Domingo de Ramos Mons. Jorge Lozano: «Con los ramos en la mano y Jesús en el corazón»

Mons. Jorge Lozano
Mons. Jorge Lozano

Si bien se trata de un Rey Mesías prometido y esperado durante siglos, al llegar a su casa y a su templo se destaca como un Rey especial por aquello que no tiene y lo que trae

Son precisamente los pequeños y simples de corazón los que salen a recibirlo: niños, pobres que no tienen miedo o vergüenza a la actuación mal lograda a las apariencias

"No es simplemente una teatralización que se repite año tras año, sino la actualización de la Pascua"

Domingo de Ramos

La celebración del domingo de ramos nos anuncia el comienzo de la Semana Santa 2022. Si bien recordaremos acontecimientos históricos que están más allá de la novela o la fábula, reviviremos las narraciones de dramas y tensiones que pusieron al descubierto las intenciones ocultas en el corazón de muchos. Así lo comenta Monseñor Jorge Eduardo Lozano en su reflexión semanal que nos invita a caminar con Jesús para ser colmados de su bendición.

Hoy celebramos la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén y el secretario general del Celam recuerda que si bien se trata de un Rey Mesías prometido y esperado durante siglos, al llegar a su casa y a su templo se destaca como un Rey especial por aquello que no tiene y lo que trae.

Desprovisto de un ejército numeroso y bien armado, carece de corte lujosa, no hace alarde de la riqueza que impresiona, o los deseos de dominación que dan miedo. Jesús nos recuerda Monseñor Lozano «trae un Reino de paz, justicia, amor, libertad. No viene montado en un caballo adornado de lujos, sino en un sencillo burrito. Está acompañado por hombres humildes, trabajadores, pescadores, y algunas mujeres».

Y son precisamente los pequeños y simples de corazón los que salen a recibirlo: niños, pobres que no tienen miedo o vergüenza a la actuación mal lograda a las apariencias, ellos le aclaman con cantos y hasta con sus propios mantos, están contentos porque es un rey que no viene a llevarse nada, él no entra con el deseo oculto de saquear u oprimir. Solo viene a servir.

En esta línea el arzobispo de San Juan de Cuyo asegura que la entrada de Jesús en la vida del ser humano es igual, nunca quita nada por el contrario nos da todo. Usando ropa sencilla nos pide una respuesta de fe, desde luego, cada uno tiene la libertad de permitirle la entrada…la pregunta es ¿por qué no?

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«Estamos como en el umbral de una puerta. Podemos dar el paso para entrar o quedarnos a mirar desde afuera. Jesús quiere que entremos en su vida, y Él pasar a tu corazón,» afirma el prelado.

Ante la llegada de Jesús -afirma el prelado- podemos optar entre ser turistas o peregrinos. «El primero está de paso, sólo mira para aprender o tomar la foto del recuerdo. Tal vez hasta se admira de una belleza, pero su vida está en otro lado. El peregrino, en cambio, se compromete, entra en comunión, vibra espiritualmente, busca un encuentro que libera».

De cada uno depende el rol que se asuma y que en el Evangelio aparece retratado en los escribas y fariseos, las autoridades políticas y militares, los discípulos y seguidores, los envidiosos y enemigos, los que se adhieren ocasionalmente, su Madre, los apóstoles.

Monseñor Lozano explica que en este tiempo no solo haremos memoria de lo que es ampliamente «ya conocido«, también nos ocuparemos de celebrar porque estos acontecimientos se actualizan sacramentalmente, Jesús se hace presente en sus ministros y en la comunidad cristiana que vuelve a realizar lo sucedido en Jerusalén. «No es simplemente una teatralización que se repite año tras año, sino la actualización de la Pascua«.

La Semana Santa de este 2022 es especial porque tras dos años de restricciones por la pandemia, con algunas medidas y observaciones vuelven las celebraciones presenciales en la mayoría de los templos y Monseñor Lozano nos habla de la importancia de los signos en la celebración el llevar los ramos a la casa con la doble finalidad de colocarlos junto a una cruz en la pared, o al lado de una imagen o estampita de la Virgen o alguno de los Santos que acompañan nuestra vida de fe.

«Son signos que nos recuerdan haber rezado y cantado para que Él reine en nuestra vida, nuestra familia, nuestra patria. La otra finalidad es misionera«.

En la Semana Santa Jesús nos invita a entrar en un clima religioso y de oración. Nos tiende la mano y nos ofrece caminar a su lado. Con corazón sencillo y humildad al andar. Entrar en Jerusalén tiene una finalidad. Celebrar la última cena, lavar los pies, los artilugios del traidor, ser llevado preso, la negación del amigo, el juicio fraudulento, la pasión, el dolor de la madre, la cruz, la Pascua… Son momentos intensos de amor, elocuentes para algunos, tal vez no tanto para otros.

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