80 delegados de 15 países se reúnen en Guatemala Comenzó el Encuentro Nicea 1700 años: Una fuente viva para la misión, la comunión y el testimonio cristiano

"Mi mayor deseo es que, a partir de esta actividad, se fortalezcan los lazos y se abran horizontes para seguir construyendo, la unidad desde la fraternidad entre las denominaciones religiosas del continente”
"Rememorar las reflexiones que propuso Nicea es reconocer las perspectivas que abrió"
"El Concilio de Nicea aportó al diálogo a través de los procesos de discernimiento, reconocimiento de la diversidad y dignificación de la fe y la espiritualidad
"El Concilio de Nicea aportó al diálogo a través de los procesos de discernimiento, reconocimiento de la diversidad y dignificación de la fe y la espiritualidad
El Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1.700 años, inició su agenda de actividades este 1 de julio. Fe, unidad y esperanza es el lema que congrega a más de 80 personas de 15 países del continente en ciudad de Guatemala.
Un espacio de diálogo para analizar las fortalezas y debilidades del camino recorrido en materia de ecumenismo y diálogo interreligioso con la perspectiva de generar escenarios de encuentro y sinodalidad.

Abrir horizontes
Tomando como punto de referencia el aniversario del primer concilio ecuménico de la historia, monseñor Rodolfo Valenzuela dio la bienvenida a los presentes indicando que su mayor “deseo es que, a partir de esta actividad, se fortalezcan los lazos y abran horizontes para seguir construyendo, la unidad desde la fraternidad entre las denominaciones religiosas del continente”.
La primera jornada del Encuentro, estuvo dedicada a la reflexión sobre la fe. Por eso, las actividades se iniciaron con un espacio de oración simultánea que dispuso el ambiente y el corazón de los asistentes. Ritos acordes con la identidad de las familias religiosas presentes, entre las que se cuentan las Iglesias ortodoxa, greco católica, protestante y evangélica.
Esto sin perder vista, que dentro de la familia protestante hay delegados de los luteranos, anglicanos y metodistas; mientras que como parte del movimiento evangélico están presentes los pentecostales y bautistas.
En el caso de los católicos la celebración Eucarística fue presidida por monseñor Rodolfo Valenzuela, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala y miembro del equipo organizador del que también hacen parte Monseñor Lizardo Estrada secretario general del Celam, Humberto Shikiya vicepresidente del Centro Ecuménico Regional de Asesoramiento y Servicio (CREAS), el pastor Harold Segura director de Fe y Desarrollo de World Vision Mundial para América Latina y el Caribe, el laico Francisco Bermeo y los sacerdotes católicos Francisco Hernández director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del Celam y Marcial Macaneiro, profesor de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Paraná en Curitiba, Brasil.

Los aportes de Nicea
Tras la presentación inicial, los participantes descubrieron en las ponencias de Fray Jorge Scampini y Elizabeth Salazar las claves para comprender las circunstancias contextuales de Nicea y su correspondencia con la historia actual de los creyentes.
Scampini, se refirió a la actualidad e importancia dogmática y eclesial del concilio de Nicea. El primero en ser calificado como ecuménico, pese a las divisiones que experimentó la Iglesia a partir del siglo V, lo que en gran medida explica la atención que se le presta en el ámbito ecuménico, aún 1700 años después de su celebración.
Según el fraile dominico es un acontecimiento al que podemos acercarnos a través de las "obras científicas que estudian su integridad, así como el análisis que procede de un número considerable de congresos, coloquios, simposios o jornadas de estudios sobre el tema".
Rememorar las reflexiones que propuso Nicea es reconocer las perspectivas que abrió y entre las que Scampini destaca "la renovación de los estudios historiográficos y el aporte sobre nuevas interpretaciones de los acontecimientos y el papel de sus protagonistas".

Dignificar la fe y la espiritualidad
Igualmente, está el significado dogmático de Nicea del que Scampini resalta su formulación sobre la identidad entre el Padre y el Hijo, es decir, el primer término dogmático en la historia de la Iglesia, que actúa como “intérprete autorizado de la revelación".
Se trata de una primera formulación de la fe normativa que, al estar dirigida a toda la Iglesia, preserva la unidad de la fe, que se manifiesta en aspectos como la búsqueda de una unificación en la fecha para celebrar la pascua y el reconocimiento de la diversidad de prácticas que celebran un mismo misterio.
Por su parte Elizabeth Salazar de Chile, analizó cuatro aspectos que marcan la trascendencia del concilio de Nicea y sus aportes al diálogo; son los procesos de discernimiento, el reconocimiento de la diversidad y la dignificación de la fe y la espiritualidad.
Reflexión a la que se llega, entendiendo que hace 1700 años se buscaba una declaración de fe concluyente y final. Entonces advierte la teóloga, "la unidad de la Iglesia se reguló en términos de aceptación sobre las declaraciones oficiales y las verdades únicas".

El riesgo del dogmatismo
Mientras que ahora es fundamental crear espacios seguros que vivan el respeto, disfruten la reflexión y la libertad en Cristo. Espacios libres de dogmatismos y fundamentalismos que obstaculicen el pensamiento crítico y por ende las relaciones ecuménicas y el diálogo interreligioso.
Salazar invitó a "ser críticos del dogmatismo intransigente", porque impide el diálogo auténtico y el acercamiento a otras tradiciones cristianas, incluso a otras realidades humanas propias de este tiempo.
Durante la tarde, los asistentes al Encuentro participaron en un panel que aportó tres visiones de la fe. monseñor Ángel Macín de Argentina analizó las características de la fe trinitaria que nos identifica. Andrés Quevedo, profesor colombiano de teología y representante de la tradición ortodoxa, habló de la relación entre tradición y fe; mientras que Luana Golín, profesora brasileña de teología, compartió su visión sobre la experiencia de una confesión de fe común desde la tradición pentecostal a la que pertenece.
Una constante en la agenda del Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1.700 años, es que contempla momentos para el intercambio de experiencias en trabajos grupales. Espacios plenos de riqueza, cuyos resultados preliminares revelan un interés compartido por actualizar y encarnar el legado de Nicea,no como una reliquia doctrinal; sino como una fuente viva para la misión, la comunión y el testimonio cristiano para el mundo de hoy.