Combatir la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes debe ser una misión prioritaria para una sociedad que cuida su futuro. En Brasil, el 18 de mayo, se celebra esta fecha, recordando el llamado "Caso Araceli", una niña de ocho años que, el 18 de mayo de 1973, en la ciudad de Vitoria, fue secuestrada, violada y asesinada por jóvenes de clase media alta en esa ciudad. Es una jornada para movilizar, crear conciencia, informar y hacer un llamado a toda la sociedad para que participe en la lucha para defender los derechos sexuales de niños, niñas y adolescentes.

La Iglesia Católica está cada vez más involucrada en esta lucha. En Brasil, esa bandera ha sido levantada por la vida religiosa, a través de la Red un Grito por la Vida. Como la hermana Valmi Bohn, coordinadora nacional de la red, reconoce, "la situación de abuso y explotación sexual de niños y adolescentes ha empeorado en este contexto de pandemia, en el que todos somos invitados a quedarnos en casa". Según la religiosa, "hay mucha violencia y violación dentro de las casas, y las víctimas más vulnerables son los niños y adolescentes que no pueden ir a la escuela, y las mujeres que a menudo son las que sostienen la casa". Esta situación es causada por "un mayor contacto con sus compañeros, hace que terminen sufriendo una mayor violencia física y psicológica".

En Brasil, “la mayoría de las veces, la violencia sexual tiene un carácter muy familiar, personas cercanas a la víctima. Muchas familias piensan que esto debe resolverse dentro de la familia, lo que favorece el abuso continuo”, enfatiza la hermana Valmi. En esta misma perspectiva, la hermana Rose Bertoldo, auditora sinodal del Sínodo para la Amazonía, quien también forma parte de la Red un Grito por la Vida, reconoce que "sabemos que hoy, la tasa más alta de abuso y explotación sexual, ocurre en familia. ¿Cómo vamos a proteger a este niño dentro de la familia? Cuando iba a la escuela, la escuela era un espacio donde el niño podía presentar la queja, y ahora está mucho más expuesto a esta violencia”. Junto con esto, no podemos olvidar, según ella, que "con un mayor acceso a internet en este momento de aislamiento social, también ha contribuido a la explotación de niños y adolescentes".

La pandemia ha impedido el trabajo diario de la red, porque el hecho de no salir de casa no permite que estas situaciones sean seguidas más de cerca, según su coordinadora nacional. De hecho, "el trabajo en las escuelas y comunidades está suspendido, pero continuamos de otras maneras, nos estamos redescubriendo en esta ayuda comunitaria", dice la religiosa, que enumera algunas de las actividades que están desarrollando ahora, como hacer mascarillas, comprar y distribuir suministros y comida para los más vulnerables, participación en transmisiones en directo o filmación de vídeos de prevención.

Valmi Bohn denuncia los muchos errores del gobierno brasileño en la "prevención contra la pandemia y protección de nuestros niños y adolescentes cada vez más vulnerables". Ella ve el Día de Combate de la Explotación Sexual de Niños y Adolescentes, que está celebrando 20 años, como un momento de "mucha lucha, de las entidades de la sociedad que se unen para cuidar, proteger a los niños y adolescentes".

Esto debe ayudar a prestar más atención a "situaciones de violencia, abuso y explotación sexual, trata de personas, que pueden estar ocurriendo en este momento cerca de nuestros hogares o dentro de nuestras casas", según la coordinadora nacional de la Red un Grito por la Vida . Ella aconseja denunciar ese tipo de situaciones, insistiendo en "buscar todos los recursos para combatir este gran mal de la violencia, el abuso y la explotación de nuestros niños y adolescentes”, insistiendo en proteger la vida y la salud de los que amamos.

La Iglesia de la Amazonía, a lo largo del proceso sinodal, "ha contribuido mucho para dar visibilidad a la realidad de la violencia en los territorios de la Amazonía, principalmente el abuso y la explotación sexual y la trata de personas", según la hermana Rose Bertoldo. La religiosa señala que este problema, "apareció con gran fuerza en las escuchas sinodales, son grandes gritos de los pueblos de la Amazonía, que fueron llevados a la Asamblea Sinodal y también fueron traídos por muchos otros padres sinodales".

Todo esto se ha recogido en el Documento Final del Sínodo para la Amazonía, de una manera muy fuerte, reconoce a la hermana Rose, quien ha visto el proceso sinodal como un momento en que “la Iglesia de la Amazonía asumió esta superación de esta violencia, la misma REPAM asumió esto y trabajó en sus territorios, con varias acciones preventivas, de cuidado de la vida de la infancia”. Esta preocupación también está presente en las iglesias locales de la región amazónica, como es el caso del Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil - CNBB, donde la Red un Grito por la Vida tiene una fuerte presencia.

En este sentido, afirma la religiosa del Inmaculado Corazón de María, como REPAM, las Iglesias del Regional Norte 1 “han asumido como causa común el enfrentamiento de estas violencias, llevando a cabo varias acciones en las parroquias, en las comunidades, de enfrentamiento, no solo para dar visibilidad, sino principalmente para prevenir, alertar a niños y adolescentes sobre estas violencias”. En Manaos, la Asamblea Arquidiocesana asumió todo este proceso de superación de las violencias, una de los cuales es la violencia contra los niños y adolescentes. Desde la arquidiócesis, se han desarrollado varias acciones a través de las instituciones, la Red un Grito por la Vida, Caritas, Pastoral del Menor, como diferentes espacios que han aportado.

Dentro del proceso sinodal, los documentos que han surgido han abordado esta problemática. Según Rose Bertoldo, “en la misma exhortación Querida Amazonia, el Papa Francisco, justo en el primer capítulo, del sueño social, recuerda esta realidad de la violación de los derechos de los pueblos de la Amazonía y llama a la Iglesia a asumir este compromiso efectivo, especialmente frente al abuso, explotación sexual y trata de personas”. La religiosa insiste en que esto "es una causa común que la Iglesia ha abordado y ha respondido a estas violaciones de los derechos que lastiman tanto la vida, especialmente de niños y adolescentes".

Del 16 al 24 de mayo, la Iglesia Católica celebra la Semana LaudatoSi, conmemorando el quinto aniversario de la publicación de la encíclica. En esta coyuntura, el 18 de mayo, es otra oportunidad para descubrir que "el Papa Francisco nos llama a comprender nuestro papel en el cuidado de la casa común, en la defensa de la vida en su conjunto", afirma la auditora sinodal. Ella insiste en que "uno de los temas que aparece con mucha fuerza en la encíclica Laudato Si, es cuando el Papa le pregunta a la humanidad qué mundo queremos dejar para las generaciones futuras".

Desde esta perspectiva, la religiosa se pregunta "¿qué generaciones estamos formando para el cuidado de este hogar común?", insistiendo en destacar "la importancia de cuidar la infancia, porque un niño que es maltratado, que es violado en su cuerpo, en su dignidad, cómo cuidará esta casa que es común para todos nosotros”. No debemos olvidar que el cuidado infantil "siempre se hace necesario y urgente, especialmente en este momento en que vivimos una pandemia, donde el aislamiento social en sí mismo tiende a intensificar esta violencia contra los niños y adolescentes, especialmente el abuso y la explotación sexual", concluye Rose Bertoldo.