De las experiencias más duras en la vida es la de constatar la traición del amigo. Esto es lo que constata el autor del
salmo 40. “Incluso mi amigo de quien yo me fiaba, y que compartía mi pan, es el primero en traicionarme” (v. 10). Los que tenemos muchos años acumulados es casi seguro que lo habremos experimentado con amargura. Esta es la experiencia de Jesús ante la traición de Judas. Él lo había elegido para ser su testigo, uno de sus amigos, uno de sus compañeros en su misión. Esta también puede ser la traición de cada uno de nosotros ante la elección de Dios,
Él nos ha creado por amor y nosotros le damos la espalda.
En estas circunstancias del amigo traidor, uno se dice que
sólo puedes contar con Dios, él nunca falla, está siempre a nuestro lado y más en los momentos difíciles de la vida. Así lo constata el salmista:
“Tú me mantienes siempre en tu presencia” (v.13).
Ante la dura realidad de la traición,
Jesús nos da ejemplo desde lo alto de la cruz perdonando a sus verdugos.Texto: Hna. María Nuria Gaza.