espiritual.
Los encuentros nacionales del diaconado se han convertido con el paso de los años en auténticos espacios de fraternidad eclesial. Permiten conocer de primera mano cómo se desarrolla el ministerio diaconal en las distintas diócesis, cuáles son sus acentos pastorales y de qué modo se integra este servicio en la vida ordinaria de la Iglesia. Más allá de las ponencias y las celebraciones, estos días ofrecen la oportunidad de encontrarse personalmente, compartir experiencias, intercambiar inquietudes y fortalecer la comunión entre los diáconos y sus esposas, que forman parte esencial de este ministerio compartido. Quienes han participado en anteriores convocatorias saben bien que, además del aprendizaje teológico o litúrgico, lo que más enriquece es el encuentro humano, el saberse parte de una misma vocación vivida en múltiples realidades.
La elección de Santander como sede del encuentro tiene un significado especial. Supone un acercamiento para las diócesis del norte y, al mismo tiempo, un pequeño esfuerzo para quienes llegarán desde el sur o las islas, pero todos reconocen que cada edición es una oportunidad que merece la pena. La diócesis anfitriona, guiada por su obispo, don Arturo Ros, ha recibido con entusiasmo la encomienda. Don Arturo, buen conocedor y promotor del diaconado, ha manifestado en numerosas ocasiones su aprecio por estos ministros ordenados y su deseo de que el diaconado siga creciendo y consolidándose como una presencia estable de servicio en la Iglesia.
El lugar escogido para acoger el encuentro, el antiguo monasterio jerónimo de Santa Catalina de Monte Corbán, actual seminario diocesano, es una joya del patrimonio cántabro. Fundado hacia 1407, conserva la serenidad de los espacios monásticos y la historia de una vida consagrada al silencio, al estudio y a la oración. En la actualidad, el edificio mantiene su función eclesial, albergando desde decadas al Seminario y como residencia sacerdotal y siendo un espacio muy adecuado para retiros, convivencias y encuentros eclesiales. Declarado Bien de Interés Cultural, Monte Corbán ofrece el equilibrio perfecto entre la belleza natural del entorno y el ambiente de recogimiento que invita al diálogo interior. Muy cerca se encuentra la ermita de la Virgen del Mar, patrona de Santander, un lugar emblemático desde donde se contempla uno de los atardeceres más hermosos del Cantábrico, símbolo también de la luz que guía y acompaña a la Iglesia en su camino.

El encuentro comenzará con la acogida y la presentación oficial, en la que intervendrán tres obispos muy vinculados al diaconado permanente: monseñor Jesús Pulido Arriero, obispo de Coria-Cáceres y presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios; monseñor Joan Enric Vives, arzobispo-obispo emérito de Urgell y responsable del diaconado permanente en dicha comisión; y monseñor Arturo Ros, obispo de Santander y anfitrión del encuentro. Sus palabras iniciales serán sin duda un estímulo para quienes buscan fortalecer su vocación al servicio, y una oportunidad para mirar con esperanza el futuro del diaconado en una Iglesia que quiere ser más sinodal, más participativa y más cercana a la vida de hoy.
Vida familiar y matrimonial del diácono
Uno de los momentos más esperados será la reflexión sobre la vida familiar y matrimonial del diácono, a cargo del matrimonio madrileño formado por José Antonio Tamargo, y su esposa, María del Carmen Linares, autora del libro Mi voluntad es la vuestra. Su testimonio conjuga la experiencia pastoral y la vida cotidiana, mostrando cómo el sacramento del matrimonio y el del orden se entrelazan en el servicio diaconal. No se puede entender plenamente el ministerio del diácono sin tener en cuenta la participación y el acompañamiento de su esposa, cuya fidelidad y compromiso son una parte silenciosa pero esencial de esta vocación.
La dimensión litúrgica, tan propia del ministerio diaconal, ocupará también un lugar destacado. El vicedelegado episcopal para la liturgia de la diócesis de Santiago de Compostela, Rafael Casás Salgado, dirigirá una ponencia sobre la espiritualidad diaconal en la liturgia. Será una oportunidad unificar criterios y vivir con mayor conciencia su papel en la liturgia, evitando confusiones o desigualdades entre diócesis y subrayando el sentido profundo de su servicio. Que necesario es aclarar cuestiones como el si deben de revestirse en todas las misas, o solo en algunas, como se hacen estos encuentros Donde se sientan los diáconos en las celebraci ones, si en la procesión van delante del que preside o a su lado, si deben de levantarse cuando se inciensa junto a los concelebrantes, si deben purificar en el altar, tantas cuestiones que justo deben ser tratadas en estos encuentros para unificar lcriterios y mejorar la liturgia.

Uno de los momentos más significativos será la ordenación de un nuevo diácono en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Santander. Participar en esta celebración será, sin duda, un signo visible de la continuidad de este ministerio en la Iglesia. El diaconado no es una realidad del pasado ni un simple peldaño hacia el sacerdocio, sino una vocación específica que tiene su lugar propio en la estructura eclesial. La ordenación en el marco del encuentro nacional permitirá a todos los asistentes renovar sus propias promesas y recordar que su servicio nace del altar y se proyecta hacia los hermanos.
El programa incluye también una visita a Santillana del Mar, donde los participantes conocerán la colegiata de Santa Juliana y el monasterio de las clarisas. Las vísperas compartidas con la comunidad monástica serán una experiencia de oración y fraternidad, un momento para descubrir la riqueza de la vida contemplativa y su profunda unión con el servicio diaconal, que también es oración hecha vida.
El domingo, el encuentro alcanzará uno de sus puntos más altos con la presencia del teólogo italiano Dario Vitali, profesor de eclesiología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y consultor del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Vitali, que ha participado activamente en el Sínodo sobre la Sinodalidad, ofrecerá varias ponencias dedicadas a la relectura teológica del diaconado permanente y su papel en una Iglesia sinodal y misionera. Su mirada teológica, profundamente enraizada en la tradición y a la vez abierta a los desafíos contemporáneos, ayudará a comprender mejor cómo el diaconado puede ser hoy un signo permanente de servicio y una mediación entre los diversos ministerios y carismas.

Las jornadas concluirán con la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, patrona de España, en la capilla de Monte Corbán. Será un cierre simbólico y lleno de sentido: María, la servidora del Señor, es el modelo perfecto de la actitud diaconal. Su “hágase” resuena como eco en cada vocación al servicio, recordando que el camino del discípulo pasa siempre por el don de sí.
El valor de estos encuentros nacionales no se mide solo por la calidad de las ponencias o la belleza del lugar, sino por el espíritu que los anima. Son ocasiones para formarse, sí, pero sobre todo para sentirse Iglesia. Cada conversación en los pasillos, cada eucaristía compartida, cada oración común en la capilla, construye una red invisible de comunión que fortalece a los diáconos en su misión cotidiana. Allí donde el diácono proclama el Evangelio, asiste a los pobres, acompaña a los enfermos o anima a la comunidad, lleva consigo la experiencia de estos días de fraternidad. En tiempos en que la Iglesia busca caminos nuevos para anunciar el Evangelio y servir con humildad, el diaconado permanente aparece como un testimonio de esperanza. No se trata de una figura auxiliar, sino de un ministerio con identidad propia, llamado a ser puente entre la liturgia y la caridad, entre el altar y la calle. Este encuentro en Santander será una oportunidad para renovar ese compromiso, para compartir inquietudes y para seguir creciendo juntos en comunión y servicio.

Los que ya han vivido otras ediciones saben que el regreso a casa después de un encuentro nacional no deja indiferente. Se vuelve con el corazón lleno, con la certeza de no estar solo en el camino, con el deseo de seguir sirviendo mejor. En esta ocasión, el marco incomparable de Monte Corbán, el testimonio de los ponentes y el clima fraterno que se respira en cada detalle prometen hacer de Santander una nueva etapa de gracia para el diaconado en España. Una cita que, sin duda, dejará huella en todos los que participen y confirmará una vez más que el diaconado es, verdaderamente, un signo permanente de servicio en una Iglesia sinodal.
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