El salmo 82 es la historia de un pueblo dominado por otro, como le ocurría al pueblo de de Israel. Por esta razón el salmista se lamenta de esta situación:
“¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta poniéndoos de parte del culpable? (v 2). El autor del salmo da un sabio consejo a los que detentan el poder:
“Proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y el necesitado, defended al pobre indigente, sacándolos de las manos del culpable” (v 4). Pero éstos no atienden a las súplicas de los que defienden al humilde y necesitado. Son para ellos gentes insignificantes que no merecen su atención. Mas
el autor del salmo advierte a estos malvados por más fuertes que se sientan morirán como cualquier hombre, caerán como uno de tantos (Cfr. v 6-7).
Al fin Dios ara justicia:
“Levántate, oh Dios, y juzga la tierra, porque eres el dueño de todos los pueblos” (v 8). Así Jesús acusado injustamente, ante el gobernador Pilato, comenta el P. dominico Pascal Martin, le dice:
“Ninguna autoridad tendrías sobre mí, si Dios no te la hubiera dado” (Jo 19,11).Al resucitar al tercer día, Jesús burla a los que lo condenaron a muerte y con su muerte nos da vida. Texto: Hna. María Nuria Gaza.