El mundo indígena siempre se ha visto discriminado, son pueblos olvidados Delio Siticonatzi: “es una satisfacción ver una Iglesia que se preocupa por la Amazonía”

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El Sínodo para la Amazonía ha mostrado que la Iglesia está respondiendo a los problemas que se viven en ese inmenso territorio

El Sínodo “ha significado una escucha, un diálogo, una compresión de la Iglesia en la Amazonía”, que ha servido para que la Iglesia responda a los problemas

“Algo fundamental es articular esfuerzos, trabajando en redes”, junto con una pastoral de presencia, no de visita

Entre sus sueños está “ver una Amazonía comprensiva con sus problemas, donde se puedan ayudarse mutuamente, donde se articulen trabajos para lograr el objetivo de preservar la naturaleza, vivir siempre en unidad, en comunión, como siempre lo han vivido”

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Los pueblos indígenas de la Amazonía se sienten escuchados, entienden que el Sínodo para la Amazonía ha mostrado que la Iglesia está respondiendo a los problemas que se viven en ese inmenso territorio. Delio Siticonatzi pertenece al pueblo asháninka, uno de los muchos pueblos originarios que tradicionalmente han habitado la Amazonía peruana.

Actualmente vive en Nokopi, un centro superior de estudios donde, con el respaldo del Vicariato de San Ramón, se forman indígenas de diferentes pueblos. Él fue uno de los representantes de los pueblos indígenas en la asamblea sinodal que tuvo lugar en Roma de 6 a 27 de octubre, y ha sido elegido por el Papa Francisco para formar parte del consejo postsinodal.

En su opinión, el Sínodo “ha significado una escucha, un diálogo, una compresión de la Iglesia en la Amazonía”, que ha servido para que la Iglesia responda a los problemas. Delio denuncia que “el mundo indígena siempre se ha visto discriminado, nunca lo han valorado, son pueblos olvidados”. Para superar esa situación, la Iglesia ha creado espacios “para que los jóvenes indígenas se superen y no vivan siempre pisoteados por esas grandes ideologías del mundo”.

Él espera que Querida Amazonía sea dada a conocer, recordando que habla de sueños, algo que a los indígenas les suena muy familiar. También ve que “algo fundamental es articular esfuerzos, trabajando en redes”, junto con una pastoral de presencia, no de visita. Entre sus sueños está “ver una Amazonía comprensiva con sus problemas, donde se puedan ayudarse mutuamente, donde se articulen trabajos para lograr el objetivo de preservar la naturaleza, vivir siempre en unidad, en comunión, como siempre lo han vivido”. Finalmente destaca su satisfacción con todo lo vivido en el proceso sinodal y con el hecho de “de ver una Iglesia que se preocupa por la Amazonía”.

Delio Siticonatzi

¿Qué es lo que ha significado todo el proceso sinodal vivido hasta ahora para usted y para los pueblos indígenas con los que convive?

El Sínodo, desde que el Papa Francisco llegó en la Amazonía, en enero de 2018, ha significado bastante, ha significado una escucha, un diálogo, una compresión de la Iglesia en la Amazonía. La Amazonía siempre ha esperado que le den algunas respuestas sobre las problemáticas que la afectan actualmente. La Iglesia supo responder, está respondiendo frente a esos problemas.

De cara al futuro, ¿cuál puede ser la influencia de este Sínodo en el trabajo que la Iglesia está llevando a cabo en la Amazonía?

La influencia que podría tener la Iglesia en la Amazonía para las futuras generaciones, nosotros esperamos que los vicariatos hagan el eco de esos trabajos que la Iglesia va planteando o ya planteó. En sí la Amazonía está sumergida en un mundo donde nadie puede llegar, solo la Iglesia, con los sacerdotes y otros agentes de pastoral, puede llegar en los rincones más distantes, más inhóspitos, de la Amazonía, buscando la formación de los pueblos indígenas. Especialmente, que la Iglesia se centré en los jóvenes, pues en los jóvenes está puesta la esperanza.

En Nokopi, donde usted vive, se ha apostado desde hace años por la educación de los jóvenes a partir de las culturas, ¿qué es lo que está suponiendo en la vida de las comunidades ese trabajo que la Iglesia viene haciendo?

Recordemos que el mundo indígena siempre se ha visto discriminado, nunca lo han valorado, son pueblos olvidados. En este espacio, la Iglesia puso una mirada donde el pueblo indígena vea que ellos pueden, donde no se les menosprecie, siempre a los indígenas se les ha menospreciado, diciendo, bueno, los indígenas no van a crecer, van a estar en su comunidad y nunca van a prosperar. Pero la Iglesia, como ha puesto la mirada en la Amazonía, ha creado este hermoso lugar para que los jóvenes indígenas se superen y no vivan siempre pisoteados por esas grandes ideologías del mundo.

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¿Qué significa para los pueblos indígenas, especialmente para lo jóvenes, esa propuesta que viene de un anciano, figuras tradicionalmente respetadas en el mundo indígena, de alguien que les ha escuchado, de esa figura que representa el Papa Francisco?

Para los jóvenes indígenas representa una esperanza, una esperanza donde pueda expresarse, donde puedan dar a conocer su vivencia, sus problemáticas, pues son ellos quienes mejor conocen sus realidades. Ellos tienen esa visión hacia la Iglesia, hacia el Papa, con su compromiso, con su entusiasmo de trabajar con la Amazonía y para la Amazonía.

En Querida Amazonía, el Papa Francisco ha estructurado la exhortación a partir de los sueños, que siempre han sido una dimensión importante en la vida de los pueblos indígenas. ¿Cree que el hecho de haberse expresado a partir de esa categoría de los sueños, ayuda a entender mejor el mensaje que el Papa Francisco está queriendo transmitir?

Esa palabra, Querida Amazonía, suena familiar. Todavía no te podría garantizar sobre esas cuestiones, porque aún la Querida Amazonía está en el bosque. No se ha descubierto todavía la Querida Amazonía, todavía, yo lo pongo en forma literal, está escondida, todavía no sale a la luz. Recordemos que nuestros pueblos indígenas están sumergidos en el vasto de los bosques, donde hay internet, donde no hay la tecnología que tienen las grandes ciudades. Los jóvenes, los adultos, los ancianos, los niños, no saben sobre esa exhortación apostólica que el Papa Francisco ha sacado a la luz. Inclusive los sacerdotes, no están sumergido en esto. Esperamos que los vicariatos den a conocer esa exhortación apostólica que habla de los sueños, algo que suena muy familiar, donde puedan conocer los jóvenes esa exhortación apostólica.

Usted ha sido elegido como uno de los miembros del consejo postsinodal, ¿cómo ese consejo cree que puede ayudar en el trabajo de los vicariatos y diócesis en toda la Amazonía?

Hay que recordar que ese es trabajo arduo, al que hay que dedicar el cien por ciento, para poder lograr el sueño de la Amazonía, el sueño de la Iglesia en la Amazonía y para la Amazonía. Lo fundamental es articular esfuerzos, trabajando en redes vamos a poder responder a las necesidades de la Amazonía, abrirse, irse a las comunidades, porque allí no llega absolutamente el mensaje, lo que el Papa comunica en la exhortación y aparece en el documento final. Hay que trabajar, dedicarse el cien por ciento para que la Amazonía pueda escuchar lo que la Iglesia quiere realmente para ella.

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Hablaba de que en la Amazonía es difícil que se conozca lo que pasa fuera y conocer lo que allí pasa. ¿Cómo la Iglesia podría ayudar a que se conozca su mensaje y para que el mundo conozca la riqueza que encierran los pueblos amazónicos y la propia Amazonía?

La forma más correcta para poder llegar a las comunidades de la Amazonía es haciendo pastoral de presencia, no de visita. La pastoral de presencia es cuando estás con la comunidad, compartiendo, y eso es lo más cercano que puede haber. Para mí, es algo que va a influenciar más y la Iglesia va a dar a conocer cómo la Amazonía es importante para el pueblo en sí, y como el pueblo debe darse cuenta de que su mundo es importante para los demás, no solamente para ellos.

Hablando de los sueños que el Papa Francisco tiene, ¿cuáles serían los sueños que usted tiene para la Amazonía en los próximos años?

Mi sueño sería ver una Amazonía comprensiva con sus problemas, ver una Amazonía donde se puedan ayudarse mutuamente, donde se articulen trabajos para lograr un objetivo, el objetivo de preservar la naturaleza, vivir siempre en unidad, en comunión, como siempre lo han vivido. Actualmente las comunidades son influenciadas por esas ideologías de la globalización, están sumergidas en eso. La cultura debe cambiar, pero debe cambiar en el lado positivo, no en el lado negativo, como está sucediendo ahora en la Amazonía.

Como indígena, como alguien que conoce la vida de la comunidades, personalmente, y en nombre de las comunidades de la Amazonía peruana, ¿se sienten satisfechos con todo lo que hasta ahora ha supuesto el proceso sinodal?

La verdad es que, desde mi propia experiencia, nunca supe de esos documentos, empezando desde la matriz, que la Laudato Si. Nunca lo conocí, pero una vez que lo descubrí, lo palpé, me llamó mucho la atención. Para mí ha sido una satisfacción ver una Iglesia que se preocupa por la Amazonía. Para mí ha significado bastante y significa más, como indígena es una satisfacción, ver que todavía hay fuerzas para seguir luchando contra esas grandes empresas que extraen los recursos, no solamente en esta parte de la Amazonía, sino en todas las partes de la Amazonía, que se encuentran afectadas, sienten el dolor de esos espacios que son o que han sido destruidos por el mismo hombre.

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